Mostrando entradas con la etiqueta Escritores en Rivas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Escritores en Rivas. Mostrar todas las entradas

lunes, 14 de octubre de 2024

MINIATURAS VERBALES

Conferencia
de
JOSÉ LUIS MORANTE
Centro Cultural Federico García Lorca
Plaza de la Constitución, Rivas Vaciamadrid
Sala Marcos Ana, 19,30 horas en PALABRAS EN VUELO

 

MINIATURAS VERBALES

 

   El habitual despliegue de la taxonomía literaria ha sentido siempre una fascinación general por las formas expresivas de larga extensión. No se ha mitigado con el tiempo el interés popular por la novela y, en menor medida,  el teatro y el ensayo; son géneros que se consideran actos para un desarrollo indagatorio de la condición humana desde la amenidad y el didactismo. Con esta percepción colectiva los géneros marcados por la brevedad han sufrido en el discurrir un forzado anonimato porque su apariencia se asocia con la sencillez y la levedad transitoria; es decir, con la nadería.
  El miniaturismo  verbal integra como principales modalidades lacónicas los haikus, aforismos, epitafios y microrrelatos. Todos estos formatos encarnan en su textura una dicción breve y una síntesis argumental compacta que en el presente literario se abre paso con diligente desenvoltura.
   Vivimos, por tanto, un tiempo de eclosión de la urna breve, y cabe preguntarse cuáles son las causas que han propiciado un cultivo tan fértil en el proceso de renovación de la jerarquía literaria. Son muchas las voces que otorgan al asentamiento lacónico algunas razones de peso: la mutación del hábito lector adquiere un sentido práctico, tiene que ver con el acceso inmediato a la información y a la necesidad de consumir contenidos más breves y directos, argumentos clarificadores y exentos de matices digresivos. Sin duda, el manejo continuo de redes sociales ha fomentado el chispazo verbal, la tendencia a un mensaje urgente, de semántica clara y atractivo en su presentación. Además la globalización ha borrado distancias y reductos oscuros, incrementando la facilidad para crear y compartir sin restricciones ni filtros; lejos del complejo proceso de secuenciación editorial, la pantalla digital es un cercano espacio democrático donde todos somos autores. En el empeño de airear contenidos la brevedad se adapta mejor a las limitadas dimensiones de los dispositivos móviles y especulamos también que la persistente innovación y el desarrollo tecnológico anulan cualquier quietud y galvanizan la indagación comunicativa y el ánimo vanguardista para descubrir los matices más estimables de los nuevos formatos...

(Fragmento de la conferencia "Miniaturas verbales")


viernes, 28 de abril de 2023

LUIS QUIÑONES. LA OVEJA NEGRA QUE DEVORÓ EL MANUEL DE LITERATURA

La oveja negra que devoró el manual de literatura
Luis Quiñones
Prólogo del autor
Bohodón Ediciones
Tres Cantos, Madrid, 2021

 

