sábado, 28 de junio de 2025

FOTOGRAFÍAS DEL YO

Parque del Retiro, Madrid en cualquier tiempo
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

FOTOGRAFÍAS DEL YO

 

   Cuando el discurrir de los años le llevó a la conformidad inexpresiva del no decir nada, eran sus fotografías antiguas las que, a diario, cambiaban de gestos. Él consentía. Pensaba que las imágenes eran zonas de paso entre pretérito y presente. Miraba en ellas una representación; esa ternura triste de un silencio testigo, que sostiene la noche y quiere recordar.


(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)



viernes, 27 de junio de 2025

UN CASO PERDIDO

Templos de Angkor Wat
(Camboya)

 

ÉPICA Y LÍRICA DEL GIMNASIO

 

   La singular aventura del gimnasio rompe el sedentarismo de la lectura. Y mantiene inalterable la sonrisa de los que se preocupan por mi condición de "caso perdido". Piensan que entre tanta tinta acabaré como el mismísimo Don Quijote. Pero peor. En sus instalaciones se gesta un paisaje mítico de músculos, sudor, pesas, bicicletas fijas y silencio. Hoy hubo suerte. Mis compañeros de bicicleta son dos jóvenes y no paran de hablar del fenómeno “Lamine Yamal”. No entiendo muy bien lo que dicen, pero me animo a dar unas brazadas en la conversación. Así que pregunto con una sonrisa grande si en sus ratos de lectura prefiere la poesía, la novela o el cuento… Me miran desconcertados. Después prefieren cambiar de aparato y sin decirme nada se van a la zona de pesas… De cuando en cuando espían mi pedaleo, con expresión de quien descubre un marciano en la sopa… No sé, debe ser que me queda grande el chándal… 

   Solo la identidad que cree en si misma puede soportar un tiempo personal hecho de angustia, tensión y soledad, y buscar dentro la fuerza incuestionable que ilumina el camino y pone brújula. Desde hace meses, sospecho que me he perdido en alguna selva y no entiendo nada la crisis del presente. 

   Repulsiva la polarización de banderas ideológicas y los efectos tóxicos en la vida diaria. Parece que el enemigo está cerca; es cualquiera que piense distinto a lo que uno piensa. 

  Todos somos estúpidos; pero hay que procurar ejercer el oficio a tiempo parcial.

jueves, 26 de junio de 2025

HORARIO DE VERANO


 
HORARIO DE VERANO
 (Aforismos)
 
 
En mi casa, el toldo del tragaluz es un oxímoron.
 
Entre los misterios de la inteligencia, ese empeño en ocultarse a diario.
 
Un ejemplo de fidelidad  extrema; mantuvo siempre un inquebrantable compromiso con la estupidez.
 
Cuando aletea, el optimismo recuerda la mínima vibración de una libélula.
 
Esas voces que ganan altura cuando callan.
 
Acabó identificando su belleza con el vacío; en ella, todo es nada.
 
Tan avaro que cuando respira se queda con el oxígeno y con el anhídrido carbónico.
 
(Aforismos inéditos)




 
 

miércoles, 25 de junio de 2025

LA CRÍTICA COMO PLACER LECTOR

Barrio de las Letras de Madrid
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

