domingo, 28 de diciembre de 2025

LAS CENIZAS DEL SUEÑO

Amanecida
Archivo personal del autor

 

PRIMERA CLARIDAD
 
 
1
 
Vivir la claridad del despojamiento, su estar limpio, su ascesis hasta la otra orilla. Abro las manos. De la quimera existencial me llevo casi nada.
 
2
 
Aunque esté lejos, qué trasluz cercano empareja al asombro.
 
3
 
La germinación de la belleza  requiere constancia; instantes con levedad de nube.
 
4
 
De  la voluntad, la respiración fatigosa de todo aquello que no pudo ser.
 
5
 
No ser nunca quien sobrevuela márgenes y levita sin estar dentro ni fuera.
 
6
 
Tengo una brújula para extraviarme en mí.
 
7
 
Antes, la desnudez invitaba al deseo. Ahora apresura la búsqueda urgente de una bata de felpa para evitar el resfriado.
 
8
 
Contemplar la amanecida en la azotea, mientras las copas de los árboles ocultan las sombras, concede púlpito al optimismo.
 
9
 
Tras la vigilia guardo las cenizas del sueño.

sábado, 27 de diciembre de 2025

BAJO LA PIEL DE LAS PALABRAS

Lentitud


 
BAJO LA PIEL DE LAS PALABRAS
 
 
Bajo la piel de las palabras,
si digo más
escucho amanecer a la semilla
y un verano de trigo.
Pronuncio pájaro
y se borran escamas y el latido branquial;
musito
brizna,
hormiga, 
topo
y se expande un rincón terroso, inadvertido.
Acerco al labio las silabas de plato
y anida en las cenefas de la loza
sabor a perejil.
Cuento regresos y los pasos contienen
un callejón oscuro y lentitud.
 
Las palabras orean
la secuencia trivial de los sentidos;
sonidos neblinosos
que dan a cada cosa el equilibrio justo
de recuerdo y olvido.

                       (Descartes)

 

viernes, 26 de diciembre de 2025

ANCIANOS

Quietud
Archivo general de internet

 

LOS QUE ESPERAN

 

   Llegan temprano al parque, desde algún itinerario común y desdoblado. Caminan lentos, con un rumor  zanjado de desgarradura en los zapatos y los ojos adustos, clavados en el suelo. De vez en cuando relatan vidas improbables, escapes de otra identidad que ahora parece tangencial y oscura. Cuando están en el parque nada ocurre en su anatomía, pero son más ellos. Suspendidos en una inexistencia tallada por el tiempo, solo esperan.


(Cuentos diminutos)




miércoles, 24 de diciembre de 2025

JOSEFINA AGUILAR RECUENCO. LA ETERNIDAD MENGUANTE

La eternidad menguante
Josefina Aguilar Recuenco
VII Premio Internacional de Poesía
Juan Rejano-Puente Genil
Editorial Pre-Textos / Poesía
Valencia, 2025

 

INSTANTÁNEAS

 
   Profesora de Ciclos Formativos en un instituto público de Secundaria, Josefina Aguilar Recuenco (Almería, 1971) se ha convertido, en solo una década, en una presencia fuerte del territorio poético contemporáneo. Una alternativa multipremiada, reconocida y singular. Desde aquella amanecida de agudo título, Overbooking en el paraíso (Ultramarina, 2016) hasta La eternidad menguante (Pre-Textos, 2025) la poeta entiende la escritura como un ejercicio de introspección de la propia identidad a través del lenguaje. El camino versal se convierte en herramienta expresiva inconforme, empeñada en descubrir laberintos de imágenes y metáforas sorprendentes y en recuperar tramas a partir de referentes literarios.
   Un leve apunte de apertura sobre Lewis Carrol parece sugerir un guiño cómplice sobre las formas de percibir el tiempo y la realidad, siempre mudable en los espejos. Así comienza un libro que sorprende por lo explícito de los títulos de las composiciones y por la expansión de argumentos con un fuerte epitelio imaginario. Los poemas nacen como instantáneas que salen a encontrarse con la luz. Sesiones mínimas para captar el interior de hendiduras conceptuales como la realidad, el espejo, el infierno, un fantasma o una clase de ilógica… Con semejante estrategia, se puede fotografiar el rostro quieto de la oscuridad y percibir en su esplendor que los espejos no tienen fondo, que son una rendija donde cabe la hacendosa población de los sueños.
   La fotografía necesita ausencia de movimiento, concentración, un paréntesis de no ser en medio de una respiración suspendida. Solo así es posible que una sesión fotográfica se convierta en eternidad menguante. El desamparo de un ojo que mira un hueco, un agujero que engulle, una caída que está dentro de los sentidos.
   La extensión de cada poema y sus renglones centrados conceden a la lectura la apariencia de caminar por un género híbrido. Josefina Aguilar Recuenco yuxtapone en las páginas poesía, por la concentración de símbolos e imágenes, y prosa, por resetear  los ecos de los libros de Carrol. La escritora se siente cómoda ena esa convivencia aleatoria entre imaginación y sueños.
  De ese mundo que sueña, Josefina Aguilar Recuenco extrae situaciones insólitas., que recorren espacios ambiguos de opacidad y transparencia, que gestan una verdad distinta, dispuesta a deshacer convenciones y a prodigar diminutos asombros.  De este modo, el tiempo del poema se diluye, da saltos entre el pasado y el ahora; simplemente, ocurre, crece, se desploma, enmascara belleza para que aparezca intacta en alguna sesión fotográfica.
   La caja oscura de la cámara se hace fondo para cobijar lo insólito y buscar el comienzo de todas las cosas. La quietud se diluye: “detrás de mi ojo sucede el mundo”. Cada jornada laboral se hace memoria dilatada; es una puerta abierta a la fantasía y al caminar libre de la imaginación. La realidad se trastoca, muda en espacio alucinatorio y se llena de elementos lúdicos. Crea ilusión sobre la incertidumbre. Traza la silueta exacta de lo efímero.
   La eternidad menguante es una colección de poemas repleta de belleza por la originalidad de sus metáforas, por el sentido orgánico de las composiciones y por recuperar la fantasía como terapia de una realidad diluida entre sombras. Josefina Aguilar Recuenco explora; abre surcos para sembrar la espera fértil de lo que no existe.
 
