domingo, 31 de octubre de 2021

CAMBIOS


 

CAMBIOS
 
Y apenas ha quebrado el día de verano
 
ERIK A. KARLFELDT
 

   No sabe averiguar qué rasgos definen la propia identidad. Sigue sin comprender por qué cada vez que se mira en un espejo nuevo es alguien distinto.

(de Cuentos diminutos) 
 

 


viernes, 29 de octubre de 2021

LO SOCIAL COMO COMPROMISO

Vivir en el abrazo

 

LO SOCIAL COMO COMPROMISO
 
   Nunca he creído en el tópico del intelectual encerrado en la torre de marfil de su pensamiento. En cada sujeto conviven lo privado y lo público y es un estímulo de la vida diaria alentar estrategias de convivencia entre ambos espacios. Desde hace más de treinta años vivo en Rivas; soy testigo directo del crecimiento urbano municipal y de la formación de señas de identidad y uno de los rasgos que mejor definen nuestra manera de ser es la actitud ante lo colectivo, el compromiso con causas que rechazan el conformismo. La tarea del escritor no es distinta de la del hombre de la calle; ambos comparten el tanteo en las circunstancias de la naturaleza humana y se empeñan en profundizar en la solución de sus más perdurables incógnitas.
   Solo el trabajo con los demás revaloriza la utopía, nos hace protagonistas en el escenario de lo histórico. Somos individuos solidarios. Todo yo es otro.


 
                                                     
 

martes, 26 de octubre de 2021

DICCIONARIO PRIVADO

Notas a mano

 

DICCIONARIO PRIVADO
 
A Miguel Catalán,
con mi gratitud
 por su Diccionario Lacónico
 
 
Alas: Fisuras donde convergen tierra y cielo.
 
Amistad: paréntesis sentimental que imita la mudanza solar del girasol.
 
Certeza: perfil ilusorio de una opinión.
 
Envés: refugio donde celebramos conversaciones amicales con los que nos odian.
 
Metro: transporte colectivo donde viaja la soledad a solas.
 
Nube: tierra firme del sueño.
 
Sed: utilidad del jugo transparente.
 
Pedestal: altura migratoria que anticipa el salto al vacío.
 
Aforismos de definición


 
 
 

lunes, 25 de octubre de 2021

JOSÉ MARÍA JURADO. CUARESMA

Cuaresma
José María Jurado García-Posada
Ilustraciones de Pámpano Vaca
Cypress Cultura
Sevilla, 2020 


ASCESIS
 
 
   Tras la bisagra intersecular, la década que inauguró el tiempo digital ha emplazado en sitio visible un mapa  de voces emergentes. Llega al ruedo poético sin quiebras ni estridencias, pero con la mano alzada de un quehacer fuerte, que busca con empeño lugar propio. A esa foto generacional pertenece José María Jurado García-Posada (Sevilla, 1974), ingeniero de telecomunicaciones, narrador, columnista de prensa y autor de los poemarios La memoria frágil, Plaza de toros, Tablero de sueños, Una copa de Haendel, Gusanos de seda, Que por mayo era por mayo y Herbario de sombras. Tan amplia cosecha consolida una propuesta entusiasta, seleccionada en varias antologías, donde es reconocible el paso natural por una senda que ahora completa el poemario Cuaresma, entrega que incorpora un aserto clarificador sobre la naturaleza de los textos: Cuarenta visiones en los desiertos del alma.
   Percibida la convicción del creyente cristiano y católico, escribe el pórtico Lorenzo Clemente. Se recuerda el significado transcendente de la Cuaresma, periodo litúrgico que arranca el Miércoles de Ceniza y concluye casi seis semanas después, el día de Jueves Santo, cuando se celebra la Última Cena de Jesús de Nazaret con sus discípulos, antes del prendimiento y la crucifixión. Quien escribe, deja ecos de su fe como un intervalo de penitencia y austeridad, como una toma de conciencia sobre la fragilidad humana y su necesidad de ascesis y despojamiento.
  Esta íntima cartografía, impregnada de significado teológico, encuentra en Cuaresma una acompasada sensibilidad poética que a menudo dialoga con la interpretación plástica de Pámpano Vaca, en una conjunción cómplice y enriquecedora. Sobre el perfil de esta escritura, el autor aborda su desarrollo en el apartado “Atrio”. Allí sintetiza el carácter visionario de estos cuarenta textos, nacidos en febrero de 2010, y en los que sobrevuela la primera manifestación de un cambio estético, una variación de credenciales de naturaleza lírica.
  Las secuencias iniciales trasmiten un tono de onirismo irreal, como si los estratos del afuera cercano hubiesen adquirido otra dimensión que convierte a los gestos tediosos en ventanas de descubrimientos. Los elementos cotidianos muestran en sus aparentes mutaciones un universo pleno de arquitectura y simetrías, una encarnadura de aspiraciones trascendentes y símbolos. El canto verbal se convierta en disposición afectiva y testimonial, desvelando la terquedad insomne de lo cotidiano. Así se escribe una nueva poética de la visión en la que confluyen realidad e imaginación, un pacto de especulaciones sensoriales que enlaza con la sinestesia cromática de la celebración litúrgica.
  La meditación sobre las secuencias diarias transforma su significado; el trayecto ofrece un balance de gestos olvidados. Quien los protagoniza es portador de un colmado equipaje hecho de cansancio y desaliento. Al cabo, en la consumación de lo cotidiano se cumple la certeza de que toda la materia encontrará su lugar exacto en el vertedero. Todo parece inmerso en la quietud de una larga espera, como si fuese inminente un cambio, una mudanza, una larga ascesis que está ahí, inadvertida, bajo el amparo del silencio. Aguarda su primer movimiento para bajar desde las laderas del sueño, tras el sonido estridente del despertador.
  El campo visual despliega situaciones, cambia de escenario y añade elementos azarosos que acuden al poema, pretendiendo descubrir el orden sedentario que oculta su epidermis, como si la poesía fuese capaz de convertir en sedimento perdurable el vitalismo ensimismado del tiempo.
  El avance lector en ocasiones mantiene la apariencia de un retablo en el que, junto a la presencia firme del sujeto verbal, deambulan otros protagonistas. Así sucede en la anotación del día XX, que supone un homenaje al quehacer laborioso de la identidad femenina, desdoblada en su papel de madre y docente en ejercicio, sorteando contingencias. Lo mismo sucede con la estela de sombras de la ciudad nocturna que dibuja el poema XXVI, donde se reconstruye alrededor un transparente espejo de la condición humana.
  El texto que clausura el desarrollo del libro anuncia un carácter cíclico para que la apertura y el final enlacen y pongan los trazos de cierre a un pensamiento visionario que se expresa mediante estelas indagatorias y sueños. Se añaden a manera de apéndice dos textos, recogidos en el apartado “Nártex” escritos con posterioridad, aunque partícipes de la misma cosmovisión que los precedentes. Incidiendo un poco más, si cabe, en la utillería barroca y en el acumulativo despliegue de percepciones sensoriales, tan evidente en la Semana santa sevillana.
   El poema en prosa es una estrategia expresiva mantenida en el tiempo por José María Jurado García-Posada. Los que conforman Cuaresma destacan por la fuerza de sus imágenes y el pulimiento extremo de su dicción al conformar un viaje en el tiempo, casi un cuaderno autobiográfico de sensaciones y reclamos oníricos en el delimitado andar de los cuarenta días. El poeta reconcilia el ánimo con un ejercicio de ascesis sobre las preguntas del yo que tienen como centro la fe; que miran el desangelado paisaje del ahora para percibir la compañía de la soledad, la superficie gris que empaña el horizonte.