LA CRÍTICA COMO PLACER LECTOR 

   El conjunto ensayístico de Thomas Stearns Eliot Sobre poesía y poetas[1] en las postrimerías del siglo XX constituyó un modelo de biblia laica para la lírica auroral. Lo recupero ahora porque sus postulados dirimen con acierto disertaciones reflexivas vigentes en el tránsito del tiempo, aunque conciernen más a la poesía que a otros géneros. Algunas tesis de Eliot que comparto son las que siguen: “cada generación trae a la contemplación del arte sus propias categorías valorativas”[2], los criterios se modifican y evolucionan, resulta inevitable que el río que nos lleva mude la perspectiva sobre la relevancia de una obra; otro aserto que  se mantiene aunque parece obvio es que la capacidad crítica requiere gusto y criterio porque es una tarea delicada; y por último, en la obra literaria no existe un sentido monolítico, cada lectura es el preliminar de una ramificación. 
   Podría engrosar la breve nómina de autoridades en torno a la crítica consultando páginas de Harold Bloom, Italo Calvino, George Steiner o Mario Vargas Llosa, ahora en boca de todos, tras la concesión del Premio Nobel. Todos han desarrollado consideraciones distinguidas que fomentan un inacabable debate. Mi cronología apresurada de la crítica hispana incluye a  Clarín, pardo Bazán, Azorin, Enrique Díez Canedo, Rafael Cansinos Asséns, Dámaso Alonso, Carlos Bousoño, Lázaro Carreter, Josep María Castellet y Francisco Rico. 
   Cuando se plantea un enunciado genérico se da por hecho que las conclusiones deben formularse al amparo de parámetros objetivos; sin embargo, el resultado menciona únicamente un enfoque particular, un conocimiento parcial. Así pues mis ideas sobre la función de la crítica tratarán de exponer la crítica particular que yo prefiero en el momento de abordar un texto y tal hecho no desmerece otros acercamientos, otras exploraciones de los varios sustratos textuales.
   El objeto de la crítica es la literatura en su conjunto; quien la ejerce debe creer, sin objeciones, aquel aserto de Stéphane Mallarmé: “El mundo existe para llegar a un libro”; pero la literatura es un ente vivo, un organismo que nunca puede contemplarse desde un plano estático; el dinamismo supone injerencias ajenas e intercambio de ideas. La lectura es la única manera de conocer por lo que el crítico debe tener una explícita vocación de lector; sólo quien está formado tiene conocimiento y ese es el punto de partida desde el que se debe informar o desde el que promover actitudes receptivas.
   Se ejerce la crítica en tres espacios colindantes: en los grandes medios de comunicación, en ámbitos académicos y en revistas minoritarias. El primero es el más estable y suele actuar como un regulador del mercado y como un exponente de la cultura oficial ; el segundo es más riguroso y tiene una tendencia natural hacia la endogamia, el tercero es más pasional y el que acumula los criterios más vulnerables, pero también el que hace más posible actitudes de rebeldía y heterodoxia.
   La avalancha de publicaciones semanales y la prolífica edición convierten a los suplementos literarios en escaparates de la inmediatez cuyas páginas optan por la orientación; son guías comentadas donde es difícil sostener presupuestos estéticos y en los que hay que velar para que el dictamen de preferencias  no se adecúe al entramado de intereses entre las cabeceras de información general y los grupos editoriales.
 Damos por hecho que la crítica literaria en las aulas universitarias debe tener un carácter científico y disciplinado que debe incluir argumentos para la especulación teórica y aplicaciones prácticas concretas para delimitar campos de estudio sobre una obra o sobre un autor. Este enfoque universitario  que goza de un alto prestigio de categoría científica se ha contagiado con frecuencia de dos virus que alteran sus constantes vitales; por un lado muchos trabajos críticos tienen como punto de partida una estética de la recepción; es decir la necesidad de insertarse en una corriente de moda o en un movimiento intelectual dominante que aplique reglas universales o manuales de escuela del estructuralismo, psicoanálisis, marxismo o formalismo, lo que asegura un envejecimiento prematuro; el segundo virus es el ejercicio de la crítica como un selecto juego de prestidigitación verbal, una suerte de arte combinatoria sólo desvelado por quien tiene las claves ( a tal hecho me refería cuando hablaba de endogamia). 
   La crítica en revistas es la que mayor conocimiento tiene de lo estrictamente contemporáneo; su enfoque es el del testigo presencial; se busca más que un acatamiento de la jerarquía de clásicos un conocimiento dialogal entre iguales. Lo reciente relega lo establecido y el perfil de escasa entidad va acumulando rasgos hasta singularizarse en medio del poblado graderío. En las páginas críticas de las revistas literarias es donde menos se cumple aquella afirmación de Borges que nunca pierde vigencia: “alabar y censurar son operaciones sentimentales que nada tienen que ver con la crítica”.
    No es el momento de dirimir una cuestión paralela en este debate: la relación entre crítica e ideología. Sólo recordar que no faltan los críticos que usan el texto como pretexto para sostener una arquitectura de ideas y limitan  los méritos al encuentro de afinidades ideológicas. Son críticos que actúan con la hostilidad rudimentaria del portero de un club que tiene reservado el derecho de admisión.
  Frente a la crítica  aséptica, de espectador impasible e incontaminado, que centra su atención en la literalidad de los contenidos, la crítica militante personifica la defensa argumental de una trinchera estética. La subjetividad queda mitigada por una recomendable actitud abierta y comprensiva.
   El conocimiento en profundidad de un movimiento estético faculta para percibir la necesidad de un cambio o una ruptura. Sucedió, por ejemplo, con Josep María Castellet, decidido defensor del realismo histórico y la poesía social que años más tarde impulsa la antología Nueve novísimos poetas españoles que convertirá al esteticismo en la tendencia dominante en los años setenta.
 En su tarea de hacer lectores la crítica traza juicios sobre la realidad literaria o confunde al lector cuando se pliega a intereses editoriales concretos; el crítico entonces se convierte en un hacendoso comercial que puerta a puerta enaltece las invisibles cualidades de un producto.
 Ya he comentado en varios sitios las razones privadas que comentan mi dedicación a la crítica. La lectura frecuente de autores como Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Jaime Gil de Biedma o Luis Cernuda propician la idea de que la escritura de varios géneros convive sin problemas de vecindario y es un hecho natural en la tradición literaria. Poesía y crítica en mi caso se ensamblan sin disidencias; la crítica no es un subproducto, prolonga el pensamiento teórico dedicado a mi propia poesía.
  El quehacer crítico debe ejercerse sin ningún dogmatismo, sabiendo que la obra literaria tiene un sentido plural y que los aportes de nuestra visión analítica tienen una vigencia limitada y parcial. El crítico es un lector intuitivo que poco a poco completa una personalidad intelectual.     
    El ejercicio de la crítica me ha deparado momentos de gran felicidad y ese es uno de sus efectos más reseñables; casi tanto como algunos sujetos comunes de carne y hueso, ha marcado mi vida el persistente contacto con identidades imaginarias con un alto poder de persuasión que han clarificado y dado consistencia a las relaciones de mi yo con los otros.
   En tiempos  de incurable materialismo es hermoso pensar que la lectura nos concede la posibilidad de sustituir el mundo real por un mundo ficticio.
[1]  Thomas Stearns Eliot, Sobre poesía y poetas, traducción de Marcelo Cohen, Icaria, Barcelona, 1992.
[2] Opus cit, pág 112.

martes, 24 de junio de 2025

AUDÍFONOS

invitación a las palabras
Fotografía publicitaria

 

AUDÍFONOS

 

   Ausente habitual en el silencio, se puso a leer la carta personal con interés creciente. “Los audífonos serán una extensión del cuerpo, una abertura para recuperar en lo diario el canto de los pájaros, el gotear de un grifo mal cerrado, o el mismo caer inadvertido de las hojas…”. La cadena de precisiones saltó por encima de su incredulidad, advirtiendo que, cerca, ocurren maravillas insólitas, como en los dormidos itinerarios de la inocencia. No se desanimó ante la compleja instalación manual en el pabellón auditivo. Todo era difícil. Por el ventanal del salón percibió una mañana de luz oblicua, sesteando en el jardín. Salió fuera. Buscó un sillón y acogió distraído un libro de poemas de José Hierro para la espera. No recordaba el canto de los mirlos. Una hora después, el reloj comenzó a prodigar algún bostezo. No sucedió nada. En el jardín, los signos de reconciliación con el sonido se mantienen al margen. Suspiró sin exigir. Nada justifica la duda o el desengaño, todavía. A veces, la esperanza no es más que un intento de fuga.

