lunes, 7 de septiembre de 2020

MIGUEL CATALÁN. LA MENTIRA BENÉFICA (Seudología XIII)

La mentira benéfica
Seudología XIII
Miguel Catalán
Ediciones Verbum / Minor
Arganda del Rey, Madrid, 2020


ÉTICA DE LA FALSÍA


   Trayecto completo. Miguel Catalán (Valencia, 1958-2019) cultivador vehemente del aforismo, doctor en Filosofía, profesor universitario y ensayista concluye con La mentira benéfica la indagación monográfica Seudología, un quehacer activo sobre la ética de la falsía, que abarca trece volúmenes. El paisaje completo, desde El prestigio de la lejanía hasta La mentira benéfica, explora, con perseverante solvencia, la ontología de la falsedad y sus diferentes matices. Las arenas movedizas de las relaciones sociales tienen un notable potencial subversivo, regulan la vinculación del sujeto con su propia coherencia moral, siempre en constante fluctuación por la densa gravedad de las circunstancias.
  La mentira y su experimentado devenir postulan la complejidad del trazado de causas y efectos. Requieren una interpretación de la sensibilidad del yo y la realidad externa. La conciencia indagatoria se asoma a los estantes de la verdad para encontrar cierta claridad metafísica y captar la significación de la experiencia existencial Pero la conducta se llena de recodos, presenta rasgos específicos que excluyen el universalismo, aunque sean contradictorios o definan estados de ánimo dispares, como si en su amanecida la escritura plegara pasos a la condición de ser.
   Miguel Catalán recurre al nihilismo existencial del novelista uruguayo Juan Carlos Onetti para buscar la paradójica cita de entrada: “Se dice que hay varias maneras de mentir, pero la más repugnante de todas es decir la verdad, ocultando el alma de los hechos”. El filósofo también añade una introducción afectiva a esta última entrega que constituye una reflexión, teñida de nostalgia,  sobre el largo viaje creador y sobre los apoyos que han dado fuerza renovada al ser dubitativo. Sabe que el amor es la esencia y por eso no duda en cerrar su prólogo con estas palabras: “Para la realización  del tratado en su conjunto solo puedo expresar mi gratitud al amor constante durante 40 años de María Picazo, mi esposa. Solo su devoción personal y su eficacia diaria para despejarme el camino han permitido que visitara todos los lugares de interés de este largo viaje por el reino de la imaginación”.
   El oxímoron del título requiere un sondeo conceptual. Frente al rigorismo que condena siempre la mentira, Miiguel Catalán se muestra permisivo con la mentira benéfica por su carácter altruista que busca de forma natural la creación de efectos interiores satisfactorios. Hay que evitar el dogmatismo sumario y entender el tacto sosegado del engaño altruista, que pretende la protección del sujeto engañado; la mejora de su geografía afectiva. El ensayista estudia la práctica de la mentira benefactora en varios ámbitos, desde la vida doméstica de la pareja y el entorno familiar y afectivo más cercano, hasta los callejones saturados de la vida social. En cada uno de los tramos, la reflexión filosófica condensa ejemplos del periplo cultural y secuencias anecdóticas de la autobiografía. Surge así un entrelazado indagatorio que sirve para decodificar el sentido de nuestros actos. Cada sujeto camina por una circunvalación ética que añade al tramo avances y pausas, retrocesos y atajos
   De especial interés metaliterario es el apartado “El espíritu sanador de las artes y las letras”, donde Miguel Catalán consigna la capacidad de transfiguración del acto creativo, esforzado en crear una realidad menos deprimente, y más cercana al ideal. El creador abre la puerta a una función tonificante
 y benigna, capaz de crear espejismos benefactores. El arte postula una ilusión de permanencia en el tiempo negando las grietas prematuras de lo transitorio; otorga a la existencia estímulos de conocimiento y verdad. Del mismo modo, las letras en sus diferentes estrategias formales, desde los mitos y cuentos infantiles, hasta las sendas de la poesía, el teatro y la ficción narrativa dejan entre los ojos del lector el jardín imposible de la utopía, proporcionan emociones y sentimientos, acercan aquellas sensaciones que dejan una luz de amanecida en la rutina gris de lo diario.
  Los materiales compilados en La mentira benéfica cierran un ciclo creador irrepetible: Finis operis. El tallo argumental se hace fronda y fruto para mostrar al completo el saber del bosque, los claros de madurez y sosiego. Más allá del contraste abierto por las bifurcaciones de estas trece entregas, Seudología apunta una unidad vertebradora; confirma la permanencia en el presente de la cuestión central: la mentira manifiesta en el existir las sombras de una realidad mudable, propicia al desconcierto y la angustia.
   Este último paso del quehacer filosófico de Miguel Catalán deja también el emotivo refrendo de su memoria: “la obra bien hecha permite al menos la supervivencia del espíritu”.




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