JOSÉ LUIS MORANTE

   
 
                                                                    

sábado, 23 de octubre de 2021

LAS LLAVES DEL FUTURO

Extravíos

 

LAS LLAVES DEL FUTURO

Para Matías y Ana
 
 
A  los que guardan los residuos del sueño hasta el primer café de la mañana.
 
A los que entienden las relaciones personales como un contrato hecho de apremios y cláusulas abusivas.
 
A  los que no temen a las palabras porque con ellas manifiestan
la voz de la razón.
 
A los que se fueron y dejaron los contornos cotidianos más despejados.
 
A los que se asoman al abismo que existe detrás de cada hombre y extienden los brazos para el rescate.
 
A los que leen libros con paso paciente y descubren el perímetro de su escritura.
 
A los que caminan por sendas de ruinas y torres.
 
A los enemigos que no hallaron en mí un rival digno sino la antítesis del héroe, una espina pequeña en la garganta.
 
A quienes no negaré sus logros más claros: una estupidez creciente y en indiscutible progreso.
 
A todos, mis disculpas por pensar hoy solamente en Ana y en Matías y desear que en los rincones abiertos del tiempo común encuentren juntos las llaves del futuro.

(Celebración)




 
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jueves, 21 de octubre de 2021

JUAN DE BEATRIZ. CANTAR QUÉ

Cantar qué
Juan de Beatriz
XXI Premio de Poesía Emilio Prados
Editorial Pre-Textos
Málaga, Valencia, 2020

CADA DÍA LA LUZ

 

 
   Los buenos pasos iniciales, forjados en el sosiego de la calidad y en el quehacer paciente de las bibliotecas, propician de inmediato un movimiento de traslación hacia la arquitectura central del espacio literario actual. Así sucede con la escritura de Juan de Beatriz (Lorca, 1994), graduado en Filología Hispánica con Máster en Estudios Literarios y Teatrales. En 2018 consiguió el I Premio Internacional de Investigación literaria revista Crátera. Y con su primera entrega poética Cantar qué obtiene  el prestigioso certamen de Poesía Emilio Prados. Son dos excelentes registros de atención para abordar la obra de Juan de Beatriz, becario de la Fundación Antonio Gala en el curso 2020-2021, donde el libro Cantar qué adquirió su definitiva redacción..
   El joven poeta recurre a elementos paratextuales de solidez matérica, con citas de Olvido García Valdés, Hugo Friedrich y José Ángel Valente, cuya perspectiva semántica tiene un claro enlace con la dedicatoria personal del libro: se canta, como advertía Machado, lo que se pierde, y así lo corroboran los dos poetas elegidos. Sirven de balizas orientadoras para un título, Cantar qué, cuyo escueto enunciado ratifica la indefinición que muestra umbrales y amanecidas al yo poético: “Tan solo en éxtasis se aprenden / las más altas lecciones…” De este modo, la entrega poética de Juan de Beatriz apunta firme hacia una concepción de la poesía cercana a la intuición visionaria y la confianza en los estratos simbólicos del poema. Acerca del descubrir  esas claves secretas que hilvanan la esencia interior del poema también insiste la reflexión “Saborear el fruto” de Antonio Gamoneda que ratifica el carácter inefable de la creación, más allá de la senda logística del conocimiento racional.
   Como síntesis del ser esencial de quien escribe, Juan de Beatriz comienza senda con miradas introspectivas hacia el hablante verbal y hacia el magma integrado en la composición, más allá del sedimento argumental y de su condición de estrategia comunicativa. Leemos en el poema en prosa scriptorium: “Sin embargo, a oscuras de sentido, estás cantando, para que lo invisible estalle y cuente su porqué”.
    Si en la senda inicial “cantar qué” prevalecía una cierta preocupación metalingüística que hacía del lenguaje una realidad diseminada en los significados,  la voz reflexiva de “Carne de asombro” amplía el hilo de asuntos y conforma un apartado en el que conviven la reflexión sobre la mirada del sujeto frente a lo aparente, y cómo afecta esa realidad oculta a la propia condición de ser. En el espacio interior del poema se localizan también las incertidumbres de la percepción, la condición transitoria del estar y la presencia del amor como centro neurálgico, tan presente en el poema fragmentado “Cuádruple forma de la ausencia”, un hermoso texto marcado por la ausencia.
   La contemplación del entorno descubre un espacio interior en que se localizan asimetrías y claroscuros, esa piel de la paradoja y la contradicción que esconde la cadencia estacional. Así sucede en la instantánea que cobija el haiku: “Cuántos inviernos / esconden los jardines / en primavera”. El marco de percepciones abriga su condición perecedera en el entorno doméstico donde también encuentre cauce lo vivido, esa memoria que acoge a presencias tangibles como la abuela o las caras de cansancio de lo laborable: “Cada día temprano / un metro en hora punta / es una flecha que lanza ficciones al futuro”.
   La evocación toma la palabra para luchar contra la desmemoria y para comprender la lengua del silencio. Y junto a ese rescate del pretérito y de sus siluetas más afectivas, la pulsión  del amor, tan presente en la sección “Todo lo cóncavo”. En ella el pensamiento como veta nutricia del poema observa y escarba. No se entrega a la mera contemplación sino que clarifica sus interrogaciones: la esperanza, el deseo que desquicia la calma con su urgencia, el otro como justificación existencial. Y el recuerdo tenaz de quien perdura más allá de la ausencia, en hueco, socavón, vacío y ceniza, dando pie a la copla manriqueña o, mejor, dando continuidad al magisterio de Miguel Hernández, por más que el poema deje como umbral unos versos de Abraham Gragera.
   Los poemas finales, que conforman  “Adiós al tiempo de las rosas” se empeñan en abrir un nivel de gratitud al legado literario, recreando el tema de la rosa con el matiz implicado del homenaje afectivo al abuelo. O glosando a la literatura como brizna de permanencia ante la caducidad del existir. La coda “Bolaño me da el tono y cierro Cantar qué”  pone término al poemario con la percepción del lenguaje como un tránsito que solo encuentra su significado en lo inefable, en la negación de lo explícito. Es necesario desandar el lenguaje, asumir que tan solo somos “ceniza en la ceniza” como si la existencia cerrara un círculo orbital, una realidad transcendida
  El yo poemático de Cantar qué dicta la amanecida de un poeta que ubica su voz en en la sugerencia, que hace de la evocación y la memoria una excusa reflexiva sobre las variantes y arritmias del lenguaje, sobre el empeño inútil del canto que tantea en lo oscuro.
 

