Puntales de la brevedad Aforistas en construcción Demetrio Fernández Muñoz Ediciones Cypress Cultura Colección Délfica Sevilla, 2023 |
BALANCE
Los paisajes interiores de la microliteratura peninsular serían más
sombríos y difusos sin la constancia del investigador alicantino Demetrio
Fernández Muñoz (Villajoyosa, 1987),
doctor en Filología Hispánica, profesor de instituto, ensayista, poeta y vértice impulsor
del portal digital del Instituto Cervantes del Ministerio de Cultura y Deportes, dedicado íntegramente al minimalismo verbal. Su estudio, ya referencial, La lógica del fósforo: claves de la aforística española, práctica literaria elaborada
como tesis doctoral, fue publicado en común entre Apeadero de Aforistas y Cypress Cultura en 2021 y constataba la
entidad creciente del decir breve y su presencia vertical. Con similar textura, aunque
con un empaque teórico más liviano, Puntales
de la brevedad hace balance de un momento áureo del legado lacónico,
seleccionando pasos hiperbreves de veintiún practicantes del género en el
tiempo digital.
La cronología del aforismo aporta en el momento presente un cultivo casi desaforado, que le concede una importante entidad. Ya no se trata de una estrategia expresiva secundaria sino de una poblada red de tramos cognitivos que ha propiciado colecciones, entregas, premios y eventos públicos. Este resurgir no solo sucede en España, ahí están los estudios de Hiram Barrios sobre la aforística mexicana y de Hispanoamérica, los de Víctor Guédez en Venezuela o las antologías sobre la fortaleza del aforismo contemporáneo en Italia.
El texto de introducción aglutina cuatro apartados indagatorios que sustituyen la solemnidad del dogmatismo argumental por una saludable textura confidencial. Demetrio Fernández Muñoz se adentra en la diacronía del aforismo en el intervalo temporal del siglo XXI, una etapa de bonanza que ha consolidado la autonomía del género. El laconismo ya no es una viruta de taller. Despliega carácter y sensibilidad. Explora y propone pinceladas meditativas. Los textos mínimos son paseantes nómadas que retornan hacia dentro; germinan en la mirada interior; son cosecha que guarda las reflexiones, vivencias y emociones al moldear la sensibilidad del hablante conciso.
El estudioso considera “pistoletazo de salida” el año 2013, cuando aparece el Premio Internacional José Bergamín de Aforismos, impulsado por la editorial Cuadernos del Vigía, un monográfico de la revista Ínsula sobre el activismo lacónico coordinado por la profesora y poeta Erika Martínez y sobre todo la edición del estudio antología de José Ramón González Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos (1980-2012). Aquel análisis dibujaba una detallada cartografía de la brevedad y ponía lindes a la dimensión colectiva del periodo. Sin embargo, el estudioso advierte que, más allá de los cantos de sirena y el conformismo celebratorio, la solidez de esta estrategia expresiva y su sentido perdurable solo se conseguirán “con una voluntad constructiva y rigurosa”.
La sensibilidad humanista del formato breve acoge un espacio de conocimiento y búsqueda. Se manifiesta en la actualidad en una notable cantidad de colecciones y proyectos en los que participa un copioso inventario de editoriales con nítido impacto en la pantalla cultural del presente. Los singulares aportes fragmentarios, implicados en un nomadismo continuo, deambulan entre la intimidad y la experiencia; convierten las nuevas entregas en un poblado panorama de asombro que ilumina con su onda expansiva el cansado discurrir de lo diario.
En medio de tanto mediodía no faltan los cirros y así lo subraya el prologuista recordando algunas de las máculas expuestas en su día por José Luis Trullo: la falta de crítica, la autocomplacencia y reiteración epigonal, la pésima distribución de novedades y la anorexia de un mercado con mínimas ventas. Pero la realidad está ahí, sin ningún epitelio apocalíptico, como constata la amplia selección de nombres que cierra esta entrega. Los aforistas en construcción aportan un selecto muestrario capaz de refrendar el renacimiento y garantizar un futuro con caminos francos y mensurables.
También una biografía puede ser retórica. El ensayista reconstruye cada periplo biográfico esencializando con escueta precisión. Añade además algunas notas que particularizan cada ideario estético y suma unas decenas de aforismos de cada elegido. Se incluye a Miguel Ángel Arcas, Carmen Camacho, Carmen Canet, Jesús Cotta, Eliana Dukelsky, Ramón Eder, Aitor Francos, Gabriel Insausti, Emilio López Medina, Lorenzo Oliván, Carlos Marzal, José Mateos, Fernando Menéndez, José Luis Morante, Manuel Neila, Mario Pérez Antolín, Javier Sánchez Menéndez, Felix Trull, Juan Manuel Uría, Juan Varo Zafra y Ricardo Virtanen. Sin duda, una selección muy relevante, donde también se puede especular con algunas ausencias como Dionisia García, Ramón Andrés, Luis Felipe Comendador o León Molina.
