miércoles, 29 de octubre de 2025

ALLÍ

Memoria del verano
(Oropesa del Mar, Castellón, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

ALLÍ
 
Allí, donde no estoy;
un yo parapetado
en el azul oscuro
de sí mismo,
que habita un mar revuelto,
fatigado por olas y mareas.
Nada quedó detrás,
salvo el vacío
contorno de una sombra
que repta sobre el agua.
 
Quien me habita
carece de secretos.
Es Ulises y es Nadie.
Como todos,
necesita encontrar
la tierra promisoria,
el no lugar
donde brotan  los sueños.
 
                   (inédito)
 
                     JOSÉ LUIS MORANTE




martes, 28 de octubre de 2025

CHRISTIAN ENCARNACIÓN. MAÑANA NO NOS ACORDAREMOS DE NOSOTROS

Mañana no nos acordaremos de nosotros
Christian Encarnación
Prólogo de Marisa Martínez Pérsico
Huerga & Fierro Editores / Poesía
Colección Graffiti
Madrid, 2025

 

EXTRAVÍOS

  
   En su línea habitual de enriquecer el ahora poético hispano con novedosas estelas creativas de Latinoamérica y el Caribe, Huerga y Fierro Editores impulsa la salida del volumen de poemas Mañana no nos acordaremos de nosotros, de Christian Encarnación. Nacido en República Dominicana en 1997, poeta y fotógrafo, el quehacer lírico del escritor ha tenido un amplio refrendo en revistas literarias digitales. Parte de su producción inicial se ha versionado al francés por el poeta, aforista y traductor Miguel Ángel Real. El activo bagaje literario se completa con frecuentes intervenciones en conferencias, talleres y recitales. En 2022, tras conseguir el Premio de Poesía Joven Zacarías Espinal, convocado por la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, llega a las librerías su carta auroral Ausencia del vacío. El Premio Luna Insomne para jóvenes poetas, convocado en 2023, hace posible la edición de Todas las madres nos condenan a muerte (2024).
   La entrega Mañana no nos acordaremos de nosotros se abre con el texto “De la réverie al (neo)surrealismo tropical”, una transparente mirada de la poeta, ensayista, editora y profesora universitaria Marisa Martínez Pérsico. El quehacer poético, más allá del decurso reflexivo racional, guarda sitio a un estado indagatorio de límites ambiguos, que sirve de puente entre el onirismo y la percepción real. Se trata de una forma de conocimiento por la que se accede a la iluminación subjetiva. Más allá del discurrir que preserva instantes aislados, la imaginación forja su propio relato, un horizonte ficcional que transciende y se hace autoconciencia poética. El análisis de Marisa Martínez Pérsico recoge también dos lúcidas incisiones reflexivas: la recreación de un entorno costumbrista y local, convertido en símbolo, y el reiterado uso de títulos explícitos, que sorprenden por el extenso fraseo y su enunciado narrativo.
   El paratexto integra un aforismo de Antonio Porchia, nombre esencial de la brevedad sentenciosa, y un fragmento de Nonudra, pseudónimo del escritor Pedro Burgos Montero. Ambos comparten en su ideario la inmersión en lo paradójico, ese estar en el que conviven dos verdades aparentemente contrarias. Las citas sirven de apertura a un libro organizado en tres tramos semánticos: “Lo que se pierde en los sueños”, “Mi casa era una bombilla que luchaba por no apagarse y “Construcciones en el fuego”.
   El sujeto verbal opta por una dicción limpia y directa, como si compartiera confidencias introspectivas que hablan de la fragilidad del yo y su situación de desajuste frente al entorno. El poema encarna “Una señal de auxilio”, frente a la hostilidad exterior, de alguien que percibe la carencia y la pérdida; el óxido que recubre el discurrir temporal. El lugar de residencia aparece como un paraíso difuminado e inhóspito. En él se refleja la soledad del yo y la ausencia del amor como asidero fuerte para aguantar la noche. Ahora, el despertar es una forma de tomar conciencia de lo perdido, la sensación de encontrarse cerca del “apocalipsis” cotidiano. Mirar fuera es sentir la grieta, explorar desajustes sociales ahogando el ánimo. Es fortalecer, también, la idea de aislamiento y que germine entre la soledad la inquietante verdad de quien ya no pertenece a ninguna parte. Mientras, la conciencia de ser se agosta lentamente.
   El tramo de comienzo está lastrado por un cierto tenebrismo existencial. Los poemas cortos dibujan un estado de ánimo cuya silueta es la desolación. Quien se asoma al día lo hace con la mirada gris. El hablante verbal no encuentra los signos necesarios para el mediodía.
   El apartado central “Mi casa era una bombilla que luchaba por no apagarse” mantiene esos destellos de desolación. Nacer es percibir que el primer lenguaje conocido es el llanto. Así comienza la necesaria exploración, el viaje interior que es un encuentro con el conocimiento y el asombro. Presencias cercanas, como la madre, dejan en la mirada la luz sensible que preludia la verdad y el abrazo; la razón de ser de la poesía.
   La escritura se hace terapia en una casa donde sobrevuela la intemperie, esos signos caducos que se adhieren a la convivencia cotidiana: “La isla se tragó a mi padre / también todos los sueños / la habitación es un naufragio de posibles retratos familiares / Hay tantos muertos que apenas se contienen / en las cajas de mudanza / haremos labor de desarme / llenaremos con objetos / las faltas que solo cubren ciertas presencias”. Pero también en esa noche triste, persiste el impulso de la escritura.
   “Construcciones en el fuego” deja su latido en el apartado final. También se compone de poemas breves en torno a la ausencia amorosa. El tiempo deja una certeza oscura: la esperanza es una rama quebrada que deshabita lugares y sueños. No queda casi nada del nosotros, salvo viejas fotografías en sepia, cuyo perfil se va desvaneciendo bajo un sol de niebla que llega exhausto hasta el ocaso.  
   Mañana no nos acordaremos de nosotros, de Christian Encarnación, finalista  del V Premio Internacional de Poesía Joven José Antonio Santano, configura un ámbito reflexivo de soledad y tristeza. El amor como refugio ha quebrado sus muros y el ahora es solo un papel manchado de nostalgia. La voz se encierra en sus laberintos interiores, mientras mira una ciudad lejana, marcada por la extrañeza. El pensamiento resiste en el poema. Sabe, cuando cierra los ojos, que solo el amor nos salva.
 