(Fuera de guion, Lastura, 2024)



lunes, 23 de junio de 2025

COLORES Y FORMAS (Una conversación con el poeta y profesor Antonio Gutiérrez Turrión)


 

Una conversación con José Luis Morante

 Antonio Gutiérrez Turrión

    Hace casi tres décadas preparé el libro Apuntes de supervivencia, un breve estudio crítico sobre la lírica de José Luis Morante, con una selección de poemas. Desde entonces el poeta abulense, nacido en El Bohodón en 1956, ha recorrido un trayecto que abarca una docena de poemarios –alguno reconocido con premios como el Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz o el Hermanos Argensola-, un libro de entrevistas, Palabras adentro, una compilación de ensayos, Protagonistas y secundarios, el diario Reencuentros  y algunas ediciones de autores como Joan Margarit o Luis Felipe Comendador. Es además un activista cultural en Rivas donde ejerce como profesor en un instituto. Hablamos, mientras suena un viejo disco de Charlie Parker. El jazz es el mejor fondo sonoro.

 P.- ¿Cómo recuerdas tus primeros pasos en el traslado desde el mundo de la lectura al mundo de la escritura?

 R.- Los inviernos de la infancia eran largos y tediosos, así que pronto busqué en la lectura un refugio complaciente. Del tebeo pasé a los libros de un cineclub municipal y de allí a la biblioteca del internado en Ávila. Fue en los años de mi bachillerato en Ávila, en plena adolescencia, cuando comencé a escribir. Muchas poesías sobrevivieron durante años, hasta que las quemé. Eran crónicas sentimentales sin ningún valor.

 P.-Se te considera un gran lector y conocedor de la literatura actual. ¿En qué medida sientes que te pesa la carga de la lectura a la hora de crear? ¿Sientes dificultades para desengancharte de este peso?

 R.- No creo en el escritor analfabeto, así que la lectura es una obligación general. Durante años he compartido autores actuales y clásicos y eso ha originado que sea la biblioteca el reducto natural de mis horas. No creo que nadie pueda liberarse de las influencias, la tradición es un camino continuo donde todos acumulamos pasos. Es mejor caminar por sendas abiertas que despeñarse.

 P.- ¿Cómo encaras la construcción de un poema? ¿Puedes mostrarlo con un poema concreto?

 R.- Suele asociarse mi poesía con esa corriente que postula un realismo narrativo. A mí no me disgusta la etiqueta, aunque sea una mera construcción conceptual. Entiendo el poema como un relato mínimo que acoge un cauce argumental. Por eso tiene tanta importancia el verso de cierre. Muchos de mis poemas se acogen a ese formato. Cualquier texto de Un país lejano, o Largo recorrido, ilustraría ese modo de entender el poema.

 P.- ¿Y la construcción de un libro de poemas?

 R.- Casi siempre hay un hilo conductor en el que las piezas autónomas se van yuxtaponiendo buscando un sentido más amplio. Incluso en Un país lejano sobrevive la idea del libro unitario, a pesar de la aparente diversidad de argumentos. Prefiero que los poemas creen un clima emocional.

 P.- Qué te parece de la proliferación de escritores? ¿En el mundillo literario son todos los que están y están todos los que son?

 R.- Somos demasiados. Hay una evidente superpoblación en todos los géneros porque editar no es difícil. Otro asunto sería hablar de la distribución de lo publicado. Pero aparecen multitud de premios municipales, provinciales, autonómicos… junto a las editoriales de siempre que sólo apuestan a caballo ganador. Hay un afán desmesurado por el titular de prensa y por recibir la confirmación oficial de los suplementos de los grandes periódicos nacionales. Que hablen de ti en Babelia parece mostrarse como una herida de guerra. El estar se prefiere al ser y además hay una cadena de favores que mitifica esa crítica de urgencia.

  ¿Hay focos literarios en España? ¿Es real la influencia de Madrid y Barcelona y la de los medios de comunicación?

 R.- Si hay agrupaciones, pandillas, mafias, amistades… como en cualquier otra actividad; la literatura se escribe por sujetos, ciudadanos que se mueven por afinidades y disidencias y lógicamente donde más abundan es en los polos demográficos más concurridos: Barcelona  y Madrid. En ambas ciudades se concentran editoriales e instituciones culturales y, por tanto, la actividad literaria es más intensa y suele tener más eco en los medios. 

P.- ¿Hay una “literatura alternativa”?

 R.- Hay escritores que cuando se miran al espejo se sienten al margen. Pero ese sentimiento a veces es puro espejismo. Conozco a un autor reseñado en ABC, El mundo y El país, que se queja, con frecuencia, de la escasa repercusión de sus libros. Lo mismo sucede con los malditos, con los contraculturales… en un lejano congreso en Vitoria me criticaron duramente por coordinar una revista subvencionada por un ayuntamiento; al acabar la charla los mismos que me criticaban se acercaron a ofrecerme sus poemas para el número siguiente de la revista. Y eso me ha pasado también en Huelva, Moguer, o Rivas…los marginados sueñan con vestirse poéticamente en El Corte inglés

P.- El universo poético de Joan Margarit demuestra la importancia de la biografía en la creación. En concreto, ¿una buena obra literaria tiene que estar sostenida por una biografía “interesante”?