miércoles, 20 de octubre de 2021

EN EL BORDE DEL TARRO

Belleza

 

EN EL BORDE DEL TARRO

 

   Desenrosca con mano inquieta la tapa del tarro. La incertidumbre todavía sospecha que, de su interior, saldrá un dragón contraído. Desecha el miedo y tiene suerte. En el borde del frasco roza sus dedos el vistoso arco iris de un colibrí.

(De Cuentos diminutos)



martes, 19 de octubre de 2021

JORGE LUIS BORGES. REGRESOS

Pensar, sentir, leer
El bibliotecario
Jorge Luis Borges


 

JORGE LUIS BORGES

La duda es uno de los nombres de la inteligencia
J. L. Borges

 
   Hoy los ordenados libros de Borges me miraron con el ceño fruncido. Hace meses que no los leo. Acepté de inmediato culpa y desidia, aunque argumentando que mi admiración por el escritor sobrevive con tenacidad y diseñé, en pocos minutos, un plan de relectura.
   Reconstruiré antes la personalidad del argentino con libros de Marcos Ricardo Barnatán, Alberto Manguel y con  la primera edición en castellano de Un ensayo autobiográfico, texto ilustrado con más de un centenar de fotografías.
   En algún cajón de mi escritorio, un cuaderno manuscrito relata una evocación detallada de mi pasión por Borges, expuesta en artículos, reseñas y poemas, y alimentada por la creencia de que no existe en su literatura una página que pueda considerarse un terreno vacío.  
   Me espera un largo viaje en el que me conviene recordar que “leer es una actividad posterior a escribir, más resignada, más civil, más intelectual”.

(Apuntes del diario)

lunes, 18 de octubre de 2021

LA SEMILLA

Otoño
Archivo de imágenes
PixHere

 

LA SEMILLA
 
En la fragilidad de la semilla
hay un rumor en curso
donde pliega sus alas el prodigio.
En él escarban
futuro las raíces
y vislumbran los troncos
tercas ramas
que buscan en el aire
el golpe sostenido de la luz.
 
Somos en la semilla
reflujo de estaciones
y sombras anegando
un tragaluz con pájaros.
 
A resguardo, consigo,
surco adentro,
en la semilla insiste
el pulso cardinal de otra semilla.

            (De nadar en seco)


domingo, 17 de octubre de 2021

BLAS MUÑOZ PIZARRO. EL PASO DE LA LUZ

El paso de la luz
Blas Muñoz Pizarro
Ilustraciones de Pablo Santin
Prólogo de José Antonio Olmedo López-Amor
Isla negra Editores, Crátera Editores
San Juan de Puerto Rico, Catarroja, Valencia, 2021