LOS LIBROS QUE NOS LLEVAN
 
 
   La feria del libro de Rivas, celebrada en los últimos días de abril de 2023 con sol estival y una insólita calidez lectora, me concedió el privilegio de conocer en persona a Luis Quiñones (Madrid, 1977), licenciado en Filología Española y docente en un instituto de enseñanza pública del municipio. Asentado en el entorno cultural de Rivas desde hace muchos años, impulsa un recorrido literario cimentado en la novela que integra los títulos El retrato de Sophie Hoffman (2008), Los papeles de Madrid (2013), Un hombre detrás de la lluvia (2015) y Crónica del último invierno (2019). Pero nuestra conversación, jaleada por la estridencia verbal de Julio Llamazares sobre el escaparate literario actual derivó de inmediato hacia el enfoque ensayístico de la creación y la aldea literaria. La pertinencia de sus juicios críticos me hizo buscar en los estantes su primer ensayo, La oveja negra que devoró el manual de literatura que leo con los ojos apresurados del lector cómplice en esa orilla fresca del libro que nos lleva.
   El volumen arranca con una indagación en torno a la literatura como resistencia cuyos argumentos llueven energía, frescor y claridad. La escritura de verdad responde a una necesidad interior. Es una manera de explorar la realidad circundante, pero también un sosegado intento de introspección de lo inexplicable que conforma círculos en la propia conciencia. Escribir y leer alientan ejercicios de rebeldía, cuestionadores con pulso crítico del conformismo y lo aparente. Sin duda, la literatura soporta una belleza improductiva, incapaz de convencer al generalizado pragmatismo que moldea el culto al mercado y a los balances contables. Lo demás es silencio, muda quietud frente a la desasosegante tecnología y la rentabilidad de los resultados. Así que la literatura supone un peligro inminente, la certeza de que alguna oveja negra anda suelta.
  El estudio de Luis Quiñones no es un todo orgánico con un trazado vectorial uniforme, sino un compendio de varias lecciones que describe la sensibilidad plural de un lector. Así van apareciendo reflexiones que hilvanan ideas y enfoques que se ramifican con acertada amenidad.
  La primera lección se titula “Los escritores son gente peligrosa”. Traza un recogido por la consideración social del escritor a lo largo de la historia y por multitud de ejemplos de escritores que pasaron por la cárcel porque infringieron normas o reconvenciones o generaron una áspera desconfianza sobre su papel de cívicos ciudadanos. En prisión estuvieron Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Quevedo, Cervantes y tantos otros que soportaron con estoicismo la descalificación pública y que buscaron redención plena en su escritura. Y la historia ha completado un copioso inventario de hogueras, persecuciones y barbaries que demuestran la disposición del poder a silenciar el ejercicio de la imaginación y la mirada crítica. Los hombres de tinta son subversivos porque viven la realidad desde la indagación y el cuestionamiento, porque saben que en los músculos y huesos de la literatura alienta un saludable propósito transformador, capaz de hacer un mundo más humano y habitable.
  La segunda propuesta gira en torno a Lázaro de Tormes y a la naturaleza de su biografía. Ficción o realidad, la autobiografía define una conciencia y una época que son reflejos de cualquier otro momento histórico; también de este tiempo nuestro definido por el empacho tecnológico y los contratos basura. Más allá de la confusión entre vida y arte, el hecho literario genera un verismo incuestionable que denuncia males sociales endémicos: la desigualdad en el nacimiento, la pobreza, las falsas relaciones sociales, el mal, los abusos y la codicia…Todavía sin resolver el misterio de la autoría, la lectura del clásico de la novela picaresca desvela un ejercicio de supervivencia en las aguas revueltas de la sociedad de consumo. Una muestra de disconformidad, un golpe de voz que advierte que hay que rebelarse ante esa mesa atestada de contratos basura que manchan la dignidad y que alejan al infinito cualquier esperanza de futuro.  
  El refranero castellano concede la entrada escritural de la tercera senda “El vivo al bollo…Una reflexión sobre la muerte”. La escritura, en todos sus registros expresivos, aborda la sombreada superficie de la propia identidad y el empeño de ser para la muerte. La provisionalidad del vivir cumple un recorrido de duración variable que sondea el sentido a nuestro viaje interior. La muerte no es una simple excusa argumental; es uno de los temas centrales del hecho literario y la tradición se ha impregnado de sus señales concretas más definitorias: Jorge Manrique, Miguel Hernández, los clásicos del siglo de Oro han escrito sobre la naturaleza transitoria del ser y sobre las dudas esenciales en torno a la muerte como caducidad y olvido. El tema es inagotable y es complejo también desde el enfoque docente abordar su tratamiento en el aula, condicionados por el vitalismo y la urgencia de felicidad epidérmica que exigen las redes digitales. También en el presente, tan disgregado por los espejismos del triunfo social, hablar de la muerte es casi un acto subversivo.
   La entrega La oveja negra que devoró el manual de literatura  articula el cuarto andén reflexivo con título sugerente: “Gramática y pornografía” El ensayista explora primero el origen conceptual del término pornografía para abordar a continuación, como ya es hábito en el tono general del libro, el vértice exploratorio en la tradición literaria. La mirada lectora define un bosque de textos con la enramada múltiple del amor, el deseo y la presencia de lo carnal. Mira los pasos remansados de La Celestina y abre ventanas a la interpretación del texto y al papel de la gramática como expresión articulada del pensamiento. El transcurso ficcional de la novela ha dejado otro título, La regenta, con enseñanzas básicas entre lenguaje y deseo, donde los moralistas rancios reordenan rechazos e improperios para que no se pierda el transitar bifurcado de la censura. La realidad del cuerpo está ahí y en ella somos escritura y silencio que impulsa nuevos libros como Lolita o Memoria de mis putas tristes, títulos dispuestos a la palabra moralizante y aleccionadora de los predicadores éticos.
  El viaje de reflexión y conocimiento que propone Luis Quiñones concluye con el trabajo “Del romanticismo al punk”, una estela en el tiempo que alude a las mutaciones de la rebeldía romántica en su desaforada exaltación de lo individual hasta el movimiento contracultural del punk que imponía nuevos moldes estéticos y sociales, frente a los convencionalismos burgueses. En ese trasiego de cambios, qué papel corresponde al supuesto inmovilismo docente que tanta alarma genera en representantes e instituciones internacionales. El profesor emerge con brillantez para contradecir el discurso imperante y reivindicar el pasado frente al futuro. Con pleno acierto, se defiende la sólida cimentación del pensamiento desde el legado cultural y la literatura. Sólo desde el mundo anterior se explica el ahora. Solo desde el libro lo real aparece en todo su esplendor.

