domingo, 31 de octubre de 2021
CAMBIOS
viernes, 29 de octubre de 2021
LO SOCIAL COMO COMPROMISO
Vivir en el abrazo |
martes, 26 de octubre de 2021
DICCIONARIO PRIVADO
Notas a mano |
lunes, 25 de octubre de 2021
JOSÉ MARÍA JURADO. CUARESMA
Cuaresma José María Jurado García-Posada Ilustraciones de Pámpano Vaca Cypress Cultura Sevilla, 2020 |
Percibida la convicción del creyente cristiano y católico, escribe el pórtico Lorenzo Clemente. Se recuerda el significado transcendente de la Cuaresma, periodo litúrgico que arranca el Miércoles de Ceniza y concluye casi seis semanas después, el día de Jueves Santo, cuando se celebra la Última Cena de Jesús de Nazaret con sus discípulos, antes del prendimiento y la crucifixión. Quien escribe, deja ecos de su fe como un intervalo de penitencia y austeridad, como una toma de conciencia sobre la fragilidad humana y su necesidad de ascesis y despojamiento.
Esta íntima cartografía, impregnada de significado teológico, encuentra en Cuaresma una acompasada sensibilidad poética que a menudo dialoga con la interpretación plástica de Pámpano Vaca, en una conjunción cómplice y enriquecedora. Sobre el perfil de esta escritura, el autor aborda su desarrollo en el apartado “Atrio”. Allí sintetiza el carácter visionario de estos cuarenta textos, nacidos en febrero de 2010, y en los que sobrevuela la primera manifestación de un cambio estético, una variación de credenciales de naturaleza lírica.
Las secuencias iniciales trasmiten un tono de onirismo irreal, como si los estratos del afuera cercano hubiesen adquirido otra dimensión que convierte a los gestos tediosos en ventanas de descubrimientos. Los elementos cotidianos muestran en sus aparentes mutaciones un universo pleno de arquitectura y simetrías, una encarnadura de aspiraciones trascendentes y símbolos. El canto verbal se convierta en disposición afectiva y testimonial, desvelando la terquedad insomne de lo cotidiano. Así se escribe una nueva poética de la visión en la que confluyen realidad e imaginación, un pacto de especulaciones sensoriales que enlaza con la sinestesia cromática de la celebración litúrgica.
La meditación sobre las secuencias diarias transforma su significado; el trayecto ofrece un balance de gestos olvidados. Quien los protagoniza es portador de un colmado equipaje hecho de cansancio y desaliento. Al cabo, en la consumación de lo cotidiano se cumple la certeza de que toda la materia encontrará su lugar exacto en el vertedero. Todo parece inmerso en la quietud de una larga espera, como si fuese inminente un cambio, una mudanza, una larga ascesis que está ahí, inadvertida, bajo el amparo del silencio. Aguarda su primer movimiento para bajar desde las laderas del sueño, tras el sonido estridente del despertador.
El campo visual despliega situaciones, cambia de escenario y añade elementos azarosos que acuden al poema, pretendiendo descubrir el orden sedentario que oculta su epidermis, como si la poesía fuese capaz de convertir en sedimento perdurable el vitalismo ensimismado del tiempo.
El avance lector en ocasiones mantiene la apariencia de un retablo en el que, junto a la presencia firme del sujeto verbal, deambulan otros protagonistas. Así sucede en la anotación del día XX, que supone un homenaje al quehacer laborioso de la identidad femenina, desdoblada en su papel de madre y docente en ejercicio, sorteando contingencias. Lo mismo sucede con la estela de sombras de la ciudad nocturna que dibuja el poema XXVI, donde se reconstruye alrededor un transparente espejo de la condición humana.
El texto que clausura el desarrollo del libro anuncia un carácter cíclico para que la apertura y el final enlacen y pongan los trazos de cierre a un pensamiento visionario que se expresa mediante estelas indagatorias y sueños. Se añaden a manera de apéndice dos textos, recogidos en el apartado “Nártex” escritos con posterioridad, aunque partícipes de la misma cosmovisión que los precedentes. Incidiendo un poco más, si cabe, en la utillería barroca y en el acumulativo despliegue de percepciones sensoriales, tan evidente en la Semana santa sevillana.
