JOSÉ GUADALAJARA es Doctor en Filología Hispánica. Ha publicado libros de investigación como Las profecías del Anticristo en la Edad Media, además de numerosos artículos en revistas. Es autor de novela histórica y contemporánea: La luz que oculta la niebla, Testamentvm, La reina de las tres muertes, La maldición del rey Sabio, El alquimista del tiempo y Fado por un rey, entre otras. También del libro de microrrelatos Cien microhistorias de la Historia. En el próximo mes de febrero saldrá Una voz interior desafinada, escrita con Candela Arevalillo.
ENTREVISTA A JOSÉ LUIS MORANTE SOBRE EL LIBRO NADAR EN SECO
La voluntad tenaz del superviviente, la conciencia de que vivimos en un tiempo extraño, que ha perdido su cimentación y multiplica arquitecturas en el aire. Por eso, hay que adaptarse a las circunstancias del presente y ajustar la musculatura mental a sus chalecos de fuerza. Nadar en seco es la aceptación de un compromiso con el yo concreto para que siga cumpliendo su papel existencial.
4.-En relación con esto, creo que una hija tuya te llamó la atención sobre ese pesimismo que fluye en tu poesía. Si no es rebasar el ámbito de lo privado, ¿se puede saber qué le contestaste?
Que procuraré en nuevos libros dar voz a la alegría y la convivencia sosegada con los demás. No me gustaría encasillar mi trabajo en el nihilismo y en lo sombrío; como todos, tengo la obligación de ser feliz y dejar en las ventanas de lo diario un cristal transparente, sin máculas ni desajustes. A ver si lo consigo.
5.-La poesía, según mi modelo estético, debe conseguir establecer una asociación de palabras «inasociables». Los formalistas rusos, como Viktor Shklovsky, hablan de desautomatización para crear la literariedad en el uso del lenguaje. En Nadar en seco esta operación de camuflaje es constante. ¿Cómo haces, cuando te encuentras en pleno esfuerzo creativo, para conseguir esa «nueva amistad» entre palabras habitualmente poco afines?
La poesía es un telescopio del lenguaje; su función básica es evitar los lugares comunes y conseguir que afloren nuevos matices, galaxias de imágenes, ritmos lectores y sentidos semánticos que añadan otros itinerarios. Hablamos de originalidad expresiva, de ver cada amanecida sin gregarismos ni rutinas visuales: con otra mirada.
6.-Un ejemplo de esta literariedad son versos como estos: «Goteo con trasiego de sístole», «sed ferrosa», «nubes ocres del gimnasio» o «latido de lluvia me interrumpe», entre otros muchos. ¿Cómo debe enfrentarse el lector a estas asociaciones? ¿Es necesario que entienda el mensaje al completo?
El lector habitual no es un cazador de metáforas, no tiene esa formación literaria que demuestran el profesor universitario, el filólogo o el investigador; por tanto sus niveles de lectura serán más básicos. Pero el creador no debe condicionar su taller a un primer piso expresivo; los rascacielos verbales están ahí, alzan sus estructuras con la fuerza pujante del arquitecto. Y eso crea un urbanismo desarrollado, habitable, distinto. Recuerdo aquella definición de clásico que argumentaba Italo Calvino: un libro clásico es aquel que nunca se agota en una primera lectura.
Pertenezco a esa generación de maestros y profesores que hicieron
de la palabra su método de trabajo; he llegado tarde a la mirilla digital y a
los artilugios conceptuales del lenguaje binario. Amo profundamente la palabra
y lo paso francamente mal con la pésima utilización de nuestra lengua por los
medios de comunicación y por la banalización de las redes sociales. Yo busco
siempre en cualquier medio la máxima exigencia. Tenemos una herramienta hecha
de verdad y de belleza, que no admite ninguna pereza mental.
Que me niego a ser un simple número en la fila común de lo diario.
Que busco una identidad sólida mediante las palabras, que amo la lectura como
ejercicio esencial para el conocimiento y la razón estética. Que hablar de
libros, voces, magisterios y autores abre cualquier lejanía. En el diccionario caben
todos los mundos.
“España ya no existe como tema poético; / es solo un sustantivo que dormita / en el viejo jergón del poeta social”. Somos afortunados, querido José, los primeros poemas de la literatura occidental son la Iliada y La Odisea; y desde Homero se han multiplicado las conexiones entre poesía e historia, no como verdad irrefutable, sino como relato de un tiempo concreto; piensa por ejemplo en cómo afectó nuestra guerra civil por la censura y el exilio a la poesía de la posguerra. Pero, me temo, que eso es otra historia; y ahora solo corresponde darte las gracias por este apasionante capítulo de preguntas.
Rivas Vaciamadrid, 24 de enero de 2023
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