 R.- Creo que sería bueno precisar qué es una biografía interesante. Si entendemos por interesante la acumulación de peripecias y situaciones límite, la vida de una prostituta, de un mercenario, de un emigrante, de un alcohólico terminal o de una becaria del Erasmus, tiene más posibilidades de ser motivo de escritura que la de un padre de familia sometido a un horario funcionarial. A mí esa teoría no me parece acertada. La poesía tiene más que ver con la biografía interior. La literatura es literatura y la existencia es otra cosa; puede que existan conexiones o puede que no. No hay una fórmula única para el poema.   En cuanto a Joan Margarit, a quien dediqué mi estudio crítico Arquitecturas de la memoria que Cátedra tuvo la amabilidad de publicarme en su colección Letras Hispánicas, sí hay un peso específico de lo biográfico, pero Joana es un libro de poemas no el acta notarial de una muerte anunciada.  El poema en primera persona busca verosimilitud; no hay que confundir el escritor con el sujeto que habla en el poema. Un buen poema está habitado por muchas voces.

P.- ¿Hacia dónde puede romper la literatura  poética del inmediato futuro?

 R.- Si nos atenemos a recuperaciones de nombres, a premios literarios de postín y a novedades de voces emergentes, parece que hay un cierto cansancio del realismo y una sintonía con resquicios del surrealismo. Pero cada lector debe ser capaz de buscar en el escaparate de novedades y emitir sus propios juicios. El reseñista está bien, como pasa con el cronista de fútbol; es mejor ver el partido en la grada: que no te cuenten por donde camina la literatura, descúbrelo tú mismo.

 P.-¿Hasta qué punto tiene que ser distinta la aproximación a la realidad que realiza la poesía de la que realiza la persona “normal” en su discurrir diario?

 R.- No percibo ese desdoble. El poeta y el ciudadano tienen los mismos sentidos, el mismo tejido sentimental y un enfoque semejante de la realidad. El poeta no es un ectoplasma, aunque es cierto que algún crítico actúa como un verdadero fantasma (No hace falta que ponga nombres propios: el sujeto sabe quién es porque nunca aparece en el espejo. 

P.- Ese comentario parece tener un sentido en clave, ¿es una venganza?

 R.- Claro, es echar un poco de leña al fuego. Un fuego que durante muchos años me pareció cálido e iluminador y ahora me parece un ejercicio de pirómano sin más mérito que hacer daño en los campos cercanos. Así que he decidido apagarlo con alguna meada.

P.- ¿Hay mal ambiente en la literatura?

R.- Depende el punto cardinal que contemples; mis mejores amigos son poetas, comparten mis alegrías, son solidarios y alguno, como Luis Felipe Comendador, me edita y dedica parte de su economía a recoger mis anotaciones de lo cotidiano y a ofrecerme sus colecciones para mis inéditos. Su generosidad está fuera de toda duda. Como la de Josune García, Emilio Pascual, o Sergio Gaspar.  Durante la década que coordiné Prima Littera recibí muchas colaboraciones y un notable apoyo personal y literario. Como en otras actividades, hay de todo, pero yo estoy muy contento con el elemento humano de la escritura.

 P.- ¿Qué proyectos ocupan tu mesa actualmente?

 R.- En febrero de 2007 apareció mi diario Reencuentros y algunos párrafos tenían claras similitudes con el aforismo y los epigramas. Así que estoy escribiendo algunos aforismos y al mismo tiempo preparo una antología de poesía contemporánea. Lo que hago cada vez menos es escribir reseñas; es un trabajo muy ingrato que requiere muchas horas de tiempo y prefiero releer.

 P.- ¿No hay excesivas antologías en el mercado?

 R.- Una antología es una introspección de etapa. En ella se percibe el estado de salud de un periodo, aunque el diagnóstico puede ser equivocado. Al realizar mi antología soy optimista: vivimos años saludables; sólo los agoreros vislumbras años negros.

 P.-¿Tienes preparado algún nuevo libro de poesía? 

R.- No; cada vez escribo poemas con más lentitud aunque cuando concluyo el poema recibo una alegría de primer orden.                                  



[1] Antonio Gutiérrez Turrión  (Valero de la Sierra, Salamanca, 1950) es Doctor en Filología Hispánica. Ha publicado los poemarios De ser y estar,  Diario de la tarde y Brindis al sol. Colabora en prensa con artículos de creación y reseñas críticas.  Editó Apuntes de supervivencia, primer estudio crítico sobre la poesía de José Luis Morante en 1998.

viernes, 20 de junio de 2025

ALERTA ROJA

En el país del haiku 
Fotografía 
de 
Adela Sánchez Santana 


 En mis oídos 

un clamor de tormenta.

Alerta roja.





jueves, 19 de junio de 2025

CURIOSIDAD

Venus de Milo
Museo del Louvre, París

 

CURIOSIDAD

   La sobria vanidad de la escultura alzó los ojos y fijó su mirada en mí con desconfianza, como si me viese por primera vez. Después fue repasando el contorno lineal de mi silueta en busca de algún apéndice roto, de esos indicios que nos guarda la humillación del tiempo.


(Microrrelatos de verano)





miércoles, 18 de junio de 2025

AGUA POTABLE

Mirador
(Días en Florida)

 

AGUA POTABLE

Cuántos manantiales sin agua potable.

Esas páginas impolutas y frías, sin glóbulos rojos.

El aspirante a personaje concede al ombligo un interés escénico.

Discreto, en la mirilla de la mañana pide asilo el esqueleto de un dinosaurio.

Mientras se aquieta la bruma, el sol es una lámpara minúscula, de segunda mano.

Los insectos sobre la tierra fría del sendero.  Soledad camuflada de vida.

La trastienda mental de quien sustituye amigos por animales domésticos.

Como gesto de autoprotección, espío los versos sueltos de mi vecindario.

La rutina carboniza el asombro.

 (Aforismos con agua potable)



martes, 17 de junio de 2025

PANORÁMICA VISUAL

Panorámica visual
(Hiroshima, Japón, mayo de 2025)
Fotografía 
de
Adela Sánchez Santana

 
 
 
 
EN LA VENTANA 
                                                                                               
Todo es siempre menos
 
JRJ
 
 
Extremó la prudencia verbal; no aventura palabras si no es en presencia de su diccionario.
 
