El desierto está creciendo
José Antonio Llera
Ediciones Liliputienses
Cáceres, 2012
Desde su inicio el catálogo de Ediciones Liliputienses, impulsado por el
poeta José María Cumbreño, nace con vocación minoritaria y tiradas reducidas,
abriendo campo a labores creativas de difusión restringida o que apenas asoman
a los reiterativos titulares de los suplementos literarios.
El desierto está creciendo es
un compendio breve del verbo poético de José Antonio Llera (Badajoz, 1971),
profesor universitario y firmante de las colecciones de poemas, Preludio a la inmersión, El monólogo de Homero y El síndrome de Diógenes, las tres
representadas en este volumen que se completa con varios inéditos del libro en
preparación Transporte de animales vivos.
Un preliminar da cuenta de algunas circunstancias biográficas, de
algunos ilusorios propósitos juveniles y del criterio selectivo de una entrega
que parte del ahora escritural para remontarse al primer libro. El que los
versos iniciales de El desierto está
creciendo sean los más recientes sugiere la importancia que el autor
concede en la modulación de una voz propia de madurez. Son textos narrativos,
que buscan la objetividad de una lente de cámara y que ofrecen planos
situacionales en los que se insertan reflexiones de corte aforístico o
experiencias concretas. Así nace la idea de una ficción autobiográfica que
condensa, con prolijo aporte de detalles, la dialéctica entre entorno y sujeto.
El primero establece un punto de fuga, reajusta los pasos del trayecto personal
e inunda la retina con aristas cortantes.
Aparecido en 2009, El síndrome de
Diógenes emplea la acumulación como
método escritural del yo poético; se yuxtaponen referentes diversos para
trasladar la idea de que cada texto releva la auténtica textura de lo
cotidiano. Como esos contenedores urbanos donde la materia concluye su trayecto
de uso, el sujeto se define por lo contingente, por lo que está abocado a
desaparecer.
El poema “Sala de espera” no prosigue un hilo argumental definido. Las
imágenes crean diferentes ambientes que despiertan la sugerencia del lector con
largos periodos narrativos que abocan en una reflexión conclusiva: “No cubráis
una herida que sólo el aire puede sanar. La piel no tiene estrías para los que esperan
a las afueras del último equinoccio”. Del mismo modo, otros poemas parecen
hechos de párrafos autónomos que sirven de cobijo a pensamientos en torno a lo
existencial, una existencia en la que encuentra cobijo lo alucinatorio.
Un breve fragmento sirve de muestra de El monólogo de Homero, libro concebido
como un monólogo dramático sobre un icono cultural; la identidad paga el diezmo
del acto creador y su actitud es válida en cualquier tiempo. También un texto
breve representa el punto cero escritural, Preludio
a la inmersión, en el que es perceptible la apoyatura cultural.
Uno de los mayores atractivos de El
desierto está creciendo es la constatación de que la propuesta escritural
de José Antonio Llera es singular y se aleja de lo predecible. El poeta y
ensayista se siente cómodo utilizando el poema en prosa como factura formal,
Los versos alzan un andamiaje narrativo para desvelar desde la palabra una
realidad de contraluces.
No conozco a este poeta, pero, si tú lo avalas, habrá que leerlo. Un beso fuerte, amigo.
ResponderEliminarQuerida Herme,también es mi primer encuentro con la literatura de José Antonio Llera. Ya sabes que el catálogo que impulsa José María Cumbreño busca voces que se alejen de lo previsible. Y la verdad es que hay poemas de gran interés, sobre todo los pertenecientes a su última etapa. Te gustará. Un abrazo y gracias por tu continuo ánimo.
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