UNA ESTELA DE TIZA
Con la cal en los
dedos (1982-2010)
Pilar Blanco
Estudio introductorio de Ricardo Virtanen
Provincia, León, 2012
La antología Con la
cal en los dedos (1982-2010) presenta un panorama abarcador del quehacer
lírico de Pilar Blanco, con entrada imprescindible del poeta y crítico Ricardo
Virtanen. Nacida en Bembibre, Pilar Blanco cursó en León y Salamanca Filología
Hispánica y desde hace años vive en el litoral mediterráneo. Esta muestra
escogida, impresa en el catálogo de la colección Provincia, conecta con la
tradición cultural leonesa a través de un sello editorial en el que tienen
sitio las voces más consolidadas de su tierra de origen.
Si cada texto es una apertura al sentido y una invitación a
la experiencia, tras casi tres décadas de escritura, Pilar Blanco opta por el
canto sobre el parsimonioso avance de lo existencial. Como apunta el prólogo,
la escritora busca una voz elegíaca que avanza sin mutaciones esenciales, con
la cadencia de una estética mantenida, hecha de confluencias y derivaciones,
con parecidos aportes temáticos: la intimidad, el latido del tiempo, el aporte
sentimental del yo…
La salida en el comienzo de los años ochenta, Voz primera, enlaza con una lírica
amatoria y confesional, figurativa y diáfana, cuyos ecos perduran en Vocabulario íntimo, donde
los nubarrones de la decepción dejan su grisura sobre el manso
latido de las horas. Vivir es también aprender a aceptar el margen de error de
la esperanza; el destino no tiene la misma materia que los ideales. Esta
impresión sobre la conciencia de ser requiere una respuesta; hay que
afrontar los límites que circundan el yo “porque vivir empieza en el mismo
momento en que advertimos / su ser resbaladizo despidiéndose, / dejando nuestro
cuerpo en la cuneta, / adiós con el pañuelo de las horas asido”.
Esta fragilidad inquietante del sujeto se acentúa en el
último tramo escritural. A partir de Ceniza
la experiencia de ser se torna
melancolía; la rememoración une fragmentos de belleza, sueños rotos, travesías
que no hallaron la rada prometida; el porvenir no existe, anticipa su nada y su
ceniza en forma de ilusiones marchitas: “Después de tanto y tantas, de miedo y aproximaciones, /
de avance y cobardías, rotura de los sueños es mi cosecha, / es la sal de mis
dedos, mi cedazo, mi nada”. La
caligrafía de lo vivido es una estela de tiza, trazos sin consistencia que borrará el
olvido.
Pilar Blanco despeja la encrucijada de su próxima entrega
con un puñado de inéditos. Se abre con “La apariencia”, un texto con cierre
metaliterario; del mismo modo que Beatrice fingió la mirada que iluminó el azar
y alentó el paraíso, la palabra filtra el latido del ser y concede a la
realidad una nueva dimensión. Pero tal vez la sugerencia que puede prevalecer
en los inéditos es la voluntad de objetivación para mirar las cosas como si
fuesen estampas autónomas.
La muestra Con la cal
en los dedos destaca por tu sosegado fluir, por un avance en el que
percibimos el acento meditativo de quien se enfrenta a su propio espejo sin alterarse porque sabe que “la vida es sólo un gesto construido
con hilachas de viento”.
Querido amigo, gracias por esa lúcida mirada que nos donas sobre la Poesía de Pilar Blanco, cuya "fragilidad inquietante" nos cala en los huesos de principio.
ResponderEliminarGracias!
Un abrazo, y pasa buena noche!
Querido Ricardo, hay prólogos que hacen una lectura vertical y dejan el libro en pie, visible a los ojos de cualquier lector. Tu sabiduría crítica es un privilegio para los que tenemos la suerte de contar con tu amistad.
ResponderEliminarMuchas gracias por estar cerca y mis mejores deseos para un año que será el de tus mejores éxitos literarios y personales.
Pilar, yo estoy enamorado de ti.
ResponderEliminarPilar, I love you.
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