martes, 4 de agosto de 2015

RAINER MARIA RILKE. ELEGÍAS DE DUINO

Elegías de Duino
Rainer Maria Rilke
Versión de Juan Rulfo
Poesía   Sexto Piso, Madrid, 2015
 

DESTINO DE POETA 

   Rainer Maria Rilke (Praga, 1875- Montreux, 1926) asumió su destino poético como una imposición pactada con el yo, libre de cualquier obligación contingente. Vivió el quehacer escritural con tenacidad monocorde en un periplo biográfico que concluyó a los 51 años, víctima de la leucemia. Su obra adquirió pronto valoración en toda Europa; en España los poetas del 27 fueron lectores tempranos y reconocieron su magisterio.
  En el trayecto de Rilke, las Elegías de Duino ocupan un espacio central. Ahora aparecen en castellano en la versión realizada por un nombre cimero, Juan Rulfo, el autor de Pedro Páramo y El llano en llamas. Una nota final comenta las especiales relaciones del novelista y los poemas y los diferentes materiales que propiciaron esta versión, acaso, la más atinada por cuanto promueve junto al espíritu del texto un asentimiento del aliento creador.
   La opción poética de las Elegías de Duino ahonda en el esteticismo cognitivo; su avance hace de la belleza presencia tutelar de la que el hombre en vela se hace testigo e intérprete. El ángel es símbolo de esa vida interior que emprende un largo recorrido introspectivo. En ese estadio interiorizado percibe el acontecer de lo sagrado.
   El poeta inicia su primera elegía en 1902 en el castillo de Duino, bajo la aristocrática protección de Marie Von Thurn und Taxis-Hohenlohe, a quien dedica la obra, y proseguirá su escritura durante década, con amplios intervalos. Cada elegía impulsa “el puro movimiento del espíritu”, un moroso vaivén entre pensamientos y sensaciones que se va dispersando en un ondular expansivo. El ángel es un elemento imaginario clave que admite un incansable proceso interpretativo, aunque cada una de las elegías aborda temas diferenciados.
  Es conocido el posible aporte de la tradición mística, de los textos de san Agustín y de los esquemas mentales que proporcionan algunas representaciones escultóricas y pictóricas para explicar el origen del ángel como un espíritu fuerte, una energía transformadora y libre de condicionamientos humanos, como personificación de un grado superior del ser.
   La poesía se convierte así en una visión, una iluminación idealizada que busca sentido al sujeto, más allá de la realidad sensible. La lírica supera la condición escindida del ser vulnerable, escucha lo transcendente y configura un espacio donde el hombre encuentre protección y refugio.

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