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jueves, 9 de diciembre de 2021

ELIANA DUKELSKY. ELECTRA DESTRONADA

Electra destronada
Eliana Dukelsky
Ediciones Prensas de la Universidad de Zaragoza
Colección La Gruta de las Palabras
Zaragoza, 2021

 LA PIEL CURTIDA
 
 
   Aunque la capacidad de exploración del decir breve es amplia y heterogénea, en la geografía proyectiva del aforismo prevalece el pensar lapidario, esa idea cerrada en la síntesis que se empeña en comprender el mundo y asomarse a los pliegues de la naturaleza existencial. La brevedad se intensifica para hacer transitivo lo real y transcender a un nuevo espacio el devenir del tieempo. Eliana Dukelski (Buenos Aires, 1982) ya es una voz reconocida en los procedimientos expresivos del aforismo, con dos entregas, La Lengua o el espejo, que se alzó en 2015 con el II Premio Internacional José Bergamín de Aforismos, y el segundo paso, Crianza (2018). A las dos compilaciones se suma una amplia presencia en antologías del género y en proyectos editoriales colectivos.
  El título Electra destronada aporta una clara connotación mitológica. La hija de Agamenón protagonizará una trágica historia familiar que ha dado pie a la psicología para asentar su actitud como contrapartida del complejo de Edipo. Pero el aserto no expone ningún dogmatismo y da título también al décimo tramo, porque el volumen organiza su materia verbal en doce apartados de corta extensión, a los que se suma un breve epílogo.
 Explicar con palabras con palabras la identidad es un ejercicio de reconstrucción y retorno. Se trata de ubicar el lugar propio en el aparente estiaje de la memoria. Los textos no contienen la realidad sino un reflejo. Así sucede con el largo fragmento inicial en el que se advierte el entorno casi mítico de la infancia:”(…) que todos los mitos están desubicados, que la patria es un recuerdo de  la infancia”.
  Como sucede en los esquejes de Crianza, Eliana Dukelski acerca sus teselas a lo autobiográfico; la voz que enuncia es dueña de una conciencia en continuo fluir. Enlaza pasado y ahora en su incisiva meditación de reconocimiento. Se perciben en la escritura los relieves abiertos del pretérito. Nunca se cierran porque sus recorridos son el germen de estados anímicos que encuentran su maduración en el ahora: el desarraigo, la interrupción y quiebra de un tiempo lineal, la inquietud del estar al paso o la melancolía. Son sensaciones que hacen sitio a las asimetrías de lo cotidiano, como el dolor torcido de la infancia sin recursos o las borraduras del sujeto que va desapareciendo en el tiempo y en sus propios errores.
   El aforismo cultiva la sinceridad, piensa, busca dar coherencia a la dispersión de asuntos dispares. Trata de impulsar el paso natural de los fragmentos para abrir una senda pensativa creíble, que pueda ser entendida y trace los rasgos de la vida diaria como madre, porque “Las facetas no se eliminan, se superponen, como las capas de una cebolla”, o nieta de lejanos abuelos, casi perdidos en la costa abierta del tiempo.    
   Los mínimos destellos que sobreviven al tiempo y que muestran una memoria volátil dan pie a una percepción melancólica en la que se caligrafía la inseguridad del sujeto verbal, esas espirales del discurrir biográfico: “Las obligaciones me insertan en ruedas de hámster. El sospechoso placer que me produce su pedaleo”. Los contenidos propagan un intimismo confidencial en el que se funden la rutina diaria y esas invenciones ficcionales de la mente en las oquedades del pensar, o en los viajes con otros, donde las relaciones son mínimas y no concluyen en ninguna parte, como si cada pasajero viajara solo, en un compartimento cerrado.
   También permeable el decir breve a las carencias personales, en el apartado “Dislexias” encontramos aforismos de definición muy atinados: “Metáfora: dislexia justificada” y otros que expande intereses y circunstancias: “Los escritores somos hiperbólicos y acumulativos y un poco Diógenes con todas las cosas de este mundo”. Las secciones dejan ante el lector un escenario abierto, una representación que permite ir evocando etapas vitales, como la maternidad que es siempre un venero fuerte en la escritora y que construye el núcleo central del libro “Electra destronada”: “Para la madre, el complejo de Electra es una profecía autocumplida que la aleja de su hija”.
   En el laborioso ejercicio introspectivo, impera la certeza de que “El lenguaje encarrila los sentimientos, la fisiología”, además permite mitigar el impacto de la pérdida, el áspero tacto de la culpa y es un espacio abierto que permite entender la complejidad de actitudes y sustratos sentimentales.
  Entre el aforismo y el fragmento literario Eliana Dukelski deja en Electra destronada un autorretrato cuyas coordenadas resume el epílogo: la mudanza de quien siente la distancia como un exilio impuesto, que sobrevive en el recuerdo, entender la labor de madre y la maternidad, abrir el mundo a la hija y sentir el amor como un refugio de sueños contra el miedo que abre a diario cada amanecida.
 