El poema en prosa es una estrategia expresiva mantenida en el tiempo por José María Jurado García-Posada. Los que conforman Cuaresma destacan por la fuerza de sus imágenes y el pulimiento extremo de su dicción al conformar un viaje en el tiempo, casi un cuaderno autobiográfico de sensaciones y reclamos oníricos en el delimitado andar de los cuarenta días. El poeta reconcilia el ánimo con un ejercicio de ascesis sobre las preguntas del yo que tienen como centro la fe; que miran el desangelado paisaje del ahora para percibir la compañía de la soledad, la superficie gris que empaña el horizonte.
sábado, 23 de octubre de 2021
LAS LLAVES DEL FUTURO
Extravíos |
la voz de la razón.
jueves, 21 de octubre de 2021
JUAN DE BEATRIZ. CANTAR QUÉ
Cantar qué Juan de Beatriz XXI Premio de Poesía Emilio Prados Editorial Pre-Textos Málaga, Valencia, 2020 |
CADA DÍA LA LUZ
El joven poeta recurre a elementos paratextuales de solidez matérica, con citas de Olvido García Valdés, Hugo Friedrich y José Ángel Valente, cuya perspectiva semántica tiene un claro enlace con la dedicatoria personal del libro: se canta, como advertía Machado, lo que se pierde, y así lo corroboran los dos poetas elegidos. Sirven de balizas orientadoras para un título, Cantar qué, cuyo escueto enunciado ratifica la indefinición que muestra umbrales y amanecidas al yo poético: “Tan solo en éxtasis se aprenden / las más altas lecciones…” De este modo, la entrega poética de Juan de Beatriz apunta firme hacia una concepción de la poesía cercana a la intuición visionaria y la confianza en los estratos simbólicos del poema. Acerca del descubrir esas claves secretas que hilvanan la esencia interior del poema también insiste la reflexión “Saborear el fruto” de Antonio Gamoneda que ratifica el carácter inefable de la creación, más allá de la senda logística del conocimiento racional.
Como síntesis del ser esencial de quien escribe, Juan de Beatriz comienza senda con miradas introspectivas hacia el hablante verbal y hacia el magma integrado en la composición, más allá del sedimento argumental y de su condición de estrategia comunicativa. Leemos en el poema en prosa scriptorium: “Sin embargo, a oscuras de sentido, estás cantando, para que lo invisible estalle y cuente su porqué”.
Si en la senda inicial “cantar qué” prevalecía una cierta preocupación metalingüística que hacía del lenguaje una realidad diseminada en los significados, la voz reflexiva de “Carne de asombro” amplía el hilo de asuntos y conforma un apartado en el que conviven la reflexión sobre la mirada del sujeto frente a lo aparente, y cómo afecta esa realidad oculta a la propia condición de ser. En el espacio interior del poema se localizan también las incertidumbres de la percepción, la condición transitoria del estar y la presencia del amor como centro neurálgico, tan presente en el poema fragmentado “Cuádruple forma de la ausencia”, un hermoso texto marcado por la ausencia.
La contemplación del entorno descubre un espacio interior en que se localizan asimetrías y claroscuros, esa piel de la paradoja y la contradicción que esconde la cadencia estacional. Así sucede en la instantánea que cobija el haiku: “Cuántos inviernos / esconden los jardines / en primavera”. El marco de percepciones abriga su condición perecedera en el entorno doméstico donde también encuentre cauce lo vivido, esa memoria que acoge a presencias tangibles como la abuela o las caras de cansancio de lo laborable: “Cada día temprano / un metro en hora punta / es una flecha que lanza ficciones al futuro”.
La evocación toma la palabra para luchar contra la desmemoria y para comprender la lengua del silencio. Y junto a ese rescate del pretérito y de sus siluetas más afectivas, la pulsión del amor, tan presente en la sección “Todo lo cóncavo”. En ella el pensamiento como veta nutricia del poema observa y escarba. No se entrega a la mera contemplación sino que clarifica sus interrogaciones: la esperanza, el deseo que desquicia la calma con su urgencia, el otro como justificación existencial. Y el recuerdo tenaz de quien perdura más allá de la ausencia, en hueco, socavón, vacío y ceniza, dando pie a la copla manriqueña o, mejor, dando continuidad al magisterio de Miguel Hernández, por más que el poema deje como umbral unos versos de Abraham Gragera.
