La poesía de Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) es incómoda para el sedentarismo y la conformidad. Sus versos descubren cicatrices, enfrentan a la conciencia del dolor y obligan a no bajar los ojos ante lo que contemplamos porque la realidad miente y vale la pena descubrir su impostura. En la antología Otromundo se compila una amplia muestra de su quehacer lírico entre 1956 y 2007. El título de esta selección se toma de un poema en prosa que define el exilio como un otromundo diario, como un error que persiste y convierte el territorio geográfico en un lugar de cruce.
Juan Gelman no deja de preguntar en cada libro porque está marcado por la dictadura argentina y por el exilio; su trayecto vital sufrió las mordeduras de unos hechos históricos que alzaron una realidad ignominiosa y asumió sin titubeos el papel de cronista y testigo. La palabra sirve para dictar veredictos. Siempre quiso esclarecer el sentido de los actos humanos en una larga conversación, entrecortada y austera: “ A este oficio me obligan los dolores ajenos, / las lágrimas, los pañuelos saludadores, / las promesas en medio del otoño o del fuego, / los besos del encuentro, los besos del adiós, / todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre ”.
En su escritura el poeta reelabora una experiencia colectiva, busca la racionalidad de un ideal que sobrevive en el solitario, preserva sentimientos y deja un hueco para la dignidad, incluso cuando caminamos a oscuras, en las tinieblas de lo cotidiano, y es necesario abrir una ventana. Hay que aprender a resistir.
Me gustó el comentario , la poesía de Gelman es incómoda pero seguramente desacomoda como toda verdad .Me encantan sus primeros libros , lo escuché rectar hace muy poco en Córdoba (Argentina), cunado la Universidad Nacional de Córdoba lo nombró Honoris Causa.
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