 JOSÉ LUIS MORANTE
 
 
  

domingo, 3 de junio de 2018

JUAN ANTONIO TELLO (Ed.) AL SUR DE LA PALABRA

Al sur de la palabra
(Poetas marroquíes contemporáneos)
Juan Antonio Tello (Ed.)
Traducción de
Victoria Khraiche Ruíz-Zorrilla
y Juan Antonio Tello
La Gruta de las Palabras
Prensas de la Universidad de Zaragoza
Zaragoza, 2018 


POÉTICAS DE MARRUECOS

  Aunque la creación poética es una actividad individual y siempre refrendada por la autocrítica, el bagaje lector personal y los idearios estéticos subjetivos, cada etapa histórica comparte un espacio común. Aglutina contexto, mapa relacional entre escritores y percepciones afines del hecho literario condicionadas por las estéticas en boga. Por eso, las antologías constituyen instrumentos cognitivos muy útiles, si son ecuánimes y afianzan criterio editorial, más allá de la mera yuxtaposición de nombres.
 Juan Antonio Tello, Doctor en Teoría de la Literatura, Licenciado en Filología Francesa por la Universidad de Zaragoza, ensayista y poeta, impulsa la edición Al sur de la palabra, un compendio de veintitrés autores marroquíes contemporáneos que pretende reflejar el territorio lírico del país colindante.
 La apertura crítica argumenta la novedad de una poesía cuyo trayecto es fruto de un mínimo recorrido por la Historia. El país formaliza su independencia en 1956, tras una larga ocupación colonial de potencias europeas que buscan controlar su ubicación geográfica, como puerta del Mediterráneo, y como cruce de caminos intercontinentales. Además, la tradición escrita está desdibujada, y la expresión poética es casi una rareza en los diferentes periodos culturales. Solo ahora, en el tramo finisecular, a partir de los años sesenta, comienza un trabajo creador más denso, fruto de un plurilingüismo normalizado que moldea un cuerpo idiomático con evidentes asimetrías.
  La estabilización editorial de las últimas décadas ha facilitado la aparición de libros en el entorno y la creación de organismos impulsores del quehacer lírico como La Unión de Escritores Marroquíes, que diversifica encuentros, festivales, revistas, y que, poco a poco, va concediendo voz a sensibilidades femeninas. Pero los condicionamientos políticos han sido evidentes y la represión ha lastrado con frecuencia los perfiles más críticos de esta poesía.
 La poesía actual dibuja un proceso de evolución que subraya la vitalidad del género en las últimas generaciones. Sus integrantes no difieren mucho de otros entornos gracias a la expansión tecnológica, cuyo uso va uniformando el prisma cultural. En la muestra, se percibe  de inmediato la floración del coloquialismo; los versos abren los ojos a lo real y hacen de la escritura una prolongación del discurrir existencial. De esa búsqueda de la transparencia intimista participan los poemas de Aycha Bassy. Otras propuestas postulan una expresión más elíptica o con un mayor tejido metafórico para incidir en la identidad del hablante poético o en esos vericuetos de la imaginación que aportan perspectivas y enfoques en la piel del tiempo. Sucede con los poemas que representan la voz de Mohamed Ahmed  Bennis. M. Bentalha confía en el tono solemne de los versículos con poemas narrativos, y cuajados, a veces, de referentes culturales. En Jamal Boudouma emerge una intencionalidad social; lo cotidiano teje la extrañeza de una geografía tangencial y discordante, como si nos mostrara una realidad trastocada, y dispuesta a compartir sus destellos simbólicos. Mirada crítica e indagación introspectiva son signos percibidos en los breves poemas de  Mohamed El Annaz, con logradas composiciones como “La brecha”.
   Casi ningún enclave argumental pasa desapercibido. Los hilos versales entrelazan búsqueda y conocimiento, pensamiento y celebración del existir. Malika El Assimi explora el goce sensitivo del deseo, desde la crónica visual del entorno estival de Barcelona, como si las presencias anónimas del litoral condensaran el amor y el deseo, la belleza del cuerpo y la entrega al otro.  Sin embargo, hay aspectos como la reflexión metaliteraria que apenas adquieren formulación y aparecen como estelas mínimas. Uno de los pocos que reflexionan sobre el sentido del lenguaje es Mohamed  Hmoudane en el poema  “Las palabras”. Sostiene que el creador dibuja un punto de azar, un camino ciego en el que se refugian los pensamientos, como si lo escrito necesitase un cobijo interior. También Abdelkhaled  Jayed escribe sobre la razón del poema, y su función catártica para aventar las disidencias.
  Resulta complejo unificar en unas líneas la dispersión de voces y el granado semillero de quehaceres poéticos. En general predomina en los poemas la representación de lo real, una expresión escrita que unifica experiencia y memoria y que se va conformando con los movimientos de lo transitorio. Lo escrito es una representación de lo que somos. Permite adentrarse en las espirales reflexivas y sentimentales de quienes se contemplan a sí mismos, o miran las borrosas instantáneas del recuerdo.
   No se me escapa que la influencia en nuestro escaparate cultural de la poesía marroquí es mínima, un asunto paradójico dada la cercanía geográfica y el amplio asentamiento emigratorio que ha elegido nuestras ciudades como estación laboral. Al sur de la palabra concreta posibilidades de acercamiento, es un referente que busca resonancia para la tierra fértil de la poesía marroquí, sin bucles programáticos, incorporando el proceso de maduración de una cosecha plural, convertida en galería de espejos, que sabe nombrar las insistencias del hecho de vivir.
   La dimensión de una propuesta como Al sur de la palabra se mide por la calidad de sus versiones, por el empeño tenaz de que las postales poéticas preserven colores auténticos. Ese acierto se encarna con naturalidad en las traducciones de Victoria Khraiche  Ruiz-Zorrilla, Doctora en estudios Semióticos por la Universidad Complutense de Madrid y Licenciada en Filología Árabe por la Universidad de Salamanca. La investigadora y experta en poesía árabe, en colaboración con Juan Antonio Tello, nos acerca el discurso abierto del legado marroquí contemporáneo. Y corresponde al lector familiarizarse con esta propuesta, dejar en el árbol de la poesía savia pujante.