UN CÁLIDO TEMBLOR
 

    Blas Muñoz Pizarro (Valencia, 1943) consiguió en 2012 el Premio de la Crítica Literaria Valenciana. Era el reconocimiento institucional a una dedicación poética discontinua que comienza en el intervalo novísimo con la entrega Naufragio de Narciso, volumen de poemas escritos entre 1971 y 1973. Reinicia senda en 2007, cuando agrupa composiciones, sueltas y premiadas en diferentes certámenes, en algunas panorámicas selectas. Con fértil madurez, el filólogo y profesor de latín ha ido creando un intenso corpus lírico, a resguardo de modas epocales y corrientes gregarias, seleccionado en la muestra De la luz al olvido. Antología personal (1960-2013), un mirador del largo recorrido, impulsado por la editorial Vitruvio en 2015.
  El paso de la luz amanece con un análisis categórico de José Antonio Olmedo López-Amor, poeta, aforista, crítico e impulsor de la revista Crátera. En la exploración incide en la sensibilidad lírica y en su propuesta simbólica en el uso de elementos físicos y conceptuales. Así se percibe con el  cálido temblor del sustantivo luz. Su semántica se manifiesta como apelación discursiva del cauce existencial, cuyo tono de voz, inexorablemente, desemboca en la desolación y la sombra.
   El fluir textual muestra como compañía una lectura plástica del pintor argentino Pablo Santin, quien ajusta los latidos de su pintura al discurrir versal. Las propuestas explícitas se velan para sondear el silencio expandido de la interpretación. Queda conformada una entrega a dos voces estéticas, asentadas sobre un tablero dialogal. El sondeo básico argumental es la idea de un tránsito, donde el hablante lírico mantiene su orfandad. El pensamiento aborda, con rumor intimista, ese estar a solas frente a la exterioridad. El denso cansancio que aposa lo diario en la condición humana.
   Las composiciones, junto a las incisivas propuestas visuales de Pablo Santin, tantean en la trayectoria orbital de los significados. Juntas, fertilizan un impulso vital para superar la incertidumbre que genera ese rumor de fondo que convierte el vaivén cronológico en un simple bascular, un cúmulo de pérdidas y ausencias que hacen del vacío final una restitución.
   Desde ese itinerario por la incertidumbre emerge el verbo figurativo de Blas Muñoz Pizarro, claro, límpido, teñido por ese caminar reflexivo del solitario que percibe un entorno crepuscular, no exento a veces de gelidez y frío. El intimismo aflora, no para evocar la queja por la condición transitoria del yo, sino la presencia tenaz de identidades sombras afectivas que hicieron más habitable la grisura diaria. Como si fuera un único poema fragmentado, cada verso de cierre abre la siguiente composición. Las palabras refuerzan el percibir de los elementos que no son sino reflejos especulares de la sensibilidad de quien mira. Se cuestiona el papel del hablante verbal, como enunciador de percepciones en el mirador cotidiano. Los sentimientos se apaciguan, adquieren una sosegada quietud sin imposturas, más allá de esa fuerte conciencia de finitud que atestigua que todo es invierno, un puñado de sombras y ceniza. No importa; también en ese escenario crepuscular es posible la unión de la luz con la inocencia.
  El quehacer del poema se afirma como un viaje introspectivo que genera autoconocimiento y esa labor sin tregua del viaje interior que busca respuestas en las grietas más profundas de la identidad. Lo vivido aporta al ser una pluralidad de sensaciones que también invitan al canto, a celebrar que cada ser adquiere su forma definida y su sentido, su plenitud crecida por la claridad del sentir. Hágase la luz, dice el silencio, y nace en el poema un oro nuevo de abril y primavera que destierra el invierno y viste los sentidos de irisada belleza.
   El continuo latido estacional disgrega en el azul del aire impresiones fugaces. En ellas deja su latido  una naturaleza cambiante, que expande indefiniciones y contrastes. Queda en la conciencia la oscura sensación de que no podemos comprender lo que sentimos con la sola contemplación sino con esa luz de la conciencia que habita dentro, donde conviven los huecos de la ausencia y los sedentarios residuos de la memoria. También la muerte se percibe como disolución de la realidad, capaz de germinar en el cauce meditativo un epitelio de inquietud, una dermis que vela el resplandor difuso del deseo.
   El paso de la luz, que aporta también un epílogo aclaratorio del autor sobre la contingencia escritural de los poemas, construye una intensa indagación del magma vivencial, posada sobre el discurrir sosegado del presente. En cada uno de los fragmentos líricos, definidos como intervalos mensuales, perdura un cúmulo de nada transitoria conformando la autobiografía sentimental del sujeto verbal. La cadencia versal, transparente y precisa, muestra esas circunvoluciones en las que se disipa la existencia. Nada es lo que fue; ahora es un discurrir que parece adentrarse en un terco callejón sin salida. En la luz renacida del despertar, todo adquiere la dimensión especular del recuerdo, una luz transfigurada, como escribe con sintética precisión el poeta Gregorio Muelas Bermúdez, “que se refracta en doce haces con forma de poemas encadenados". Se hace necesario el retorno a la casa encendida, esa potestad de resguardo que deja en las palabras la fuerza compartida del nosotros: “¿Quiénes somos tú y yo, si ya no somos / aquellos que aún se aman, como siempre?”. 

JOSÉ LUIS MORANTE


viernes, 15 de octubre de 2021

TRADUCCIÓN DE AFORISMOS AL RUMANO DE MÓNICA DRAGOMIRESCU

Mónica Dragomirescu

Monica Dragomirescu (1996, Vaslui, Rumanía), traductora, historiadora y museógrafa. Ha obtenido varios premios (I, II, III y menciones) en concursos nacionales de lengua española, durante la preparatoria (2011-2015). En el mismo periodo de tiempo ha recibido el diploma DELE, nivel B2, emitido por el Instituto Cervantes de España. Ha comenzado a traducir poemas, relatos, ensayos y artículos para la revista "Horizonte Literario Contemporáneo" en el 2012-2013 y novelas, poemarios, antologías para su colección de libros "Bibliotheca Universalis" en el 2014. Ha obtenido el diploma de traductora (dominio: literatura) emitido por el Ministerio de Cultura de Rumanía, en el 2016. Licenciada en Historia (2018), en la Universidad "Lucian Blaga" de Sibiu. Entre enero de 2019 y septiembre de 2020 trabajó como museógrafa en el Museo Distrital "Stefan cel Mare" de Vaslui, departamento Arqueología e Historia Medieval. Maestría en Patrimonio y Turismo Cultural, graduada de la Universidad "Alexandru Ioan Cuza" de Iasi (2020). Entre septiembre de 2020 y febrero de 2021 vivió en Monterrey, Nuevo León, en México. Entre abril y septiembre de 2021 trabajó como Agente de Servicio al Cliente de Amazon España. Actualmente regresó a Monterrey, donde sigue desarrollando su actividad de traductora. 