***
 
Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono,  que lo que pensamos oculta lo que somos.
 
***
 
Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas que entre ellas cabe un sistema filosófico.
 
***
 
Al florecer el día  rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
 
***
 
Basta mirar la penumbra de alrededor para saber que no estoy.
 
***
El puño cerrado de quien corta rosas.
 
***
 
Una pobreza de hospitalidad irrefutable, capaz de ofrecer su vieja cama de faquir.
 
***
 
El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
 
***
  
El prudente convierte en coma cualquier punto final.

(Aforismos del después)







lunes, 16 de junio de 2025

FRANCISCO CARO. FUENTÉVAR

Fuentévar
Francisco Caro
Mahalta Ediciones
Colección Adivinos
Ciudad Real, 2025

 

PAISAJES CON FIGURAS

 
 
   La visión poética de Francisco Caro (Piedrabuena, 1947) compila en Fuentévar un conjunto de reflexiones sobre la relación entre caminante y paisaje, donde no existe el frío. La escritura se hace memoria y vida, paisaje con figuras; marca huellas para adentrarse en las sensaciones de la contemplación. Con la luz desperezando y los fuegos fatuos del transitar temporal vislumbra un fragmentado testimonio que se apega a los hábitos del ser. Busca el poeta el lugar intacto del niño que fue, dentro con una perspectiva dinámica que acoge cambios y mutaciones en la fértil dimensión estética de la realidad cercana. El entorno natural de Fuentévar es sentimental, una constante afectiva escrita durante años con tinta fresca. Fotografía sitios manchegos en el término municipal de Piedrabuena, municipio de Ciudad Real que, todavía lejos de la urgencia digital, mantiene un sosegado lenguaje con el pretérito. En ese muestrario íntimo se recuperan, entre la inquietud de los olivares y la silenciosa espera del barbecho, la brisa del ayer y las resonancias del existir. El regreso al pasado no ajusta cuentas con las carencias que acumula el olvido. Tiene la sensibilidad elegíaca de quien sabe que en aquella claridad rosácea de los primeros pasos comenzaba un camino que ha cubierto una larga distancia hasta el presente. En el seno de ese recorrido, evocador y reflexivo, confluyen hendiduras biográficas y el merodeo sin cartas de navegar del aprendizaje sentimental.
  Fuentévar propone una indagación lírica donde se abrazan territorio e identidad; es un punto de encuentro para enunciar una geografía singular que aglutina topónimos dispuestos a una localización inmediata o concreta. Con lenguaje sosegado, pide la palabra la confluencia de diferentes elementos asentados en la realidad: la flora silvestre, el terreno de cultivo, la arquitectura rural, los riachuelos y el maar, un cráter volcánico. Dormido en la hondonada entre lentiscos, aquel accidente geológico perdura atento siempre a los ciclos estacionales, para convertirse en laguna primaveral o vientre seco, abierto al azul del cielo. Lo mismo sucede con la cuesta de la Asperilla, otro enclave que define una ruta para el caminante que se pierde entre los cerros, el bajo monte y los escalonados arbustos. Otro topónimo lugareño, Los Lomillos, celebra el rito matinal de la lectura en el despertar del día; en ese instante de la mañana donde el quehacer agrícola emprende sus afanes y un ruidoso tractor caligrafía en el cuaderno de campo de la tierra los surcos más tempranos. Otros nombres propios acuden de inmediato al territorio de la observación: Valdelamadera, Sierra de la Cruz o el río Bullaque, quejoso por el mínimo cauce que alienta su lecho en la sequía. En el reducido espacio del pueblo los lugares tienden puentes entre sí, descubren una amplia gama de formas y sensaciones, una crónica que narra la experiencia de un tiempo en el que se entrecruzan realidades y sueños generando un amplio muestrario de imágenes y palabras.
   El poeta entrega también una panorámica íntima de la casa familiar y sus distintas dependencias. Allí el patio reclama las sobrias labores de jardinería, y se recuerda la casa hecha refugio de soledad y espera. Los muros, en el complejo año de la pandemia, transformaron la condición de ser. La soledad se hizo confinamiento y buscó en la escritura su manera de estar solo. Mientras leo estos poemas de Fuentévar recuerdo el libro Aquí, editado en 2020, meses después de que se escribieron sus últimas composiciones. Los versos transmitían ese inefable consuelo de quien nunca está solo cuando está consigo, rodeado de nostalgia y recuerdos.
   A pie de campo, en el pueblo,  frente a un horizonte cambiante y convertido en mirada interior, quien percibe se interroga a sí mismo: “¿Por qué este afán / de dejar en papeles testimonio / de aquello que una vez me exigiera la vida? / ¿por qué volver a los relatos / de los azares y las decepciones, / de la verdad azul o de la inútil, / del dolor que pretende y sus melancolías?”. Con voluntad sostenida, la mirada nunca baja los ojos. Añora y reconoce, articula con expresión diáfana un terreno expandido que tenía la luz incipiente del futuro.
   El segundo apartado del libro “Germinal” elige como pórtico una cita de Sergio García Zamora. Los versos muestran su afinidad con el pensamiento romántico y su manera de abrigar el paisaje con la piel sensible de los estados de ánimo. Con tan relevante certidumbre, el hablante lírico se asoma a nuevos espacios de apertura sensorial y se hace interlocutor de enigmas e incertidumbres: la desazón de la vida en sí que atenaza el cumplimiento de los sueños, lo efímero de proyectos e ilusiones, injertados en la lejanía del porvenir, el gastado deseo… Sobre la existencia alza su hilo argumental el poema “Fuentévar”, con la desvelada conciencia de haber sido: “El asunto es vivir, / aunque el sol acarree las sospechas / de fraude en lo pasado /    (el aire baja y tizna / de caridad sin fe nuestra esperanza) “.
   La poesía rompe la semilla del asombro oculto que la conciencia guarda dentro. Cada identidad cobija, en el hondo recinto del estar, vivencias aurorales marcadas por la lumbre encendida de las emociones y el revuelo incansable del pensamiento. Francisco Caro escribe Fuentévar con la calidez agradecida del homenaje y la certeza de pertenecer al cuarzo interior de su espacio afectivo. El poeta manchego deja en los versos el alba del origen, un lugar con vocación de paraíso. Ese calendario sin tiempo de la felicidad hecha raíz.
 