Los poemas finales, que conforman “Adiós al tiempo de las rosas” se empeñan en abrir un nivel de gratitud al legado literario, recreando el tema de la rosa con el matiz implicado del homenaje afectivo al abuelo. O glosando a la literatura como brizna de permanencia ante la caducidad del existir. La coda “Bolaño me da el tono y cierro Cantar qué” pone término al poemario con la percepción del lenguaje como un tránsito que solo encuentra su significado en lo inefable, en la negación de lo explícito. Es necesario desandar el lenguaje, asumir que tan solo somos “ceniza en la ceniza” como si la existencia cerrara un círculo orbital, una realidad transcendida
El yo poemático de Cantar qué dicta la amanecida de un poeta que ubica su voz en en la sugerencia, que hace de la evocación y la memoria una excusa reflexiva sobre las variantes y arritmias del lenguaje, sobre el empeño inútil del canto que tantea en lo oscuro.
miércoles, 20 de octubre de 2021
EN EL BORDE DEL TARRO
martes, 19 de octubre de 2021
JORGE LUIS BORGES. REGRESOS
Pensar, sentir, leer El bibliotecario Jorge Luis Borges |
Reconstruiré antes la personalidad del argentino con libros de Marcos Ricardo Barnatán, Alberto Manguel y con la primera edición en castellano de Un ensayo autobiográfico, texto ilustrado con más de un centenar de fotografías.
En algún cajón de mi escritorio, un cuaderno manuscrito relata una evocación detallada de mi pasión por Borges, expuesta en artículos, reseñas y poemas, y alimentada por la creencia de que no existe en su literatura una página que pueda considerarse un terreno vacío.
Me espera un largo viaje en el que me conviene recordar que “leer es una actividad posterior a escribir, más resignada, más civil, más intelectual”.
lunes, 18 de octubre de 2021
LA SEMILLA
Otoño Archivo de imágenes PixHere |
hay un rumor en curso
donde pliega sus alas el prodigio.
En él escarban
futuro las raíces
y vislumbran los troncos
tercas ramas
que buscan en el aire
el golpe sostenido de la luz.
reflujo de estaciones
y sombras anegando
un tragaluz con pájaros.
surco adentro,
en la semilla insiste
el pulso cardinal de otra semilla.
domingo, 17 de octubre de 2021
BLAS MUÑOZ PIZARRO. EL PASO DE LA LUZ
El paso de la luz Blas Muñoz Pizarro Ilustraciones de Pablo Santin Prólogo de José Antonio Olmedo López-Amor Isla negra Editores, Crátera Editores San Juan de Puerto Rico, Catarroja, Valencia, 2021 |
El paso de la luz amanece con un análisis categórico de José Antonio Olmedo López-Amor, poeta, aforista, crítico e impulsor de la revista Crátera. En la exploración incide en la sensibilidad lírica y en su propuesta simbólica en el uso de elementos físicos y conceptuales. Así se percibe con el cálido temblor del sustantivo luz. Su semántica se manifiesta como apelación discursiva del cauce existencial, cuyo tono de voz, inexorablemente, desemboca en la desolación y la sombra.
El fluir textual muestra como compañía una lectura plástica del pintor argentino Pablo Santin, quien ajusta los latidos de su pintura al discurrir versal. Las propuestas explícitas se velan para sondear el silencio expandido de la interpretación. Queda conformada una entrega a dos voces estéticas, asentadas sobre un tablero dialogal. El sondeo básico argumental es la idea de un tránsito, donde el hablante lírico mantiene su orfandad. El pensamiento aborda, con rumor intimista, ese estar a solas frente a la exterioridad. El denso cansancio que aposa lo diario en la condición humana.