AFORISMOS

 (Julio, 2021)


No confío mucho en mis certezas. Todas adolecen de desfase horario.

Nu am prea multă încredere în certitudinile mele. Toate suferă de nesincronizare orară.


También cuando acierto, mantengo la distancia.

Chiar și atunci când am dreptate, păstrez distanța.


En la biblioteca personal, hay poesía que huele a tanatorio.

În biblioteca personală, există poezii care miros a pompe funebre.


En el césped del verano hay desnudos que se secan en mis ojos.

Pe pajiștea verii, există nuduri care se usucă în ochii mei.


Duerme tranquilo. Al despertar, no te espera nadie.

Dormi liniștit. Când te trezești, nu te așteaptă nimeni.


El apogeo de la vanidad precisa en la piel el doble ombligo.

Apogeul vanității necesită pe piele de un buric dublu.


La opción de olvidar por imperativo estético.

Opțiunea de a uita din obligativitate estetică.


Saltó cuando supo que había para él un lugar en el aire.

A săltat în sus când a aflat că exista un loc în aer pentru el.


La humildad tiene la desolación de un piso sin muebles.  

Modestia are dezolarea unui apartament fără mobilă.


Las palabras en verano tienen la piel enrojecida y arena en los pies.

Vara, cuvintele au pielea înroșită și nisip pe tălpi.


El intimismo soporta mal el estorbo de la verdad.

Intimismul suportă greu povara adevărului.


En la senectud  las utopías bajan la voz.

La senectute, utopiile coboară vocea.

JOSÉ LUIS MORANTE

Traducción: Monica Dragomirescu

Encargada del Departamento Hispano
Revista HORIZONTE LITERARIO CONTEMPORÁNEO
http://contemporaryhorizon.blogspot.com

jueves, 14 de octubre de 2021

FUERA DE HORARIO

A solas


 

FUERA DE HORARIO
 
 
   Suele dormir hasta muy tarde. Mientras duerme tiene una respiración pudorosa y hermética. Vela sin descanso la llegada de esos sueños que parecen salidos de las nubes. Cree que los sueños ajenos quedan fuera de los que madrugan para salir a pie de calle y se incorporan a esa confrontación solar de itinerarios y pasos perdidos.
   Sometida a una terca vibración inmóvil, sigue bajo el amparo de las sábanas. Sin ataduras visibles. Fuera de horario.

(De Cuentos diminutos)

miércoles, 13 de octubre de 2021

PATOLOGÍAS Y CADENAS

Cadenas
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

PATOLOGÍAS Y CADENAS
 
 
   En un tiempo lastrado por el ego individual y el sálvese quien pueda, las celebraciones colectivas sobre la historia común son necesarias. Recuerdan las raíces que nutren el ahora. Aunque los asistentes, también en compañía, demuestren la mirada individual. Ayer, sonaron estridentes y anómalos los abucheos a Pedro Sánchez. Una rareza mental: es absurdo acudir a una celebración para boicotear su desarrollo. Al cabo, los insultos no necesitan argumentos, solo fisiología aérea.

    La definición del poder asume una polivalencia semántica. Es un error considerar cerrado el concepto con rasgos únicos; simplemente las características se yuxtaponen sin lindes excluyentes. Faltaron a la cita con nuestra historia los ínclitos pedigüeños del nacionalismo periférico (un gesto de galería para sus votantes) y el presidente de Castilla La Mancha, este último por problema de agenda; su peregrina excusa recuerda la anécdota del novio que no acude a su boda por tomarse una cerveza. Gente fina. 
 
    El president, tras los habituales desafueros verbales de cada día, confirma que la mesa de negociación solo acabará con la independencia; es una buena definición del infinito; también de su concepto del acuerdo y del diálogo.
 
    Leo Breve historia de la misoginia (Ariel, 2019), de Anna Caballé. No siempre estoy de acuerdo con sus aseveraciones, pero me parece un ensayo riguroso y veraz para fomentar relaciones basadas en el respeto mutuo y contener a los nuevos practicantes del patriarcado antropológico.
 
  Toda ideología proyecta anhelos y frustraciones; plantea la elección o el rechazo de valores éticos. Y su sedimentación se aposa en la tinta fresca de las palabras. Pero la escritura necesita libertad creadora para materializar sus pasos en el aire. Sin patologías y cadenas.
 
(Apuntes de Prosa política)
 
  

martes, 12 de octubre de 2021

POEMA A ESPAÑA

Invitación al viaje
(Estatua de Cristóbal Colón, Barcelona)

 

ESPAÑA
 
         De haber nacido, haber
         nacido donde estoy:
         en la España sombría
         y heroica de hoy
 
              BLAS DE OTERO
 
 
En su largo trascurso reconozco
grava suelta y arena,
el andar negligente
de un viajero cansado.
España ya no existe como tema poético,
es  solo un sustantivo que dormita
en el viejo jergón
de un poeta social.
 
Quien se acerca al motivo desempolva
limos y arqueología,
el perfil cartográfico
de semántica triste
que rechazos y odios
confunden con espíritus tribales.
Su oratoria proclama
secesión y ruptura,
 hierro firme
que punza voluntades.
 
Yo, sin embargo, encuentro
en las tres sílabas
esa tierra común
donde creció la culpa y la vergüenza,
pero también la luz
que desvela un principio,
una conciencia mítica,
unos itinerarios de regreso,
un bar abierto en el amanecer.
 
