Cuaderno de interior (Diarios 2003-2004) Ricardo Virtanen Baile del Sol, Tegeste, 2013 |
CON LUZ NATURAL
A la literatura autobiográfica le viene bien
la luz natural, esa claridad justa para percibir una dimensión a la medida de
las cosas sencillas que conforman el entorno cotidiano. El primer volumen de
los diarios del poeta, músico y profesor universitario Ricardo Virtanen
desprende esa sensación desde el comienzo. La escritura no compone el gesto;
comparte los pormenores de una biografía al paso que tiende a caminar hacia
dentro más que hacia fuera.
En su ejemplar currículo profesional,
Ricardo Virtanen conjuga dos facetas artísticas, la música y la escritura, abordadas con perseverancia. Nacido en Madrid e hijo de un
músico de jazz profesional, Santiago Pérez, desde su infancia comenzó a
tocar varios instrumentos y es una costumbre mantenida. Cuando las tareas
docentes languidecen acude a los ensayos, o actúa en conciertos, en cualquier
geografía que reclame a los grupos musicales en los que toca. Y además escribe poesía, novela, ensayo, reseñas y
diarios, como si los días tuviesen un ritmo temporal distinto, más
intenso y más pleno.
Desde hace una década el autor se trasladó a
vivir a Rivas-Vaciamadrid con su familia. La localidad es su reducto doméstico y está presente en el círculo relacional y en
las inquietudes literarias del momento
vital en el que surge este diario. Esos años, la punta de lanza era Prima
Littera y a los nombres que impulsaban la revista dedica variadas
reflexiones; del mismo modo, están presentes algunos ciclos en
los que participaron poetas reconocidos como Joan Margarit, Luis
Alberto de Cuenca o José Cereijo. También se describen convocatorias de la
capital o encuentros con amigos del
gremio, de modo que la sociología escritural ocupa un tramo grande de esta
autobiografía.
El cauce introspectivo del diario tiene por
norma transcender la anécdota para apuntar una consecuencia moral. Cada sujeto
lleva en su periplo preguntas claves como el sentido
existencial, o la condición fugaz del ser: la desaparición de los seres
queridos más próximos hace que lo transitorio marque cada amanecida. El
ejercicio de vivir impone sus gravámenes.
Hay acontecimientos que convulsionan el
solipsismo del yo y conminan a definirse desde el nosotros. El 11 de marzo
de 2004 Madrid sufrió el mayor atentado terrorista de su historia. Fue un día
para la mudez –el escritor deja esa fecha en blanco-:”el poeta –y no pienso en
el escritor panfletario-tiene que reflexionar en voz baja, padecer lo ocurrido,
tragarlo, y un día, cómo no, vomitarlo.” Junto a esas
muertes del fanatismo totalitario emergen otras que separan de seres queridos o de figuras del jazz, y dejan un
hondo hueco en el ánimo del escritor.
Cuaderno
de interior es la imagen fija de una soledad que sólo a
veces se calma con los analgésicos del afecto, que tienen en la pequeña Sofía
–la hija del escritor- el mejor remanso. Deja subrayados y anotaciones que conforman una sensibilidad que casi siempre mira con melancolía. Es sabido que el diario
no es más que una propuesta para deambular de un asunto a otro sin que se extravíen el interés y la complicidad del lector. Y eso sólo lo
consigue el talento.
De buena, de excelente literatura está hecho Cuaderno de interior. El libro, lo digo con enorme alegría, revela un diarista de estatura.
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