AFORISMOS A DEDO
Despiertas y estás ahí, o no.
Cualquier entorno demuestra que ser normal es un atrevimiento.
Lo sórdido desde la poesía se convierte en una etiqueta:
realismo sucio.
Soy un escritor realista. Sueño mucho.
Entre realismo y realidad, el lenguaje; un
dedo que señala direcciones imprevisibles.
No hay frontera más infranqueable que la estupidez.
También en el afecto mantiene su vocación de austeridad.
Qué bien apuntan,
ResponderEliminarMorante, tus palabras;
alerta siempre.
Un abrazo.
Querido Antonio, el aforismo es sólo una pregunta ante el espejo del yo. No pretende respuestas, solo reafirma dudas.
EliminarAbrazos.
¡¡cuerpo a tierra!!, nos apuntas con el dedo...
ResponderEliminarVaya Chisme, qué alegría me das; suponía que mis entradas ya te aburrían y tu largo silencio me dejaba el ánimo maltrecho. Así que bienvenido a casa, aunque te apunte con este dedo sin municiones de la razón.
EliminarUn abrazo fuerte.
Tranqui José, te sigo la pista desde el bullicioso silencio del día a día...
Eliminar:)
Qué respiro; pensé que la vida laboral te dejaba sobre la mesa un reloj sin tiempo. Así que me alegra mucho comprobar que sigues cerca, lleno de amistad y con la misma confianza de siempre en la literatura y en el afecto.
Eliminar"No he de callar, por más que con el dedo..." Así que ya sabes, sigue con esa calidad de tus aforismos señalando todo tipo de objetivos, incluso los alcanzables. Enhorabuena y un abrazo.
ResponderEliminarQuerida María, regreso ahora de una salida al Monasterio de Uclés y al yacimiento arqueológico de Segóbriga. Así que hoy tuve que dejar los aforismos antes de irme a dormir.
EliminarValoro muchísimo tu apoyo a mi escritura y tu continuo afecto. El tiempo lo sabe. Yo también. Un abrazo grande.
Yo también soy realista, por eso me gustan los imposibles. Gracias por tus aforismos.
ResponderEliminarSueño mucho, ya lo sabes, casi siempre despierto; a veces sueño también cuando duermo, pero son sueños previsibles. O casi.
EliminarUn abrazo cordial, querido amigo.
Hace un par de días una antigua alumna me llamó desde Arcos. Al cerrar la conversación me dijo esta frase maravillosa: "disculpa que te llame a estas horas. Es que eres como mi padre". Qué te parece. Yo sonreí y me di cuenta de que hay afectos que no se olvidan nunca, ni en el tiempo ni en la memoria. Abrazos.
Hola José Luis, ya sabes lo que se dice de apuntar con el dedo, pero como son aforismos te lo consentimos, eso de la austeridad en el afecto es grande.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Paco, ya sabes cuántovalor doy a la amistad. Y todo lo demás... literatura.
EliminarQue tengas buenos sueños. Sin conserjes.