Las composiciones, junto a las incisivas propuestas visuales de Pablo Santin, tantean en la trayectoria orbital de los significados. Juntas, fertilizan un impulso vital para superar la incertidumbre que genera ese rumor de fondo que convierte el vaivén cronológico en un simple bascular, un cúmulo de pérdidas y ausencias que hacen del vacío final una restitución.
Desde ese itinerario por la incertidumbre emerge el verbo figurativo de Blas Muñoz Pizarro, claro, límpido, teñido por ese caminar reflexivo del solitario que percibe un entorno crepuscular, no exento a veces de gelidez y frío. El intimismo aflora, no para evocar la queja por la condición transitoria del yo, sino la presencia tenaz de identidades sombras afectivas que hicieron más habitable la grisura diaria. Como si fuera un único poema fragmentado, cada verso de cierre abre la siguiente composición. Las palabras refuerzan el percibir de los elementos que no son sino reflejos especulares de la sensibilidad de quien mira. Se cuestiona el papel del hablante verbal, como enunciador de percepciones en el mirador cotidiano. Los sentimientos se apaciguan, adquieren una sosegada quietud sin imposturas, más allá de esa fuerte conciencia de finitud que atestigua que todo es invierno, un puñado de sombras y ceniza. No importa; también en ese escenario crepuscular es posible la unión de la luz con la inocencia.
El quehacer del poema se afirma como un viaje introspectivo que genera autoconocimiento y esa labor sin tregua del viaje interior que busca respuestas en las grietas más profundas de la identidad. Lo vivido aporta al ser una pluralidad de sensaciones que también invitan al canto, a celebrar que cada ser adquiere su forma definida y su sentido, su plenitud crecida por la claridad del sentir. Hágase la luz, dice el silencio, y nace en el poema un oro nuevo de abril y primavera que destierra el invierno y viste los sentidos de irisada belleza.
El continuo latido estacional disgrega en el azul del aire impresiones fugaces. En ellas deja su latido una naturaleza cambiante, que expande indefiniciones y contrastes. Queda en la conciencia la oscura sensación de que no podemos comprender lo que sentimos con la sola contemplación sino con esa luz de la conciencia que habita dentro, donde conviven los huecos de la ausencia y los sedentarios residuos de la memoria. También la muerte se percibe como disolución de la realidad, capaz de germinar en el cauce meditativo un epitelio de inquietud, una dermis que vela el resplandor difuso del deseo.
El paso de la luz, que aporta también un epílogo aclaratorio del autor sobre la contingencia escritural de los poemas, construye una intensa indagación del magma vivencial, posada sobre el discurrir sosegado del presente. En cada uno de los fragmentos líricos, definidos como intervalos mensuales, perdura un cúmulo de nada transitoria conformando la autobiografía sentimental del sujeto verbal. La cadencia versal, transparente y precisa, muestra esas circunvoluciones en las que se disipa la existencia. Nada es lo que fue; ahora es un discurrir que parece adentrarse en un terco callejón sin salida. En la luz renacida del despertar, todo adquiere la dimensión especular del recuerdo, una luz transfigurada, como escribe con sintética precisión el poeta Gregorio Muelas Bermúdez, “que se refracta en doce haces con forma de poemas encadenados". Se hace necesario el retorno a la casa encendida, esa potestad de resguardo que deja en las palabras la fuerza compartida del nosotros: “¿Quiénes somos tú y yo, si ya no somos / aquellos que aún se aman, como siempre?”.