España es el ahora:
sombrío espacio y crisis;
la angustia de la grada y el aplauso
a un equipo de fútbol
de palmarés creciente y talla media;
una bandera, un himno y un idioma
para afirmar que sí.
Oculto en el poema sobrevive
el caos de un país imaginario;
un cúmulo de síntomas
que ya nadie resuelve
y en el que ya no arraiga el mediodía.
Pero guardo por dentro
el rigor de su sed y su pobreza,
el no lugar del náufrago.
 
 
                   JOSÉ LUIS MORANTE
 
                  
 

lunes, 11 de octubre de 2021

FOTOGRAFÍAS DEL YO

Busto de Antonio Machado
(Segovia, Casa del poeta) 

FOTOGRAFÍAS DEL YO
 
   Cuando el estiaje de los años le llevó a la sedentaria conformidad definitiva de no decir nada, eran sus fotografías antiguas las que a diario cambiaban gestos y alborotaban los abrazos de vocales y consonantes. Él consentía. Pensaba que las imágenes eran zonas de paso entre pretérito y presente.
   En ellas habitaba  una voz encendida, la apacible ternura del silencio que quiere recordar.

(De Cuentos diminutos)



 

domingo, 10 de octubre de 2021

OBITUARIOS

Vigilia
Imagen del archivo general
de Internet

 

OBITUARIOS
 
Sí, ya he oído todo. Ahora solo me falta callarme
 
ANTONIO PORCHIA
 
Antes de la irrealidad olvidé pedir un finiquito desglosado.
 
Qué vehemencia esos moradores de la oscuridad que solo buscan un interruptor.
 
Aquí el silencio tiene una frecuencia de banda ancha.
 
Antes de saltar por aquel acantilado dijo que iba a algún sitio. Pero no recuerdo dónde.
 
Si solo flotan los fantasmas, qué hago yo aquí, suspendido en el aire.
 
La quietud no contagia ninguna empatía. Las cosas al otro lado de la vida tampoco funcionan.
 
Infierno y paraíso, dos reductos esquizofrénicos que añoran la rehabilitación del purgatorio.
 
Desde la sombra, los haces de luz son periferias borrosas.
 
Hay excepciones. Como Lázaro. Pero regresó pronto.
 
Vivir es fácil; como hacer aforismos con una caja de herramientas.
 
Llegué tarde a todos los momentos esenciales de la existencia. Confío en que al menos mi muerte tenga una puntualidad estricta.
 
 Aforismos inéditos


 

sábado, 9 de octubre de 2021

LIBROS ANTIGUOS

Poeta en la Feria del Libro Antiguo
(Cuesta de Moyano, Madrid, 2021) 

 

                                                                                            A María Aveiga


Frutos caídos.
Tienen la piel ajada
y olor a tiempo.

  (inédito)

jueves, 7 de octubre de 2021

AHORA CONTINUO

Murales en Rivas
Fotografía
 de
Javier Cabañero Valencia

 

AHORA CONTINUO
 
Desconfía de los que nunca ríen,
no son personas serias.
 
JULIO CÉSAR
 
 
El ahora continuo es un mural de pared sobre el que se van fijando vivencias y acontecimientos al paso. Casi siempre predomina el color gris, como en un cielo cejijunto que amenaza tormenta.

Anoté en mi agenda esta reflexión del novelista y académico Luis Mateo Díez: “El humor es un elemento esencial de la lucidez. Pertenece a la mirada más compasiva y comprometida, no como paliativo, sino como complejidad”. Sospecho que cuando nací hubo una distracción y mi humor se perdió en algún sitio. Así que busco a quién plantear una reclamación de urgencia.
 
Escribir es descubrir… Pero qué.
 
La ideología falsifica los sentimientos y convierte al pensar en un virus ensimismado. Para los conservadores regular el precio de los alquileres, impedir el saqueo atroz de las eléctricas o cerrar los paraísos fiscales son atentados contra la propiedad privada y la democracia. Tal argumento lleva a preguntarse: Pero la propiedad privada de quién; o qué democracia, ¿la de las élites económicas?

Con frecuencia Mario Vargas Llosa, admirable novelista, lleva al lodazal su inteligencia al reflexionar sobre el estado de derecho. Sus pedradas verbales son erratas en su magnífica trayectoria.

La igualdad ante la ley se hace arquitectura fantasmagórica si la impunidad del delito se aplica al pintoresco rey emérito. Los que respetamos la constitución entendemos que esa impunidad se aplica solo al ejercicio de sus funciones como cabeza del estado, no al trapicheo mercantilista de su vida privada.
 
Hoy lo real tiene tal contundencia imaginaria que parece ficción pura.

Apuntes del diario



miércoles, 6 de octubre de 2021

ISMAEL CABEZAS. MÚSICA QUE ESCUCHARÉ CUANDO HAYAS MUERTO

Música que escucharé cuando hayas muerto
Ismael Cabezas
Prólogo de Carlos Serrato
La Garúa, Poesía
Barcelona, 2021