José Luis Morante
 
 

 

domingo, 15 de junio de 2025

EL TIEMPO SIN VOZ

Plaza de la memoria
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

  

EL TIEMPO SIN VOZ

PARADOJAS

 

Los códigos cifrados.

El pájaro y la jaula.

La lluvia en los poemas.

El mar de tierra adentro.

La ceguera y los libros,

aquella afinidad entre mi padre y Borges.

La idea que cobija el borrador.

Esa ilusión etérea de las cosas reales.

Las rosas sin olor, las flores secas.

El tiempo y la quietud de cada instante.

La luz y el corazón de las tinieblas.

Los días que amanecen y no estoy.

 

He tenido un sueño muy extraño. Todo alrededor era un extenso espacio de silencio, un tiempo sin voz. Alzo los ojos y allí están mis carencias dinámicas y orondas, repletas de vida, con el mismo entusiasmo de siempre. Sí, soy yo, no hay duda. 

Cuánto “no sé” en las respuestas de algunas amistades en retirada. 

Me reconoció por la voz y me abrazó con fuerza, pero había perdido su entusiasmo vital. No sé por qué me pidió perdón mientras me comentaba que durante años había vivido en él un estúpido de oficio, con una intensa vida laboral. Me dejó en las manos una inquietud desconcertante que tardaré tiempo en enfriar.

 Qué pronto se hace hábito el trastorno crónico.

Los impostores de identidades digitales se detectan de inmediato, como los falsos lectores que han leído todas las novelas de Borges.

No votar la candidatura a la Real Academia de Luis Alberto de Cuenca es un dislate más de la vida literaria , un error que advierte de que para obtener el dorado vellocino hay que estar y no ser.

Se preocupa tan poco de mí que siempre contesta con lugares comunes. Actos reflejos que significan lo mismo si viajo a Madrid o a Tokio. Pero su actitud no me pasa inadvertida; para mí hace muchos meses que es invisible y solo escribe libros sin palabras.

Diario de viaje



viernes, 13 de junio de 2025

JUAN CARLOS MESTRE. LA HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO DE LAS HORMIGAS

La historia del movimiento obrero de las hormigas
Juan Carlos Mestre
Selección de poemas y epílogo de Raquel Ramírez de Arellano
Dibujo de cubierta e ilustraciones de Juan Carlos Mestre
Kalandraka Editora
Pontevedra, 2024 

 

ESTRELLAS SIN HILO

  

   Al dibujar los trazos de su itinerario poético en el cuaderno Poesía y poética, edición no venal de la Fundación Juan March publicada en 2018, Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo, León, 1957) escribía: “Asumo la poesía como un camino hacia la interioridad de las fundaciones del espíritu y al definitivo valor inmaterial de la conciencia, a la irradiante oscuridad del amor y a la rectificable claridad de la muerte”.
   Aquella exploración conceptual indagaba también sobre la abundancia verbal del lenguaje, ese espacio abierto que hace de la imaginación la más evidente realidad existencial cuajada de significativas variantes. Lo previsible se ausenta. Cierra la boca la obviedad encogida de la razón y sus líneas argumentales y el recurso de la intuición convierte la sensibilidad poética en despliegue expandido hacia las cosas. Desde ese enfoque amanece una percepción instantánea, abierta a una comprensión inmediata que convierte emociones y sentimientos en experiencia estética que indaga más allá de la lógica.
  Así se gesta un fluir creativo proteico. Una dimensión exploratoria rupturista con la racionalidad de una estética cerrada, siempre proclive al juego literario y al abrazo de las posibilidades de la expresión como un ámbito rizomático y disgregado. Desde ese propósito de apertura ha ido naciendo la obra poética de Juan Carlos Mestre, conformada por las siguientes entregas: Siete poemas escritos junto a la lluvia (1982), La visita de Safo (1983), Antífona del Otoño en el Valle del Bierzo, reconocida en 1985 con el Premio Adonáis, Las páginas del fuego (1987), publicada en Chile, país donde vivirá varios años,  La poesía ha caído en desgracia (1992), Premio Jaime Gil de Biedma, La Tumba de Keats (1999), Premio Jaén de Poesía, La casa roja (2008), libro reconocido al año siguiente con el Premio Nacional de Poesía, y La bicicleta del panadero (2012), Premio de la Crítica. El conjunto atestigua una obra de fuerte singularidad y clara pulsión dialéctica, representada también en numerosos cuadernos y antologías y complementada con estudios y ensayos.
   Raquel Ramírez de Arellano (Madrid, 1975), Licenciada en Filología Hispánica y profesora, prepara la muestra La historia del movimiento obrero de las hormigas, trabajo de exquisita presencia formal que integra veinticuatro composiciones de Juan Carlos Mestre y una docena de dibujos a todo color. No olvidemos que el poeta es un artista visual de primera línea, y que ambas expresiones artísticas comparten el ideario surrealista, una imaginación implosiva y una clara propensión temática por el onirismo y los estratos asimétricos de la realidad. La creación artística libera el pensamiento y acoge una inmersión en lo irracional, una búsqueda de estratos significativos, más allá de lo aparente.  
   La impulsora de la compilación recuerda la dimensión escénica que adquieren los poemas en boca de su autor y el signo lírico que transforma la lectura en un escenario. El escritor mantiene un claro impacto emocional que convierte la presencia del poeta en las aulas en motivación y terapia, en la entrada a un mundo mágico, repleto de sensaciones y extrañamientos. Como asevera el poeta: “la poesía permanece amarrada al conflicto del deseo, la imaginación y la conciencia”. Desde allí afloran las resonancias interiores de la conciencia, un camino de conocimiento y compromiso que busca respuestas ante la existencia y el devenir histórico, que está en continua revisión. Ajena al intimismo reflexivo de la oratoria autobiográfica, la poesía de Juan Carlos Mestre es una creación emancipada de la figuración. En ella se cobija la aspiración a un sueño que no ha sido soñado todavía, el habitable no lugar que dibuja en el aire la espiral del poema.
 