viernes, 15 de octubre de 2021
TRADUCCIÓN DE AFORISMOS AL RUMANO DE MÓNICA DRAGOMIRESCU
Mónica Dragomirescu |
Monica Dragomirescu (1996, Vaslui, Rumanía), traductora, historiadora y museógrafa. Ha obtenido varios premios (I, II, III y menciones) en concursos nacionales de lengua española, durante la preparatoria (2011-2015). En el mismo periodo de tiempo ha recibido el diploma DELE, nivel B2, emitido por el Instituto Cervantes de España. Ha comenzado a traducir poemas, relatos, ensayos y artículos para la revista "Horizonte Literario Contemporáneo" en el 2012-2013 y novelas, poemarios, antologías para su colección de libros "Bibliotheca Universalis" en el 2014. Ha obtenido el diploma de traductora (dominio: literatura) emitido por el Ministerio de Cultura de Rumanía, en el 2016. Licenciada en Historia (2018), en la Universidad "Lucian Blaga" de Sibiu. Entre enero de 2019 y septiembre de 2020 trabajó como museógrafa en el Museo Distrital "Stefan cel Mare" de Vaslui, departamento Arqueología e Historia Medieval. Maestría en Patrimonio y Turismo Cultural, graduada de la Universidad "Alexandru Ioan Cuza" de Iasi (2020). Entre septiembre de 2020 y febrero de 2021 vivió en Monterrey, Nuevo León, en México. Entre abril y septiembre de 2021 trabajó como Agente de Servicio al Cliente de Amazon España. Actualmente regresó a Monterrey, donde sigue desarrollando su actividad de traductora.
AFORISMOS
(Julio, 2021)
No confío mucho en mis certezas. Todas adolecen de desfase horario.
Nu am prea multă
încredere în certitudinile mele. Toate suferă de nesincronizare orară.
También cuando acierto, mantengo la distancia.
Chiar și atunci când
am dreptate, păstrez distanța.
En la biblioteca personal, hay poesía que huele a
tanatorio.
În biblioteca
personală, există poezii care miros a pompe funebre.
En el césped del verano hay desnudos que se secan en
mis ojos.
Pe pajiștea verii,
există nuduri care se usucă în ochii mei.
Duerme tranquilo. Al despertar, no te espera nadie.
Dormi liniștit.
Când te trezești, nu te așteaptă nimeni.
El apogeo de la vanidad precisa en la piel el doble
ombligo.
Apogeul vanității necesită
pe piele de un buric dublu.
La opción de olvidar por imperativo estético.
Opțiunea de a uita
din obligativitate estetică.
Saltó cuando supo que había para él un lugar en el
aire.
A săltat în sus
când a aflat că exista un loc în aer pentru el.
La humildad tiene la desolación de un piso sin
muebles.
Modestia are
dezolarea unui apartament fără mobilă.
Las palabras en verano tienen la piel enrojecida y
arena en los pies.
Vara, cuvintele au
pielea înroșită și nisip pe tălpi.
El intimismo soporta mal el estorbo de la verdad.
Intimismul suportă
greu povara adevărului.
En la senectud
las utopías bajan la voz.
La senectute,
utopiile coboară vocea.
JOSÉ
LUIS MORANTE
Traducción: Monica
Dragomirescu
Revista HORIZONTE LITERARIO CONTEMPORÁNEO
http://contemporaryhorizon.blogspot.com
jueves, 14 de octubre de 2021
FUERA DE HORARIO
A solas |
Sometida a una terca vibración inmóvil, sigue bajo el amparo de las sábanas. Sin ataduras visibles. Fuera de horario.
miércoles, 13 de octubre de 2021
PATOLOGÍAS Y CADENAS
Cadenas Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
martes, 12 de octubre de 2021
POEMA A ESPAÑA
Invitación al viaje (Estatua de Cristóbal Colón, Barcelona) |
en la España sombría
y heroica de hoy
grava suelta y arena,
el andar negligente
de un viajero cansado.
España ya no existe como tema poético,
es solo un sustantivo que dormita
en el viejo jergón
de un poeta social.
limos y arqueología,
el perfil cartográfico
de semántica triste
que rechazos y odios
confunden con espíritus tribales.
Su oratoria proclama
secesión y ruptura,
hierro firme
que punza voluntades.
en las tres sílabas
esa tierra común
donde creció la culpa y la vergüenza,
pero también la luz
que desvela un principio,
una conciencia mítica,
unos itinerarios de regreso,
un bar abierto en el amanecer.
sombrío espacio y crisis;
la angustia de la grada y el aplauso
a un equipo de fútbol
de palmarés creciente y talla media;
una bandera, un himno y un idioma
para afirmar que sí.
Oculto en el poema sobrevive
el caos de un país imaginario;
un cúmulo de síntomas
que ya nadie resuelve
y en el que ya no arraiga el mediodía.