EN MITAD DE LA NOCHE

 
  El recorrido creador de Ismael Cabezas (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1969) congrega las entregas Paisaje para un ciego (2008), Pisadas en la nieve sucia (2015) y Sutura (2015), además de algunas composiciones de colaboración con los artistas plásticos Yeyo Argüez y Juan Carlos Bracho. Es, por tanto, protagonista de un caminar poético sosegado, por más que haya colaborado en un buen puñado de revistas literarias y haya impartido algunos talleres de creación.
   Desde la introducción “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” de Carlos Serrato se hace hincapié, con claro referente pavesiano, en que la palabra poética de Ismael Cabezas lleva consigo un enfoque que entrelaza la conciencia de finitud, el afán existencial de resistencia, la mirada introspectiva y una pesimista reflexión crítica sobre el estar temporal. Son estratos germinales que ratifican un decir elegíaco que encuentra entre las grietas del tránsito vital un caminar esperanzado, un destello callado de belleza en el epitelio crepuscular del frío. Eso es lo que corroboran también las dos citas que sirven de umbral. La de J. M. Caballero Bonald: “Porque logré sobrevivir lo escribo”, y la de Sharon Olds: "Yo compartí mis secretos / con vosotros, queridos extraños”.
   El conjunto verbal deja como amanecida la composición “Elogio de la belleza” cuya línea argumental recuerda la capacidad terapéutica del arte. Las palabras saben abrir sentidos, hacen del poema un refugio para habitar la intemperie. El poema se hace afán comunicativo y naturalidad expresiva, como es norma en la fuerza impulsora de Raymond Carver, uno de los magisterios de Ismael Cabezas, que se anima a practicar los círculos expansivos de la variación.
  La cita de José Ángel Cilleruelo “Un hombre es la ciudad en la que vive” anticipa el núcleo argumental de varios poemas donde el tedio urbano constituye un propicio escenario, impulsor de soledad y conciencia abrumadora del fracaso. En ellos adquiere recorrido una senda cognitiva que unifica percepciones y requiere la aceptación de que en ese espacio, donde conviven vulgaridad y miseria. En ese lugar no hay sitio para ninguna épica. En el apagado espacio de lo diario, la lectura  es un latido vitalista y regenerador, por el que la conciencia adquiere una identidad nueva. Cavafis, Trakl, Joan Margarit, José Mateos o Blas de Otero ayudan a esbozar la propia poética en la vigilia: “Sé, como bien les digo, muy poco sobre dioses: / sólo sé de hombres que escupen sangre de sufrir a solas”.
  La huella interior de la música de The  Smiths, Siouxsie y Chet Baker también construye sus propios recorridos argumentales. Las canciones alertan sobre un tiempo generacional contaminado por la dicción áspera de la derrota. De esta actitud estética deviene un ideario vital que tiene mucho de funambulista objetividad: “Cruzar el abismo o ser parte del abismo”.
   En los poemas de Música que escucharé cuando hayas muerto predomina una atmósfera nocturnal, hecha de grises y melancolía, como si el hecho de vivir solo fuera posible casi al raso. Ni siquiera la música o el arte, que guardan impolutos su carga de belleza y compañía, son capaces de anular la evidencia de lo transitorio. Estamos destinados a ser viejas fotografías que van perdiendo sus rasgos en el tiempo. El poema “Declaración” dibuja esa distancia que aleja la esperanza de un horizonte limpio y sosegado. Quien escribe siente en su caligrafia la oscura lógica del delirio: “Es todo cuanto puedo escribir, / inútiles palabras en mitad de la noche / sobre todo cuanto amé y odié”. El poema entonces se hace presagio y elegía, advierte sobre el paso cercano de la muerte, hace memoria de una vida triste, hecha al azar con palabras gastadas por el tiempo.    

JOSÉ LUIS MORANTE




martes, 5 de octubre de 2021

CASA VACÍA

Espera
Archivo general
de internet

 

CASA VACÍA

 

   En esta casa ya no vive nadie, aunque están todos los moradores que ocuparon sus habitaciones. Escucho su fisiología desperdigada en pasos, susurros, toses o gemidos. De cuando en cuando callan, como si se hubiesen mudado por unas horas a otro lugar. Pero siempre regresan. Esta noche olvidaron cerrar la puerta de la entrada y apagar las luces. Alguien me despertó. No supe qué decir; me siento un extraño ocupando una casa vacía. Ellos me reconfortan y justifican mi presencia: “alguien debe soñarlos”.

(De Cuentos diminutos)



lunes, 4 de octubre de 2021

MÁS ALLÁ DEL LUNES

Primer café

 

MÁS ALLÁ DEL LUNES
  
 
El final de ruta añade a la topografía habitual una fotografía desenfocada del paraíso.
 
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La indecisión transforma cada paso en cruce de caminos.
 
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El observador comprende cuando escucha la trama argumental del paisaje.
 
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Ítaca y el impulso del viaje. No la meta sino el recorrido.
 
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Sin regreso el viaje es estéril.
 
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Empleaba la lentitud del sedentarismo en diseñar mares con olas fijas.
 
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De algunos viajes vuelven otros.
 
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El exilio interior. Un bosque de árboles trasplantados y especies exóticas.
 
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“Me gusta avanzar con paso firme”. Dijo frente al silencio de los acantilados.
 
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Perseguir la estela del yo. Ir más allá del lunes. Hacia dentro.
 
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Ser testigo en el viaje de una realidad proteica, con haz y envés, ajena a la senda amañada del turista.
 
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El trayecto largo altera la identidad. La imagen en los espejos de la casa rural nunca es fiel al original.
 
Aforismos con luz


 
 

sábado, 2 de octubre de 2021

POETAS EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA

 

POETAS EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA 

(La España vaciada / La mujer en el mundo rural) 

Aldeanueva del Camino, Hervás y Plasencia, 2 y 3 de octubre de 2021

 