José Luis Morante






 

lunes, 27 de octubre de 2025

ALZHEIMER

En blanco

 

ALZHEIMER

 

    Cruza las manos arrugadas y cobija las sombras en sus ojos cerrados. La luz tibia de la habitación se ha dormido bajo los párpados. No percibe el cuerpo descoyuntado de la muñeca. Se ausenta cualquier esfuerzo para que el juguete adquiera de nuevo apariencia de vida. Los recuerdos se han roto o están en otro lado. La mente ahora es un páramo en blanco, interminable, abocado al silencio. El discurrir ajeno del reloj solo suma instantes aislados. El tiempo es un relato sin hilo, aleatorio, encerrado sobre sí mismo, entre tinieblas. En silencio, ha crecido alrededor una habitación vacía. Quien vive en ella no sabe buscarse.

 (De Cuentos diminutos)

 

 

 

domingo, 26 de octubre de 2025

JAVIER MATEO HIDALGO. NOVELA

Novela
Javier Mateo Hidalgo
Editorial La Tortuga Búlgara
Colección Horizontes: poesía
Islas baleares, Madrid, 2024

 

                                                         HUELLAS, RAÍCES 

 
    En Javier Mateo Hidalgo (Madrid, 1988) se percibe un quehacer incansable que entrelaza dedicación docente, como profesor de Bellas Artes en un instituto público madrileño, trayecto creativo y trabajo crítico en un granado inventario de cabeceras digitales. En esta voluntad plural, el quehacer lírico suma las entregas El mar vertical (2019), Ataraxia (2022), La imagen sonora (2023), Arquitectura del sueño (2024) y el libro que ahora comentamos Novela (2024), a los que se une el ensayo De la llegada en tren a la salida en caravana: 126 hitos de la historia del cine (1895-2021).
   Naturalmente, el título requiere una explicación concisa que clarifique su carácter paradójico. Es posible que nos encontremos con una historia ficcional camuflada en un libro de versos; o que la obra sea un poemario hecho con materiales de aliento narrativo. De solventar con lucidez interpretativa esta incertidumbre se encarga el prólogo del poeta y gestor cultural José María Parreño, quien escribe: “El poema enuncia tejidos de memoria y pensamiento y constituye nuestra única forma de fijar, transmitir y descifrar poesía”. Por tanto, nos hallamos ante una autobiografía, un retrato íntimo del yo, recreado con un tono meditativo de sensibilidad elegíaca.
  Javier Mateo Hidalgo vuelve los ojos al pasado para encontrarse consigo mismo, para vislumbrar profundidad en las huellas y raíces del hablante verbal. Sabe que la memoria inventa, pero sabe también que la escritura es una forma de evitar la niebla del tiempo y negar las pretensiones de borrar los pasos de la identidad. El recuerdo llena vacíos, descubre en la pared las marcas secas, abre el misterio de quien fuimos y la certeza de que “esto existió, yo existí”. Y allí estaba la casa, como un espacio simbólico de amanecida, para que la vida germine y crezca dentro. Poco a poco las imágenes se multiplican; convocan vivencias desperdigadas en el transitar, rellenando con su caligrafía las páginas amarillas del reloj, abriendo ventanas hacia lo posible. Poco a poco, se definen los contornos visuales del pasado: el niño, la presencia fuerte de la madre, el parque y la voz dentro de la imaginación construyendo una escenografía interior con personajes con los que establece una cumplida relación de pertenencia.