Pero guardo por dentro
el rigor de su sed y su pobreza,
el no lugar del náufrago.
lunes, 11 de octubre de 2021
FOTOGRAFÍAS DEL YO
Busto de Antonio Machado (Segovia, Casa del poeta) |
En ellas habitaba una voz encendida, la apacible ternura del silencio que quiere recordar.
domingo, 10 de octubre de 2021
OBITUARIOS
Vigilia Imagen del archivo general de Internet |
sábado, 9 de octubre de 2021
LIBROS ANTIGUOS
jueves, 7 de octubre de 2021
AHORA CONTINUO
Murales en Rivas Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
miércoles, 6 de octubre de 2021
ISMAEL CABEZAS. MÚSICA QUE ESCUCHARÉ CUANDO HAYAS MUERTO
Música que escucharé cuando hayas muerto Ismael Cabezas Prólogo de Carlos Serrato La Garúa, Poesía Barcelona, 2021 |
Desde la introducción “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” de Carlos Serrato se hace hincapié, con claro referente pavesiano, en que la palabra poética de Ismael Cabezas lleva consigo un enfoque que entrelaza la conciencia de finitud, el afán existencial de resistencia, la mirada introspectiva y una pesimista reflexión crítica sobre el estar temporal. Son estratos germinales que ratifican un decir elegíaco que encuentra entre las grietas del tránsito vital un caminar esperanzado, un destello callado de belleza en el epitelio crepuscular del frío. Eso es lo que corroboran también las dos citas que sirven de umbral. La de J. M. Caballero Bonald: “Porque logré sobrevivir lo escribo”, y la de Sharon Olds: "Yo compartí mis secretos / con vosotros, queridos extraños”.
El conjunto verbal deja como amanecida la composición “Elogio de la belleza” cuya línea argumental recuerda la capacidad terapéutica del arte. Las palabras saben abrir sentidos, hacen del poema un refugio para habitar la intemperie. El poema se hace afán comunicativo y naturalidad expresiva, como es norma en la fuerza impulsora de Raymond Carver, uno de los magisterios de Ismael Cabezas, que se anima a practicar los círculos expansivos de la variación.
La cita de José Ángel Cilleruelo “Un hombre es la ciudad en la que vive” anticipa el núcleo argumental de varios poemas donde el tedio urbano constituye un propicio escenario, impulsor de soledad y conciencia abrumadora del fracaso. En ellos adquiere recorrido una senda cognitiva que unifica percepciones y requiere la aceptación de que en ese espacio, donde conviven vulgaridad y miseria. En ese lugar no hay sitio para ninguna épica. En el apagado espacio de lo diario, la lectura es un latido vitalista y regenerador, por el que la conciencia adquiere una identidad nueva. Cavafis, Trakl, Joan Margarit, José Mateos o Blas de Otero ayudan a esbozar la propia poética en la vigilia: “Sé, como bien les digo, muy poco sobre dioses: / sólo sé de hombres que escupen sangre de sufrir a solas”.
La huella interior de la música de The Smiths, Siouxsie y Chet Baker también construye sus propios recorridos argumentales. Las canciones alertan sobre un tiempo generacional contaminado por la dicción áspera de la derrota. De esta actitud estética deviene un ideario vital que tiene mucho de funambulista objetividad: “Cruzar el abismo o ser parte del abismo”.
En los poemas de Música que escucharé cuando hayas muerto predomina una atmósfera nocturnal, hecha de grises y melancolía, como si el hecho de vivir solo fuera posible casi al raso. Ni siquiera la música o el arte, que guardan impolutos su carga de belleza y compañía, son capaces de anular la evidencia de lo transitorio. Estamos destinados a ser viejas fotografías que van perdiendo sus rasgos en el tiempo. El poema “Declaración” dibuja esa distancia que aleja la esperanza de un horizonte limpio y sosegado. Quien escribe siente en su caligrafia la oscura lógica del delirio: “Es todo cuanto puedo escribir, / inútiles palabras en mitad de la noche / sobre todo cuanto amé y odié”. El poema entonces se hace presagio y elegía, advierte sobre el paso cercano de la muerte, hace memoria de una vida triste, hecha al azar con palabras gastadas por el tiempo.