JOSÉ LUIS MORANTE



 


miércoles, 25 de enero de 2023

JOSÉ GUADALAJARA (Entrevista sobre NADAR EN SECO)

 


 JOSÉ GUADALAJARA es Doctor en Filología Hispánica. Ha publicado libros de investigación como Las profecías del Anticristo en la Edad Media, además de numerosos artículos en revistas. Es autor de novela histórica y contemporánea: La luz que oculta la niebla, Testamentvm, La reina de las tres muertes, La maldición del rey Sabio, El alquimista del tiempo y Fado por un rey, entre otras.  También del libro de microrrelatos Cien microhistorias de la Historia. En el próximo mes de febrero saldrá Una voz interior desafinada, escrita con Candela Arevalillo.

 www.joseguadalajara.com

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS MORANTE SOBRE EL LIBRO NADAR EN SECO

 1.- Nadar en seco es un esfuerzo inútil que produce rasguños, heridas y una desazón enorme; nadar en seco, como el título de tu último libro, es un oficio de locura. ¿Qué se esconde detrás de ese sentido figurado?

La voluntad tenaz del superviviente, la conciencia de que vivimos en un tiempo extraño, que ha perdido su cimentación y multiplica arquitecturas en el aire. Por eso, hay que adaptarse a las circunstancias del presente y ajustar la musculatura mental a sus chalecos de fuerza. Nadar en seco es la aceptación de un compromiso con el yo concreto para que siga cumpliendo su papel existencial.

 2.-En uno de tus versos afirmas con desgarro: «En los brazos maltrechos hay jirones de mí». La imagen es desoladora: denota lucha, esfuerzo, amargura. ¿Qué herramienta cortante es la que secciona ese hilo tuyo «en el ovillo de los sueños»?

 El corte proviene del filo angosto de la realidad, ese espacio que impide el cumplimiento de nuestros sueños y lima nuestras aspiraciones más hermosas. El discurrir existencial es una larga historia de erosiones y pérdidas, un caminar inevitable hacia la última costa.

 3.-Los que te conocemos y gozamos de tu amistad, sabemos que eres un hombre afable, cariñoso y entusiasta; sin embargo, cuando leemos tus poemas nos encontramos muchas veces con un poso pesimista que no encaja en esta imagen personal. ¿Cómo explicas esta contradicción?

 Es una cuestión básica en toda la historia de la literatura que conviene aclarar de inmediato y en la que han participado los más grandes poetas del siglo XX, desde Antonio Machado, Fernando Pessoa, o Jaime Gil de Biedma. No hay que identificar el sujeto biográfico y el protagonista verbal; son identidades distintas, por mucho que se parezcan. El poeta es un fingidor, una máscara, un yo ficcional que convierte el poema en un espacio de representación. Se puede escribir novela negra sin ser un detective, un policía o un habitual del hampa. La imaginación y la capacidad creadora lo permiten. Y la felicidad doméstica, también.

4.-En relación con esto, creo que una hija tuya te llamó la atención sobre ese pesimismo que fluye en tu poesía. Si no es rebasar el ámbito de lo privado, ¿se puede saber qué le contestaste?

Que procuraré en nuevos libros dar voz a la alegría y la convivencia sosegada con los demás. No me gustaría encasillar mi trabajo en el nihilismo y en lo sombrío; como todos, tengo la obligación de ser feliz y dejar en las ventanas de lo diario un cristal transparente, sin máculas ni desajustes. A ver si lo consigo.

5.-La poesía, según mi modelo estético, debe conseguir establecer una asociación de palabras «inasociables». Los formalistas rusos, como Viktor Shklovsky, hablan de desautomatización para crear la literariedad en el uso del lenguaje. En Nadar en seco esta operación de camuflaje es constante. ¿Cómo haces, cuando te encuentras en pleno esfuerzo creativo, para conseguir esa «nueva amistad» entre palabras habitualmente poco afines?

La poesía es un telescopio del lenguaje; su función básica es evitar los lugares comunes y conseguir que afloren nuevos matices, galaxias de imágenes, ritmos lectores y sentidos semánticos que añadan otros itinerarios. Hablamos de originalidad expresiva, de ver cada amanecida sin gregarismos ni rutinas visuales: con otra mirada.