 JOSÉ LUIS MORANTE
 
 
 



 

jueves, 12 de junio de 2025

EL BOSQUE DESHABITADO

Conversación
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


 

1 

Pierdo palabras; pronto seré un diccionario deshabitado.

 2

La edad recicla la ternura en desuso.

3

Existen muchas formas de soledad. En mí viven las más frondosas.

4 

Tras el despertar, qué eficaz la poda de quien contradice siempre.

5

La caligrafía en cursiva de la aurora imita la espontaneidad del niño que amplifica sonidos y oye la voz del mar en el caño oxidado de la fuente.

6

En el bosque de lo cotidiano, en cualquier rincón, las ramas dactilares del absurdo.

7

Habla poco de euforias infantiles. Fue un adulto inmaduro desde niño.

8

Hay amanecidas que confían en la pericia de la imaginación para sobrevivir.


(Aforismos del bosque deshabitado)




martes, 10 de junio de 2025

CALLEJONES SIN SALIDA

Laberintos
(Tokio, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

PRIMERA CLARIDAD


1

Vivir la claridad del despojamiento, su estar limpio, su ascesis hasta la otra orilla. Abro las manos. De la quimera existencial me llevo casi nada.

2

Aunque esté lejos, qué trasluz cercano empareja al asombro.

3

La germinación de la belleza  requiere constancia; instantes con levedad de nube.

4

 De  la voluntad, la respiración fatigosa de todo aquello que no pudo ser.

 5

 No ser nunca quien sobrevuela márgenes y levita sin estar dentro ni fuera.

6

Tengo una brújula para extraviarme en mí.

7

Antes, la desnudez invitaba al deseo. Ahora apresura la búsqueda urgente de una bata de felpa para evitar el resfriado.

8

 Contemplar la amanecida en la azotea, mientras las copas de los árboles ocultan las sombras, concede púlpito al optimismo.

 9

Tras la vigilia guardo las cenizas del sueño.

José Luis Morante


lunes, 9 de junio de 2025

EXIGENCIAS DE GÉNERO

Templo Todaiji
(Nara, mayo de 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

EXIGENCIAS LITERARIAS

  

  El yo escritor es el mismo que el yo viajero. Los dos viajan con la espalda ocupada por la mochila de las exigencias. No basta la buena intención. Para  que  el itinerario personal cruce el umbral de lo permanente y busque pronto la silueta de fondo del lector debe cumplir de forma imprescindible algunas exigencias. Cuánto emociona escuchar la voz dubitativa en el taller. La literatura es un encuentro pactado entre dos comensales: el autor y las palabras. Son dos caminos que se juntan en un punto de cruce, ajenos al invierno, para firmar acuerdos y pactos comunes. Igual que cada gota, los dos preguntan donde deben guardar su transparencia. Como pagodas con elegantes techos inclinados cada género asciende para depositar en el aire su techado y su altar: el ensayo precisa el sentido cartesiano, a salvo de cualquier disgregación; el aforismo la persuasión pedagógica, el epitelio lírico y la prolongación del pensamiento; el relato la complicidad y la pequeña magia del final; la novela, el paso libre de los argumentos y  la inteligencia ordenadora en el rumbo de los personajes; y la poesía, el misterio vespertino de la insinuación, el no sé qué que queda balbuciendo. El escritor sigue buscando en cada viaje la intuición creadora, la riqueza emocional y la mano azul de un camino sin nadie, laborioso, que consume recorrido en un instante.

José Luis Morante




 

 

domingo, 8 de junio de 2025

CONSTANTINO CAVAFIS. LA VIDA DENTRO

Constantinos Cavafis
(Alejandría, Egipto, 1863-1933)

 

MURALLAS Y ERIZOS

 

                   Con C. Cavafis y Joan Margarit

 

   En estos días de soledad forzada, retorno con frecuencia a la poesía de C. Cavafis. Leo en voz alta composiciones que sobrepasan su condición de textos literarios para convertirse en principios  vivenciales, listos para aplicarse a la travesía del mañana que empieza. Así me sucede con “Murallas”, un poema breve breve que suelo emparentar con otro imprescindible en mis hábitos lectores, “El erizo”, un acierto de Joan Margarit. En los dos escritos se habla de un yo encerrado fuera del mundo, seguro, inaccesible, protegido en Cavafis por sólidas murallas y en Joan Margarit por la punzante piel de los erizos. Ambos poemas dan voz a un yo solitario, a resguardo, que con horror descubre que el mundo está fuera, y allí empieza la vida.

 José Luis Morante




 

 

sábado, 7 de junio de 2025

DÍAS DE NIEBLA

Días de niebla
(Shirakawago, Japón, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

Con pisar tenue
el tiempo, sigiloso,
vaga perdido.

    (Viajeros sedentarios, La Garúa 2025)



viernes, 6 de junio de 2025

CIUDAD A SOLAS

Cortados de Wadi Rum
(Desierto de Jordania, 2024

 

CAMINOS

 

   A resguardo de la erosión rocosa, desgajada del tiempo, como si buscara sitio en un útero oculto bajo el desierto, una ciudad con habitantes mudos vive la calma del silencio continuo. Solo los que se pierden, malvestidos de sed y de cansancio, ocupan la extrañeza de su arquitectura. Ajenos al desvarío de ser ellos, sus pasos unen la estática distancia de otros itinerarios. Todos se borran al atardecer, desintegrados en el mismo azar.