martes, 5 de octubre de 2021
CASA VACÍA
Espera Archivo general de internet |
CASA
VACÍA
En
esta casa ya no vive nadie, aunque están todos los moradores que ocuparon sus
habitaciones. Escucho su fisiología desperdigada en pasos, susurros, toses o
gemidos. De cuando en cuando callan, como si se hubiesen mudado por unas horas
a otro lugar. Pero siempre regresan. Esta noche olvidaron cerrar la puerta de
la entrada y apagar las luces. Alguien me despertó. No supe qué decir; me
siento un extraño ocupando una casa vacía. Ellos me reconfortan y justifican mi
presencia: “alguien debe soñarlos”.
(De Cuentos diminutos)
lunes, 4 de octubre de 2021
MÁS ALLÁ DEL LUNES
Primer café |
sábado, 2 de octubre de 2021
POETAS EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA
POETAS EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA
(La España vaciada / La mujer en el mundo rural)
Aldeanueva del
Camino, Hervás y Plasencia, 2 y 3 de octubre de 2021
" Buenas tardes a todos, una alegría tanta compañía en un lugar tan dispuesto a la poesía y la confidencia literaria. Es obligatorio exponer mi gratitud a Ana María Reviriego, coordinadora e impulsora de estas jornadas y a todas las entidades que han colaborado para crear el lugar de encuentro de Poetas en los pueblos de España en torno a la España vaciada y la presencia de la mujer en el mundo rural. Es una oportunidad de explorar las incertidumbres de un tiempo complejo que requiere el hombro dispuesto de todos. También de los poetas, y aquí estamos porque siempre nos quedan voluntad y palabras. Mi intervención requiere premisas previas que resumo de inmediato. Un poema no es una fotografía que plasma con objetividad y alcance los detalles de las formas próximas para depositarlos en los estantes de las palabras. Así que al convertir el pueblo o el paisaje en argumento literario conviene clarificar la postura que adopta el autor. Hay una poesía enunciativa, de sensibilidad narrativa, que muestra su apego y fidelidad a la tierra y sus enclaves semánticos de paisaje y paisanaje a través de la captación sensorial de una geografía. Las palabras miran, huelen, activan sensaciones en las que el entorno se percibe como centro neurálgico. Fueron los románticos quienes propiciaron la idea del paisaje como territorio afín a la identidad del sujeto; y desde esta premisa nacieron muchas obras literarias que han ido forjando el tema como un punto fuerte de nuestra tradición literaria. Pero sería en la generación del 98, sobre todo en las voces de Miguel de Unamuno y Antonio Machado cuando el paisaje y su gente alcancen su mejor despliegue poético, sobre todo en Castilla, convertida en arquetipo de cualquier paisaje humano y geográfico. De esta forma de entender el paisaje se habla en Campos de Castilla de Antonio machado con intenso lirismo y profundidad de campo. Y hay otra poesía evocativa, sostenida en la meditación de ser. Más que la imagen aparente de la tierra se deja la asunción de su cercanía o su ausencia. De este paisaje de límites borrados que trasciende la realidad para convertirse en un territorio de la evocación está repleta la literatura del exilio y de muchos poetas contemporáneos que asocian la pérdida a la evocación. La reconstrucción de un paisaje constituye un acto de la imaginación más que una tarea del recuerdo. Y esa es la manera habitual de enfocar el paisaje en mi escritura. Soy de pueblo, nací en El Bohodón, un municipio de la Moraña con muy poca población y abandoné la casa familiar muy pronto para estudiar interno en Ávila. Pero aquel territorio de mi niñez ha estado siempre conmigo, disponible y acorde con la emoción del rescate y el pensamiento de la felicidad. No sé si mi pueblo es como yo lo contemplo, da igual, esas son las calles que recorro por dentro. Y en él sigo… "
fragmento de la intervención en el evento
POETAS EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA
viernes, 1 de octubre de 2021
FRANCISCO CARO. EN DONDE RESISTIMOS
En donde resistimos Francisco Caro Ediciones Hiperión Premio València, Institució Alfons El Magnànim Madrid, 2021 |