   Siempre es complejo desentrañar los laberintos del aprendizaje. Ir aceptando que los otros son también soledad e incomprensión y que cada sujeto busca su razón de ser a trasmano de la realidad. El cine es otra manera de transcender los límites de lo cotidiano. Quien escribe, se reconforta en el desfile de imágenes que alumbran la pantalla. La música también articula otra nueva voz. Se hace armonía y vuelo en el pentagrama, conforta el tiempo de las tardes familiares compartidas con abrazos cercanos que pusieron banda sonora a los días y que sembraron vuelo a la armonía del sonido.  
   El sujeto verbal yuxtapone facetas de una sensibilidad en vela: el gusto estético explora, busca emociones, abre espacios creativos. Así llega la escritura, como una estrategia expresiva que calma la inquietud interior y el incansable laborar del tiempo. Poco a poco, la infancia agosta su ingenuidad y se clarifica itinerarios a un nuevo tiempo que se encamina hacia los farallones de un futuro tangible, dispuesto a habitar otras historias y escribir otra narrativa habitada. Es el momento de conocer los enclaves más atractivos de la ciudad y de saber también que cada sujeto emprende un viaje personal de emociones, sentimientos y aprendizaje. En ese camino abierto van creciendo incertidumbres y sueños, pero también los sedimentos de algunas verdades transcendentes que alumbrarán los devaneos de la propia conciencia.
   Novela es un diario íntimo, un cúmulo de composiciones que condensa fragmentos de la experiencia vital. Con una dicción limpia y meditativa, los poemas enlazan ilusiones y pensamientos, afectos y soledad, fotos de grupo y la silueta de un caminante que se dirige hacia un horizonte inalcanzable. Imágenes del yo que ponen lumbre en la memoria. La poesía se hace principio vital. Alienta la escritura de quien comparte esa pulsión latente de la vida que pasa.

JOSÉ LUIS MORANTE




    

sábado, 25 de octubre de 2025

FANTASMAS

En compañía
Archivo Freepick

 

FANTASMAS

 
    Sin saber el motivo, guardo desde niño todos mis fantasmas. Mi precaria economía de certezas sugiere que tal vez perduran, ajenos a cualquier variación, porque nacieron en un tiempo de asombro y atestiguan la configuración exacta de lo perecedero.
   Sus pasos huelen a caserón deshabitado. Mientras leo, ocultan entre las páginas del libro el cobijo de voces donde se traspapela la nostalgia. Juntos percibimos el repliegue del día en el crepúsculo y la arisca llegada de la noche. Nada codician, salvo la larga deuda de seguir conmigo. Son el tazón de caldo que bebe mi alegría.
 

JOSÉ LUIS MORANTE




viernes, 24 de octubre de 2025

EN VOZ BAJA

Calma leve
Peces abisales, Enciclopedia de la Naturaleza
Archivo general de Internet

 
EN VOZ BAJA
 
La decepción enseña
a pensar en voz baja.
Por eso me levanto poco a poco,
en la calma discreta de los ojos callados.
Soy la sombra arcillosa
de palabras ausentes
que la mañana limpia
con precisión severa.
 