JOSÉ LUIS MORANTE




 

martes, 23 de diciembre de 2025

ACERCA DEL SUEÑO

Escalada
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

ACERCA DEL SUEÑO 
                             
                       a mi hija Irene 
 
I
      
Qué es el sueño, preguntas,
con la abrumadora ingenuidad
de quien me presupone una respuesta.
Y yo salvo el escollo
modulando una frase convulsa
en la retórica de los desconciertos.
Te digo: el generoso don
que la fatiga obtiene de la noche,
una brizna de luz escalando la sombra,
el envés de una historia
cotidiana y absurda;
tú misma, hija mía,
cada palabra tuya, cada gesto.
No sé si el sueño
es potestad del hombre
o comparten los sueños animales y cosas.
Ignoro de igual modo qué hilo teje
su textura de seda,
qué alzada confabula
su hermética apariencia
o qué brújula guía
la estela de sus viajes.
Sé que hay sueños tristes y gozosos,
oscuros y diáfanos,
ocasionales y obsesivos;
sé también que hay sueños tan hermosos
que el tiempo los indulta y perseveran,
y no envejecen nunca.
 
 
II
 
Hay sueños que una noche
consumen su existencia
y otros que se prolongan con los días.
Simulan los primeros
una especie común de lepidópteros
y acaban siendo pasto
del trastero y del polvo,
como un experimento vanguardista.
Levísimos planetas alumbran los segundos,
como estrellas fugaces que convocan
múltiples y azarosas travesías.
Ante nuestra mirada sus figuras componen
un paisaje celeste,
intangible materia en sereno reposo,
donde habita la luna del deseo.

 
       (Antología Ahora que es tarde, La Garúa, 2020) 



lunes, 22 de diciembre de 2025

LA MUJER TÉMPANO

Corteza
Fotografía
de
Archivo Freepik

 

LA MUJER TÉMPANO

 

   Embozada y lejana, siempre ascendiendo por las ramas más altas de la vanidad, siembra cada mañana cirros sucios en los cielos más claros. Si te mira, abre grietas, desanda cicatrices y provoca el goteo de un malestar tenaz que desconoce la razón de la culpa.  Como una esfinge sin secreto, renace en la penumbra, con su tacto de frío, la mujer témpano.

Cuentos diminutos





 

domingo, 21 de diciembre de 2025

LIMADURAS

Mirar de cerca
Granada, 204
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

LIBROS Y VIAJES

 
Me acaban de regalar La península de las casas vacías, de David Uclés. Un libro del que todo el mundo habla y cuya lectura parece una cuestión de estado. Novela abrumadora de setecientas páginas. Mi desazón es enorme porque el número de lecturas pendientes se ha desbordado en el cierre de año. Así que abro la novela con el entusiasmo de quien hace cemento en un octavo piso. A ver si aguanto la embestida verbal de Uclés. Sospecho que no.
 
El desborde postal demanda criterios selectivos para reseñar los libros nuevos. Una aspiración revolucionaria.
 
En su cara la sonrisa de quien guarda un sueño del que no quiere despertar.
 
Cada vez más convencido de que el uso permanente del sarcasmo es signo preclaro de estupidez, de un carácter descompuesto y oscuro al que duele ser rama baja, apéndice de luz escasa.

(Apuntes del diario)