 

(De Cuentos diminutos)

 

 

 

jueves, 5 de junio de 2025

INVITACIÓN AL VÉRTIGO

Vértigo
(Tower Tokyo, Tokio, mayo de 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

AFORISMOS  DE  JOSÉ LUIS MORANTE


Minucia interna; en mi interior no encuentro nadie en quien confiar.

Nadie es más que una sospecha de ser de otra manera. 

Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie. 

En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

En la madeja de su ingratitud se apelmazan los hilos sueltos. 

Los vertederos mentales necesitan poesía bucólica, la espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros, nubes e ingenuidad…

Carne tranquila. Senectud.

El paternalismo pone plazo al regreso de su amistad.

En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión y el silencio.  

La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad. 

La autonomía imaginativa del viaje precisa ángulos muertos, con inclinación a lo imposible. 

El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores. 

El abismo genera puntos de fuga; el vértigo en las manos de un lugar que no existe. 


José Luis Morante



miércoles, 4 de junio de 2025

lunes, 2 de junio de 2025

MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ. LAVADO DE CEREBRO

Lavado de cerebro
Miguel Ángel Gómez
BajAmar Editores
Gijón Asturias, 2023

 

POSIBILIDADES DEL YO

 

  Hablar de la escritura de Miguel Ángel Gómez (Oviedo, 1980) es adentrarse en un territorio creativo plural, que aglutina itinerarios en diversas estrategias expresivas, desde la prosa ficcional al aforismo, desde la poesía y la autobiografía al comentario crítico. Son teselas singularizadas que conforman un recinto estético unitario, donde resulta evidente el compromiso con las posibilidades del lenguaje y su empeño en buscar el espacio abierto de la iluminación, desde una dicción subjetiva y personal, donde lo gregario queda fuera y la caligrafía biográfica se hace inaudible.
  El empeño poético de Miguel Ángel Gómez acumula hasta la fecha las entregas Monelle, los pájaros (2016), La polilla oblicua (2017), Lesbia, etc (2017), Las lentes de Bolaño (2020), o Lavado de cerebro (223), entrega publicada en la inagotable casa abierta de BajAmar ediciones, que impulsa el inagotable optimismo  del editor César García Santiago. Sin duda, un legado de fertilidad abrumadora, que muestra una clara vocación inconformista y el deseo de recorrer un camino expresivo a trasmano, ajeno a cualquier consigna de grupo generacional.
  En Lavado de cerebro la cita inicial elegida es de Georges Perec y crea de inmediato una perspectiva, un enfoque revelador sobre la mirada del poeta. La enumeración realista se diluye para que afloren, entre la geografía de lo figurativo, la invención y el onirismo. Son ventanas especulativas de una  claridad interior que permiten salir al pensamiento del sujeto y el fluir de la conciencia, como si fueran inquilinos  que ocuparan la pieza de al lado. Cada poema pide calma en la lectura; no hay una línea continua en el suelo argumental; las imágenes van y vienen, conforman un sedimento heterogéneo que aglutina exploraciones verbales, aparentemente inconexas: “Muévete por mi visión, / apóyate en mi luz roja, / utiliza mi suspiro catapultado, / presta atención a mi sombrero entusiasta, / porta mi pato abstraído”.
  El significado comunicativo crea sustratos magmáticos; dibuja un entorno cerrado, donde las ideas conforman vislumbres, pero nunca todos orgánicos. Los poemas se sostienen desde la perplejidad del azar, tantean, parecen divagaciones de un estado mental caótico, que recuerda con frecuencia la escritura de autores singulares como  Roberto Bolaño, Allen Ginsberg, Georges Perec, Ricardo Piglia, John Cheever, E. Hardwick, Bob Dylan, F. Kafka y Borges. Son magisterios con los que Miguel Ángel Gómez mantiene una indeclinable proximidad afectiva, una auroral sensación de cercanía.
   El quehacer mental recuerda un estado de ánimo caótico, pero la efusión sentimental actúa como anclaje existencial: “La ciudad es una vibración de sentimientos que se entrecruzan”. Abundan en el libro los poemas de hondura emocional, con metáforas definitorias de la identidad del otro: “tú eres mi roca”. En estas composiciones la claridad expresiva retorna y convoca a protagonistas más cercanos, deambulando entre las contingencias y recuerdos que se dispersan en las manos del tiempo para encadenar pasos perdidos en cualquier dirección.
   El poeta elige como molde poético el poema corto y el verso libre; pero salpica el formato con otros acentos estróficos como el haiku, aunque alejado de su filosofía tradicional y su condición estacional, como se percibe en estos ejemplos: “Como un caballo / que va a respingar / el tren parado”, “Miro las nubes; / encantadora casa / sin pintar, blanca.”
    Se alzan, además, en el marco de representación algunos escenarios del habitual laberinto urbano. Son entornos también con textura ilusoria, descritos como apuntes enunciativos de un relato. Así se percibe en poemas como “Alma en vigor”, donde se crea un clima que renueva el despertar sensorial de la amanecida. La realidad está ahí, esperando que el pensamiento ensanche el campo de experiencias, mientras el lenguaje deshilvana ovillos semánticos. En el ideario de Miguel Ángel Gómez se define una sensibilidad de búsqueda y espera: “Mi pesadilla es notar una vaga ansiedad  “, una inquietud en crecida que convierte el cerebro en cataclismo interior, en un misterio que amalgama sombras y hendiduras, una hondura inasible que tiene la apariencia frágil de un cristal.
 

JOSÉ LUIS MORANTE