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Palabra heredada en el tiempo tendencias y estéticas en la poesía española contemporánea (1980-2015) Remedios Sánchez (Coord.) Akal, Madrid, 2016 |
PRISMA CRÍTICO
Este volumen reúne colaboraciones de
conocidos críticos, coordinados por Remedios Sánchez, ensayista y profesora de
la Universidad de Granada. La nómina de estudiosos refleja pluralidad en el acercamiento a las tendencias y estéticas españolas del cierre de siglo. La vitalidad finisecular
hacía necesario un acercamiento global y heterogéneo, realizado no desde la
confrontación sino sobre la convivencia de enfoques; así lo expone la coordinadora:
“Esta mirada poliédrica y diversa tal vez sea útil para vislumbrar algo de la
verdad de lo sucedido, del desarrollo ideológico, estético y literario en este
brillante periodo de escritura que abarca el final de un siglo y el inicio de
otro”.
Concluida la primavera novísima y el
monopolio abierto por la generación del lenguaje, tan proclive al juego
retórico y al manierismo semántico, en el despertar de los años ochenta arranca
un ciclo remozado. En él adquiere protagonismo “La otra sentimentalidad”, movimiento asentado en Granada que integra la
lírica de Álvaro Salvador, Javier Egea y Luis García Montero. El ideario de los
tres autores tiene como referente teórico a Juan Carlos Rodríguez, deudor del
estructuralismo marxista. Al desaparecido profesor le corresponde la apertura
de este mapa reflexivo. Su exposición parte de la interacción entre lo íntimo y
lo colectivo y de la construcción de los sentimientos como fruto de la
historia. La subjetividad no es nada pleno, ni puro ni cosificado; es un efecto
del devenir; por tanto, muda en el tiempo. De la construcción de esa mirada
subjetiva nace la substancia del poema. El grupo, con el aporte de otras
individualidades, adquiere carácter de avanzada y se disuelve en el tiempo en
la “Poesía de la experiencia”.
El concepto “La otra sentimentalidad”
compite con el término “Postnovísimos”, acuñado por Luis Antonio de Villena. El
poeta resalta el papel nuclear de sus coetáneos y la pervivencia de su discurso
lírico. El crítico firma la antología homónima Postnovísimos que integra varias líneas de fuerza de la década;
además se va a convertir en atinado antólogo de las voces emergentes de los
años noventa.
Entre las travesías complementaria está “El
sensismo”, auspiciado por Fernando Beltrán y Miguel Galanes. Supone una notable
aventura estética. Mediante un lenguaje coloquial, sencillo y enunciativo
pretende abrir vías de emoción y conocimiento en la percepción de la realidad;
sugiere una actitud de vida frente al lenguaje.
Sobre la poesía de la experiencia se ha
escrito mucho. Aglutina a escritores que apenas tienen el común la tendencia
realista de su poesía como enunciado comunicativo y con desarrollo argumental.
De ella parten los itinerarios más representativos del fin de siglo, donde la
lírica figurativa se convierte en campo principal. Conviene recordar que en
esta etapa, aun cuando la poesía de la experiencia constituye el cauce
remansado principal, no existen monopolios estéticos y no son pocos los grupos
que buscan idearios y alternativas. Es el caso de la Poesía de la Diferencia y
de otros movimientos estéticos cuya personalidad se acoge en la poesía del
silencio, el neosurrealismo y la poesía de la conciencia. Sus principios
divulgan un carácter menos comunicativo del poema o la inmersión del lenguaje en
una suerte de misticismo trascendente que lo convierte en una vía indagatoria y
misteriosa. El poema es un fósil y el lector debe pulir su significado.
Un corte epistemológico que merece por su
identidad un andén crítico es el realismo sucio, usufructo compartido por
integrantes de la poesía de la conciencia. Enfocar estos idearios desde el
grupo, salvo en el caso del colectivo Alicia Bajo Cero y de los encuentros
onubenses de Voces del Extremo, distorsiona la verdadera aportación de presencias
como Karmelo C. Iribarren, Roger Wolfe, Luis Felipe Comendador y Uberto
Stabile. Tampoco faltan en este paréntesis temporal los poetas isla y el
brumoso muestreo de raros, heterodoxos y marginales que han propiciado estudios
y algunas antologías como Feroces,
editada por Sergio Gaspar en DVD. Su magma creador ha sido
rastreado con excelente visión por Araceli Iravedra.
El discurso literario analizado se inserta
en una encrucijada que no pocas veces ha convertido el entorno en un avispero
revuelto. La trinchera abierta es expuesta con manifiesta vehemencia por algunos
miembros fundacionales de la Diferencia como Antonio Rodríguez Jiménez, Antonio
Enríquez, o Ricardo Bellweser. Se da curso a la denuncia frente al monopolio
realista de premios, cotas de poder y grupos de presión que provocan el
supuesto ninguneo de los diferentes. Quedan los libros escritos y corresponde
al lector descubrir dónde está el centro y dónde la periferia.
Otro signo reseñable es el perfil femenino y la abundante edición de libros escritos por autoras; así lo resaltan
muestras como Ellas tienen la palabra,
de Noni Benegas. En cualquier caso, el femenino plural constata su presencia en el canon; un hecho que borra tópicos y filiaciones secundarias.
La edición dialoga también con otras consideraciones como el compromiso y la
conciencia cívica en el discurso poético, la dicotomía entre lírica y política
y la función social de la literatura. Y otra veta de estudio que cobra fuerza sustancial
en esta obra es el Humanismo solidario. Es un movimiento poético empeñado en
retomar desde el eclecticismo la esencia de
lo humano en el discurso
literario para analizar la realidad y transformarla. Hay que construir
desde el empeño verbal una nueva subjetividad que aglutine valores éticos y sea
capaz de superar la crisis existencial que impregna la historia
contemporánea.
Alí Calderón firma la visión desde América
del quehacer literario en español. El poeta y ensayista hace de la poesía de la
experiencia un paradigma de escritura que desemboca en una lírica
conversacional y meditativa, controlada por la razón, sosegada y con poco
contacto con las vanguardias. Esta codificación ha ido incorporando
ampliaciones estratégicas como la ironía, el humor paródico y la autoficción. Alí Calderón alude al desencuentro durante
décadas entre ambas orillas y señala el punto tangencial que Poesía ante la incertidumbre marca para
el reencuentro.
Por último, en la exploración auroral del siglo XXI se
definen dos discursos críticos: poesía ante la incertidumbre y la estética del
fragmento. El andamiaje verbal de la primera prosigue una tradición
comunicativa para dar respuesta poética colectiva a los desajustes de un tiempo
sin certezas; las propuestas que encarnan las estéticas del fragmento son más
elusivas, no buscan el intimismo coloquial del diálogo sino que se aferran al
lenguaje como portador de símbolos. Ambas actitudes son coetáneas
de otras que no han encontrado todavía encasillamiento y rótulos definitorios.
El criterio cronológico y las pautas de
estudio marcadas por Remedios Sánchez permiten comprender el rumbo de la poesía
española durante las últimas tres décadas con una visión heterogénea y plural,
aun sabiendo que el fenómeno poético es mudable y cualquier método que aborde
su evolución es parcial. El resultado fotografía un paisaje amplio que singulariza
las raíces fuertes del ahora. En el despertar del tercer milenio, donde priman
la globalización y lo uniforme, la poesía sigue mostrándose renacida, heterodoxa
y singular.