6.-Un ejemplo de esta literariedad son versos como estos: «Goteo con trasiego de sístole», «sed ferrosa», «nubes ocres del gimnasio» o «latido de lluvia me interrumpe», entre otros muchos. ¿Cómo debe enfrentarse el lector a estas asociaciones? ¿Es necesario que entienda el mensaje al completo?

El lector habitual no es un cazador de metáforas, no tiene esa formación literaria que demuestran el profesor universitario, el filólogo o el investigador; por tanto sus niveles de lectura serán más básicos. Pero el creador no debe condicionar su taller a un primer piso expresivo; los rascacielos verbales están ahí, alzan sus estructuras con la fuerza pujante del arquitecto. Y eso crea un urbanismo desarrollado, habitable, distinto. Recuerdo aquella definición de clásico que argumentaba Italo Calvino: un libro clásico es aquel que nunca se agota en una primera lectura. 

 7.-Tus versos, muy precisos y sintéticos, portan una potente carga intelectual que puede quizá producir una sensación de distanciamiento; sin embargo, no es así. «Esa geometría estética» de tu poesía reviste una sentimentalidad y reflexión muy profundas. ¿Cómo conviven ambas?

 Siempre he pensado que el corazón del poema es la emoción; nunca me ha gustado el tacto de escarcha del hermetismo o de la poesía intelectual; mi poesía busca una estela de reflexión humanista y aporte sentimental; de su convivencia depende la razón del libro, su propuesta argumental; en los poemas debe habitar un abanico de sensaciones colectivas que no se dan en un solo sujeto sino en alguien que podría ser cualquiera.

 8.-Hay un verso, «El tiempo que no tuve, nada en seco», en el que el uso de una coma resulta un hallazgo artístico esencial. Me parece un modelo de ese rigor y precisión que, como he apuntado en la anterior pregunta, caracteriza tu poesía. Es curioso que el empleo de una simple coma potencie la plurisignificación y la sugerencia de todo un verso. Esto es solo un comentario, pero, si lo deseas, puedes añadir algún renglón.

 El traje formal del poema convoca una vigilia continua en el taller literario; las correcciones se multiplican; crear es borrar, repetir, cambiar, romper, seguir, operaciones de relojería que aseguran la precisión final. A veces tanto trabajo se disfraza de sencillez o se cierra de modo intuitivo, casi por un acierto casual. Así que sigo dedicando –ya lo sabes, mi querido amigo,- toda la mañana a la coma, para seguir dudando por la tarde si no hubiera sido mejor borrar su rastro. No sé, a veces los aciertos no dependen del autor sino del lector.

 9.-Tienes una gran facilidad de palabra y tus intervenciones públicas están siempre repletas de asociaciones léxicas y conceptuales referidas a la realidad. ¿Cómo lo consigues? 

Pertenezco a esa generación de maestros y profesores que hicieron de la palabra su método de trabajo; he llegado tarde a la mirilla digital y a los artilugios conceptuales del lenguaje binario. Amo profundamente la palabra y lo paso francamente mal con la pésima utilización de nuestra lengua por los medios de comunicación y por la banalización de las redes sociales. Yo busco siempre en cualquier medio la máxima exigencia. Tenemos una herramienta hecha de verdad y de belleza, que no admite ninguna pereza mental.

 10.-¿Qué es para ti un «ordinal necesario», tal como escribes en el primer poema de Nadar en seco? ¿Qué te conduce a la metapoesía? 

Que me niego a ser un simple número en la fila común de lo diario. Que busco una identidad sólida mediante las palabras, que amo la lectura como ejercicio esencial para el conocimiento y la razón estética. Que hablar de libros, voces, magisterios y autores abre cualquier lejanía. En el diccionario caben todos los mundos.

 11.- «Un soneto me manda hacer Violante / que en mi vida me he visto en tanto aprieto…». Eres historiador y, como sabes, yo soy escritor de novela histórica. Como conclusión y regalo, me gustaría que me compusieras dos o tres versos de «poesía históricas”:

“España ya no existe como tema poético;  / es solo un sustantivo que dormita / en el viejo jergón del poeta social”. Somos afortunados, querido José, los primeros poemas de la literatura occidental son la Iliada y La Odisea; y desde Homero se han multiplicado las conexiones entre poesía e historia, no como verdad irrefutable, sino como relato de un tiempo concreto; piensa por ejemplo en cómo afectó nuestra guerra civil por la censura y el exilio a la poesía de la posguerra. Pero, me temo, que eso es otra historia; y ahora solo corresponde darte las gracias por  este apasionante capítulo de preguntas.

Rivas Vaciamadrid, 24 de  enero de 2023