Ocnos / Variaciones sobre tema mexicano LUIS CERNUDA edición de Jenaro Talens Cátedra, Letras Hispánicas Madrid, 2020 LA PROSA POÉTICA DE LUIS CERNUDA |
En
el fértil intervalo de la Edad de Plata que cobija las tres primeras décadas
del siglo XX se produce una provechosa convivencia dialéctica entre
experimentalismo y humanización. Está presente en todas las trayectorias del
27, promoción nucleada en torno al homenaje a Luis de Góngora. Los jóvenes
poetas de los años veinte pugnan por dar solidez a un legado personal que, poco
a poco, abandona el afán vanguardista para adentrarse en una rehumanización
centrada en la existencia que da continuidad a la tradición.
A comienzos de los años treinta, superados los códigos vanguardistas, se evidencia una recuperación del cauce popular y de canales expresivos que propician un mayor enfoque comunicativo y un registro más depurado. Desde este paisaje creador puede analizarse la obra de Luis Cernuda, compilada antes del exilio en el libro de libros La realidad y el deseo (1936) donde se recoge por primera vez su autobiografía poética. La producción cernudiana delinea una evolución en la que aprecian distintos momentos y mutaciones. El sesgo clasicista de amanecida se acerca sin tregua al enfoque irracional y repleto de imágenes oníricas del surrealismo; las etapas posteriores están marcadas por un cultivo de la mitología pagana que encuentra renovación en el quehacer garcilasista. Son fases secuenciadas que protagonizan un brusco giro por la tragedia de la guerra civil y por la pérdida del lugar propio que supone el exilio. A partir de ese momento la poesía estará signada por el destierro, el tono nostálgico y la reflexión sobre la pérdida.
A comienzos de los años treinta, superados los códigos vanguardistas, se evidencia una recuperación del cauce popular y de canales expresivos que propician un mayor enfoque comunicativo y un registro más depurado. Desde este paisaje creador puede analizarse la obra de Luis Cernuda, compilada antes del exilio en el libro de libros La realidad y el deseo (1936) donde se recoge por primera vez su autobiografía poética. La producción cernudiana delinea una evolución en la que aprecian distintos momentos y mutaciones. El sesgo clasicista de amanecida se acerca sin tregua al enfoque irracional y repleto de imágenes oníricas del surrealismo; las etapas posteriores están marcadas por un cultivo de la mitología pagana que encuentra renovación en el quehacer garcilasista. Son fases secuenciadas que protagonizan un brusco giro por la tragedia de la guerra civil y por la pérdida del lugar propio que supone el exilio. A partir de ese momento la poesía estará signada por el destierro, el tono nostálgico y la reflexión sobre la pérdida.
El quehacer analítico del poeta, profesor yensayista Jenaro Talens
comienza con una tesis doctoral iniciada en 1968 que se fue completando hasta
1973. El trabajo profundiza en el fluir discursivo y la estructura
interior de dos salidas singulares, Ocnos, que amanece en 1942 y es punto de
partida de la prosa poética del sevillano, y Variaciones sobre tema mexicano (1952). Entre ambos andenes el
decurso existencial de Luis Cernuda vive con desoladora intensidad
acontecimientos de fuerte impacto. La madurez del hombre aglutina secuencias
cruciales que buscarán acomodo en la caligrafía creadora. Jenaro Talens aborda los textos de Ocnos
como un intento de recuperación de un patrimonio personal orillado en la
memoria. El poeta desanda el tiempo. Retorna al etéreo espacio de la amanecida
infantil para abrazar vivencias capaces de dar sentido y luz al páramo desolado
del presente. Para ello crea un personaje, El Poeta, capaz de expandir la
limitada biografía individual, que concibe la infancia como una costa abierta a
la idealización: “Desde niño, tan lejos como vaya mi recuerdo, he buscado
siempre lo que no cambia, he deseado la eternidad. Todo contribuía alrededor mío,
durante mis primeros años, a mantener en mí la ilusión y la creencia de lo
permanente: la casa familiar inmutable, los accidentes domésticos de mi vida.
Si algo cambiaba era para volver más tarde a lo acostumbrado, sucediéndose todo
como las estaciones en el ciclo del año, y tras la diversidad aparente siempre
traslucía la diversidad íntima”.
Tal concepción de la infancia propicia en la
madurez la asunción de un paraíso perdido. También la idealización y la arquitectura onírica de lo ideal es parte primordial
de la sensibilidad creadora que se presenta en Variaciones sobre tema mexicano, cuya primera edición ve la luz en
Porrúa y Obregón, México D. F., en 1952. Los textos se van sucediendo tras
conocer el poeta durante unas vacaciones universitarias, las tierras de México.
Aquella luminosa geografía impacta los sentidos, se contrapone al aire gris y
crepuscular de las horas inglesas. Unifica de nuevo los enlaces entre mundo
exterior y geografía íntima de la memoria, como si el paisaje andaluz se hubiese
duplicado y diese lugar a una fuerte sensación de renacimiento que impulsa la
voz enunciativa. Lo expresa Jenaro Talens: “Variaciones
es el resultado de hacer concreto y tangible el mundo utópico de Ocnos que, si allí, por el tamiz del
tiempo y la inconcreción espacial, resultaba atractivo y creíble, aquí fracasa
porque las coordenadas de la utopía y del mundo real no coinciden”.
Es inevitable rescatar la cuestión del formato expresivo de ambos libros
y analizar el rol que el poema en prosa desempeña en el corpus integrado en La realidad y el deseo. Luis Cernuda
elige esta opción narrativa para liberarse
de la cadencia del verso libre y de la versificación mecánica. También para
fortalecer una evidente función discursiva que aglutina pensamientos y sensaciones
sin perder su invisible textura métrica. Las diferentes ediciones de Ocnos han
modificado el texto original profundamente, esta edición de Jenaro Talens toma
como base la realizada en 1942 por The Dolphin en Hertford, Inglaterra. Incluye
por tanto el texto “Escrito en el agua”, suprimido en las ediciones siguientes,
la segunda realizada en Madrid por Ínsula en 1949 y la tercera y definitiva,
que llega en México por el impulso de la Universidad Veracruzana en 1963 y fue
preparada por Luis Cernuda en el verano de ese mismo año, cuando regresa al
país contratado para el curso siguiente por la Universidad de Souther de
California. El fallecimiento del poeta el 5 de noviembre en casa de Concha
Méndez, viuda de Manuel Altolaguirre, deja en imprenta esa edición de Ocnos que servirá de coordenada
referencial a las posteriores. La
andadura en prosa de ambos títulos nos deja la sensación de ser una meditación
complementaria sobre el tiempo. Los textos reflexionan sobre la memoria y la
fugacidad de lo vivido; el vibrar del recuerdo y la intimidad del sujeto. Se
evocan las más ocultas sensaciones que resuenan enigmáticas y desoladas en el
discurrir. Ponen a resguardo lo vivido en un nimbo trémulo, envuelto en la
niebla de la idealización. Los escritos hacen de la existencia una memoria
insistente, un canto personal y cálido que lucha contra el tiempo.
JOSÉ
LUIS MORANTE
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