  " Buenas tardes a todos, una alegría tanta compañía en un lugar tan dispuesto a la poesía y la confidencia literaria. Es obligatorio exponer mi gratitud a Ana María Reviriego, coordinadora e impulsora de estas jornadas y a todas las entidades que han colaborado para crear el lugar de encuentro de Poetas en los pueblos de España en torno a la España vaciada y la presencia de la mujer en el mundo rural. Es una oportunidad de explorar las incertidumbres de un tiempo complejo que requiere el hombro dispuesto de todos. También de los poetas, y aquí estamos porque siempre nos quedan voluntad y palabras. Mi intervención requiere premisas previas que resumo de inmediato. Un poema no es una fotografía que plasma con objetividad y alcance los detalles de las formas próximas para depositarlos en los estantes de las palabras. Así que al convertir el pueblo o el paisaje en argumento literario conviene clarificar la postura que adopta el autor. Hay una poesía enunciativa, de sensibilidad narrativa, que muestra su apego y fidelidad a la tierra y sus enclaves semánticos de paisaje y paisanaje a través de la captación sensorial de una geografía. Las palabras miran, huelen, activan sensaciones en las que el entorno se percibe como centro neurálgico. Fueron los románticos quienes propiciaron la idea del paisaje como territorio afín a la identidad del sujeto; y desde esta premisa nacieron muchas obras literarias que han ido forjando el tema como un punto fuerte de nuestra tradición literaria.  Pero sería en la generación del 98, sobre todo en las voces de Miguel de Unamuno y Antonio Machado cuando el paisaje y su gente alcancen su mejor despliegue poético, sobre todo en Castilla, convertida en arquetipo de cualquier paisaje humano y geográfico. De esta forma de entender el paisaje se habla en Campos de Castilla de Antonio machado con intenso lirismo y profundidad de campo. Y hay otra poesía evocativa, sostenida en la meditación de ser. Más que la imagen aparente de la tierra se deja la asunción de su cercanía o su ausencia. De este paisaje de límites borrados que trasciende la realidad para convertirse en un territorio de la evocación está repleta la literatura del exilio y de muchos poetas contemporáneos que asocian la pérdida a la evocación. La reconstrucción de un paisaje constituye un acto de la imaginación más que una tarea del recuerdo. Y esa es la manera habitual de enfocar el paisaje en mi escritura. Soy de pueblo, nací en El Bohodón, un municipio de la Moraña con muy poca población y abandoné la casa familiar muy pronto para estudiar interno en Ávila. Pero aquel territorio de mi niñez ha estado siempre conmigo, disponible y acorde con la emoción del rescate y el pensamiento de la felicidad. No sé si mi pueblo es como yo lo contemplo, da igual, esas son las calles que recorro por dentro. Y en él sigo… "

fragmento de la intervención en el evento

 POETAS EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA   




 

 


viernes, 1 de octubre de 2021

FRANCISCO CARO. EN DONDE RESISTIMOS

En donde resistimos
Francisco Caro
Ediciones Hiperión
Premio València, Institució Alfons El Magnànim
Madrid, 2021


APRENDER EL AHORA
 
 
   Después de reunir su corpus lírico en el balance Este nueve de enero (2019), que integra una cuidada selección desde su primera entrega Salvo de ti (2006) hasta el reciente Aquí (2021), Francisco Caro (Piedrabuena, 1947) construye nueva estación con el libro En donde resistimos, impulsado desde el prestigioso catálogo de Hiperión tras conseguir el Premio “València” de la Institució Alfons El Magnànim. Es casi obligado recordar, antes de adentrarse en el discurrir de esta salida, que el entrelazado de la voz poética del escritor manchego tiene un sustrato narrativo en la estela argumental y se cimenta en dos espacios generadores: el fluir testimonial del sujeto y la continua presencia del tiempo.
   Ese afán enunciativo está presente en el umbral de En donde resistimos que dicta su apertura con voz clásica, plena de limpidez y transparencia “porque sabe que en este / soplo de vida, / en esta sencillez que nada pide, / habita la humildad de la belleza”. El apunte lírico incide en la contemplación del entorno para buscar en su despliegue pautas vitales que conformen los estratos internos del pensar. Así comienza un conjunto que deja en su sección inicial “Conversaciones” la clave de apertura escritural: una visita a la casa de Juan Ramón Jiménez en Moguer. Las sensaciones dialogan entre sí, tras el silencio. Alrededor la luz recortando el paisaje y el deseo de capturar la magia de ese instante en la fotografía, mientras el sol declina.
   La indagación del estar a solas busca, tras el etéreo cansancio de lo diario, la razón del poema. Las palabras tantean, se esfuerzan en describir el impulso vital mientras “esperamos a los bárbaros” con el rumor de fondo que convierte el tiempo en simple tránsito. Desde ese itinerario por la incertidumbre, reflejado en las formas del paisaje, la luz se queda dentro. Recorta una intensa conciencia de finitud que atestigua que todo es cruce indefinido, un puñado de sombras que recuerda con ánimo encogido a los ausentes. En el poema “La noche con Antonio Cabrera” late el renacer del encuentro con la amistad y los destellos de una velada de palabras cómplices que mantiene intacto su aroma.
  El quehacer del poema se afirma como un “desvelo de asuntos”. Están los elementos del paisaje en los que se custodia el rumor de la vida, y está siempre el poso de lecturas como esas Voces de Antonio Porchia que, desde el decir fragmentario del aforismo, advierten de la fragilidad austera de la tarde. Al cabo, en la caligrafía del poema se resguardan “las palabras hastiales” de la existencia para dar fe de sus infinitas variaciones, de sus laberintos y soledades. Así se conforma la identidad de un yo que se hace lugar y refugio, “Ciudad de espejos y habitación sellada / en donde resistimos”.
   También explora la naturaleza cambiante del lenguaje, ese habitar conceptos y significados con la oscura sensación de que no podemos comprender lo que sentimos ni definir la hondura. El poema “Un hacer no sabiendo” percibe ese equilibrio sin fondo de las palabras, sus puntos de fuga: “Internarse / en aquello que no / puede decirse, / tal es la Poesía / Zambrano y su advertencia / ¿Qué más  precisas / para buscarla –dices- o / para el descreimiento”.
  En la lenta disolución de la realidad que propicia el incansable monólogo del tiempo germina con fuerza una certeza: “Del nocturno del mundo / volveremos sin nada, / si no es con la certeza de que amar es gastarse / y que gastarnos juntos es tenernos”. De ese modo, cada presencia sobrevive a su propia orfandad, resiste hasta la última función y camina, con dignidad austera hacia la última costa. Desde esa sensación de cumplir con “la libertad impuesta que supone existir” afloran estos hermosos poemas de Francisco Caro. Tienen la cristalina plenitud de un venero esencial que preserva memoria y tiempo, el cúmulo de nada transitoria que nos deja el presente.
 
JOSÉ LUIS MORANTE