En silencio recibo
un patrimonio escaso;
esa pequeña parte de la nada que cabe
en una cicatriz que no se muestra.
 
Mi mudez precavida
usa ropa de invierno.
Le gusta pasear
con la cara cubierta de neblina,
compartiendo con otros
una espera silente
y el alumbrado público.
 
Succionados al fondo,
mis pensamientos nadan
en bóvedas nocturnas
y muestran las escamas abisales
de esos peces oscuros
que ahuyentan los abismos
buscando superficie, luz solar.


       (Variaciones poéticas)  



jueves, 23 de octubre de 2025

JULIA BELLIDO. FLOR DE CALABAZA

Flor de calabaza
Julia Bellido
Editorial La Garúa
Colección Haiku
Barcelona, 2025

 

REFLEJOS 

 
 
   Cada escritura comienza a andar con un tiempo distinto entre precocidad y madurez. De este modo, la travesía creadora se va definiendo con voluntad propia. Julia Bellido (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1969), humanista, traductora, estudiosa del feminismo y poeta, ha ido dejando a lo largo de estos años las entregas La decisión de Penélope (2009), Mujer bajo la lluvia (2014), Las voces del mirlo (2018), Hojas de Ginkgo (2020), Desobediente (2023) y Lucernario (2024). A ellas ahora se suma Flor de calabaza (2025), un conjunto de poemas que elige la brevedad expresiva de la tradición japonesa. Son estaciones de una propuesta poética que hace de la introspección y el aporte indagatorio de la identidad espacios de reflexión. Allí se entrelazan los veneros existenciales, la dicción natural y comunicativa y las contingencias argumentales del trayecto biográfico. En suma, Julia Bellido alumbra un ideario que entiende la poesía como una forma de exploración de la condición humana, siempre asociada a la temporalidad y el estar frágil de lo cotidiano. Los textos abren un camino de búsqueda, son estrategias de conocimiento que conectan con el otro y reubican las coordenadas contextuales de espacio y tiempo.
  En la voz lírica de Julia Bellido la naturaleza es piedra angular. Regula el percibir de una observación subjetiva. Describe los quehaceres de un testigo en vela que acomoda en su sensibilidad secuencias emotivas e instantáneas al paso. El vuelo de una cigüeña blanca, desgarrando la noche; la soledad del pájaro en la jaula, la calabaza, como un sol arrugado y amarillo, o el canto de un petirrojo en el pinsapo son ámbitos del canto en el poema. Destellos libres, ratificando la actividad emocional de un yo verbal, abierto a la cambiante presencia de la realidad. Haikus y tankas acumulan en su deambular las hendiduras sensoriales del entorno. Los sentidos aportan una manera de conocer el paisaje. Colores y formas imponen sus sedimentos. Constatan espejismos y mutaciones de un mundo aparente que pone asombro en la retina y en el pensamiento: “Llegó el otoño: / tamborilea la lluvia. / Caen diamantes / donde fluye el arroyo / y se entristece el chopo”.
   El discurrir incardina ciclos estacionales: “Ya está la luz / entre las hojas pardas. / En el estanque / se deshace la sombra / en pequeñas tinieblas”.  El renovado fluir de la conciencia vislumbra, en la cercanía, la mansa convivencia entre lo que se inicia y lo que apaga sus destellos. De esa condición en tránsito no están exentos los objetos cercanos que muestran la belleza de su aspecto: “Flor del magnolio: / perfumada y flexible / renueva el aire”.
  Todo el libro es un homenaje al patrimonio lírico de la filosofía zen. Haikus y tankas son formas de iluminación que penetran en las cosas e interiorizan su esencia con un esquema métrico establecido y canónico: la estructura versal 5/7/5 se repite en una docena de haikus, que se suman a los cinco versos del tanka clásico 5/7/5/7/7, que aporta más de una veintena de textos. En sintonía con el legado japonés, Julia Bellido deja en Flor de calabaza el desvelo de un testigo implicado que se empeña en cristalizar sensaciones; la atmósfera encendida de una realidad significativa, profunda, que, tras su aparente quietud elemental, impregna de aire limpio la conciencia de ser.


JOSÉ LUIS MORANTE