Dondequiera que vague el día Ada Soriano Editorial Ars Poética Oviedo, 2018 |
LUCES Y ENTORNOS
Siempre asocio el nombre de Ada Soriano (Orihuela, 1963) con la revista
literaria Empireuma. Aquella
publicación, capitaneada por José Luis Zerón, llenó un largo periodo cultural en los años ochenta y noventa y se demoró hasta 2008, cuando dejó de publicarse
con regularidad, aunque después saliera algún número especial. Y es que las
revistas en papel, que hoy parecen animales antediluvianos para tanto náufrago
digital, cumplieron un notable ejercicio didáctico al cultivar géneros diversos
y al impulsar la obra de autores periféricos o recién llegados.
Ademas soy consciente de que la autora de
Orihuela ha protagonizado un largo itinerario personal, publicando las entregas
Luna esplendente o sol que no se oculta (1993),
Como abrir una puerta que da al mar (2000),
Poemas de amor (2011), Principio y fin de la soledad (2011) y Cruzar el cielo (2016), un trayecto
creador al que ahora se añade Dondequiera
que vague el día, un volumen editado por Ars Poética en su colección Carpe
Diem.
Desde una perspectiva epifánica, de amanecida y alumbramiento, el poema
se hace testigo del devenir temporal y su enaltecimiento de lo visible: “El sol
vierte su materia / sobre la piel del mar, / despierta a la naturaleza, /
realza los contornos de las rocas, / acentúa el pigmento de las algas / y
esclarece la arena de la playa / a pesar
de este momento / de total indecisión, / de sometimiento a su propia
lumbre”. Nace así una poesía de sensaciones, dispuesta a ser portavoz de los
sentidos para clarificar la textura relacional del sujeto con las luces y entornos de lo matérico,
dispuesto en identidades fragmentadas que cumplen sus mudables trayectos. En ese estar relacional el sujeto se hace
reflejo de lo que contempla, como si participase de una esencia plural y compartida que se
comunica con un lenguaje abrupto, silencioso, hecho de signos propios. La
naturaleza se convierte en presencia activa donde todo acontece, pero no anula
la introspección del yo, esa mirada interior que da voz al deseo y que da luz
al diálogo de los cuerpos, o que busca entre los pliegues de la memoria algún
recuerdo de los días de infancia.
El poema que inspira el título de esta salida de Ada Soriano,
“Dondequiera que vague el día”, como aquella canción de Frank Sinatra, “My way”, mencionada en su avance
argumental, muestra su fuerza apelativa contra el conformismo; es una defensa
del ser individual que rechaza el gregarismo para quedar al margen de cualquier
mirada inquisitoria; ser es evitar que nada turbe, que nada fuerce al
sometimiento y la opresión. Tras esta interpretación se cobija un canto
simbólico a la libertad en cualquier tiempo y lugar en cada fragmento de lo
vivido, siempre entendido como perseverancia, aprendizaje y experiencia, como
emoción y sereno entusiasmo.
La escritora añade como cierre del libro la sección “Seis poemas
delicados” en los que se percibe una fuerte textura sentimental. Si el
núcleo del poema es la emoción, el
intimismo aflora en composiciones dedicadas a la madre, a la pareja o al entorno relacional más
próximo, para argumentar sobre un existir lastrado por la incertidumbre o la
carencia: “Quiero recomponerme, / retirar el hielo del páramo / y recobrar el aliento. / Hilo y aguja / para remendar
las fisuras / de mi sombra que pasa”.
José Manuel Ramón acierta al sugerir como rasgo nuclear de este libro el
carácter autobiográfico. Así es; el lenguaje poético de Ada Soriano indaga en el
entorno y los repliegues íntimos de la existencia con una sensibilidad
expresada con acento sincero y natural. La poesía entonces se hace tránsito, deshabita la sombra y pone sobre la mesa de la realidad cotidiana un impulso de vida, un nuevo paso.
Además de muy interesante el libro, me parece genial esta reseña; me ha encantado, la verdad.
ResponderEliminarMuy agradecido por tus palabras y seguimos cerquita en la amistad y en los libros. Solo cabe desear a la autora, Ada Soriano, un itinerario cómplice con los lectores. Abrazos.
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