Demetrio Fernández Muñoz concluye su estado de cosas con una certeza diáfana: el esqueje verbal se ha hecho adulto y ratifica esta convicción con tres razones de peso: “el reconocimiento literario, la búsqueda de pertenencia a una tradición y la conformación de poéticas y trayectorias propiamente aforísticas por parte de los autores”. Son raíces de arraigo que dejan constancia de la dimensión creciente del formato, de ese temblor de verdad que convierte el aforismo en lengua natural capaz de ampliar la conciencia y reivindicar el valor absoluto de lo humilde.
La cronología del aforismo aporta en el momento presente un cultivo casi desaforado, que le concede una importante entidad. Ya no se trata de una estrategia expresiva secundaria sino de una poblada red de tramos cognitivos que ha propiciado colecciones, entregas, premios y eventos públicos. Este resurgir no solo sucede en España, ahí están los estudios de Hiram Barrios sobre la aforística mexicana y de Hispanoamérica, los de Víctor Guédez en Venezuela o las antologías sobre la fortaleza del aforismo contemporáneo en Italia.
El texto de introducción aglutina cuatro apartados indagatorios que sustituyen la solemnidad del dogmatismo argumental por una saludable textura confidencial. Demetrio Fernández Muñoz se adentra en la diacronía del aforismo en el intervalo temporal del siglo XXI, una etapa de bonanza que ha consolidado la autonomía del género. El laconismo ya no es una viruta de taller. Despliega carácter y sensibilidad. Explora y propone pinceladas meditativas. Los textos mínimos son paseantes nómadas que retornan hacia dentro; germinan en la mirada interior; son cosecha que guarda las reflexiones, vivencias y emociones al moldear la sensibilidad del hablante conciso.
El estudioso considera “pistoletazo de salida” el año 2013, cuando aparece el Premio Internacional José Bergamín de Aforismos, impulsado por la editorial Cuadernos del Vigía, un monográfico de la revista Ínsula sobre el activismo lacónico coordinado por la profesora y poeta Erika Martínez y sobre todo la edición del estudio antología de José Ramón González Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos (1980-2012). Aquel análisis dibujaba una detallada cartografía de la brevedad y ponía lindes a la dimensión colectiva del periodo. Sin embargo, el estudioso advierte que, más allá de los cantos de sirena y el conformismo celebratorio, la solidez de esta estrategia expresiva y su sentido perdurable solo se conseguirán “con una voluntad constructiva y rigurosa”.
La sensibilidad humanista del formato breve acoge un espacio de conocimiento y búsqueda. Se manifiesta en la actualidad en una notable cantidad de colecciones y proyectos en los que participa un copioso inventario de editoriales con nítido impacto en la pantalla cultural del presente. Los singulares aportes fragmentarios, implicados en un nomadismo continuo, deambulan entre la intimidad y la experiencia; convierten las nuevas entregas en un poblado panorama de asombro que ilumina con su onda expansiva el cansado discurrir de lo diario.
En medio de tanto mediodía no faltan los cirros y así lo subraya el prologuista recordando algunas de las máculas expuestas en su día por José Luis Trullo: la falta de crítica, la autocomplacencia y reiteración epigonal, la pésima distribución de novedades y la anorexia de un mercado con mínimas ventas. Pero la realidad está ahí, sin ningún epitelio apocalíptico, como constata la amplia selección de nombres que cierra esta entrega. Los aforistas en construcción aportan un selecto muestrario capaz de refrendar el renacimiento y garantizar un futuro con caminos francos y mensurables.
También una biografía puede ser retórica. El ensayista reconstruye cada periplo biográfico esencializando con escueta precisión. Añade además algunas notas que particularizan cada ideario estético y suma unas decenas de aforismos de cada elegido. Se incluye a Miguel Ángel Arcas, Carmen Camacho, Carmen Canet, Jesús Cotta, Eliana Dukelsky, Ramón Eder, Aitor Francos, Gabriel Insausti, Emilio López Medina, Lorenzo Oliván, Carlos Marzal, José Mateos, Fernando Menéndez, José Luis Morante, Manuel Neila, Mario Pérez Antolín, Javier Sánchez Menéndez, Felix Trull, Juan Manuel Uría, Juan Varo Zafra y Ricardo Virtanen. Sin duda, una selección muy relevante, donde también se puede especular con algunas ausencias como Dionisia García, Ramón Andrés, Luis Felipe Comendador o León Molina.
Demetrio Fernández Muñoz concluye su estado de cosas con una certeza diáfana: el esqueje verbal se ha hecho adulto y ratifica esta convicción con tres razones de peso: “el reconocimiento literario, la búsqueda de pertenencia a una tradición y la conformación de poéticas y trayectorias propiamente aforísticas por parte de los autores”. Son raíces de arraigo que dejan constancia de la dimensión creciente del formato, de ese temblor de verdad que convierte el aforismo en lengua natural capaz de ampliar la conciencia y reivindicar el valor absoluto de lo humilde.
JOSÉ LUIS MORANTE
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