Busto del poeta. Jardín de la Casa-Museo de Antonio Machado, Segovia |
ANTONIO MACHADO (EVOCACIÓN)
En el 75 aniversario de su muerte
Ha estallado la guerra cainita. El 24 de noviembre de 1936, ante el avance de los golpistas hacia
Madrid, capital de la II República y objetivo prioritario de Franco, un grupo
de intelectuales es evacuado hacia Valencia. Uno de los que salen es Antonio
Machado, portavoz reciente del agradecimiento colectivo ante el heroísmo de la Junta de defensa.
Republicano por tradición familiar, vivió con alborozo el bienio progresista y
se involucró en escritos, homenajes y actividades de apoyo cultural. Atrapado
en Burgos, su hermano Manuel poco a poco se convertirá en benevolente cantor de
los militares rebeldes; esta incidencia afecta al poeta que, sin embargo, asume
con entereza el rol del compromiso. Instalado, primero en Valencia y más tarde
en Rocafort, con su familia, durante año y medio, Antonio Machado desarrolla
diferentes funciones: preside la
Casa de la
Cultura , firma manifiestos, da entrevistas que propagan su
apoyo a la democracia de las urnas, forma parte de la Presidencia de Honor
de la Conferencia
Nacional de la
Juventud , condena el golpismo y la criminal actitud del
fascismo internacional y colabora en iniciativas como la revista Hora de España. Sería en esta
publicación donde se levante acta de una reunión de escritores que rechaza el
individualismo en literatura y justifica sus acciones en pro de la
libertad de pensamiento. El II Congreso Internacional de escritores para la Defensa de la Cultura comienza en
Valencia el domingo 4 de julio de 1937. Lo inaugura el Presidente del gobierno,
Juan Negrín, y acude una nutrida representación internacional: André Malraux y
Julián Benda, de Francia; Ludwig Renn,
de Alemania; Ilya Ehrenburg y Miljail Kolsov de la Unión Soviética ;
W. H. Auden, de Inglaterra; Malcom Cowley, de Estados Unidos; Pablo Neruda de
Chile; Octavio Paz de México. Con ellos, Tristan Tzara y los representantes españoles, Antonio
Machado y José Bergamín. Los debates denuncian el pasivo asentir de las
democracias europeas y el intervencionismo fascista; hay un unánime apoyo a la
república, convertida en causa popular.
Del posicionamiento de Antonio Machado queda constancia en el cuaderno Madrid. Baluarte de nuestra guerra de
independencia, formado por dieciséis páginas con textos y fotografías que
son emotivo testimonio de la destrucciones causadas por los bombardeos aéreos,
y en el libro La Guerra (1936-1937). La posibilidad de la caída de Valencia
aconseja un nuevo traslado del gobierno a Barcelona; también se muda la
redacción de Hora de España y la
familia Machado, alojada al llegar en el Hotel Majestic y más tarde en un viejo
palacio requisado. Hasta enero de 1939 publica en La
Vanguardia artículos bajo el rótulo “Desde el mirador de
la guerra”, en los que muestra solidaridad política y humana con el régimen
republicano. De ahí, el seguimiento exhaustivo de operaciones militares como la
batalla del Ebro y el posterior repliegue que ocasiona la conquista de Cataluña
y la retirada general hacia la frontera francesa, destino final de muchos
españoles. Por todas partes un ambiente de tristeza y un reguero de refugiados
deambulando hacia la frontera. Allí se encaminan desertores, población civil
expulsada de sus aldeas destruidas y hombres de letras como Corpus Barga, Carles
Riba, Joseph Pous o la familia Machado que forma parte de un grupo heterogéneo
que retrocede por caminos intransitables.
Son conocidos los pormenores de los
últimos días hasta su instalación en Colliure. Allí muere el poeta, el 22 de
febrero de 1939, en territorio francés, en los días postreros de la guerra,
incapaz de resistir la soledad y el exilio, dejando en su chaqueta un verso
inolvidable: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Es la elegía de
quien vuelve los ojos y ve que ya no existe lo que fuimos; el pasado es ruina secular, ceniza y lodo.
Un referente poético y ético para todos y un placer siempre volver a su lectura. Feliz fin de semana. Un abrazo.
ResponderEliminarClaro que sí, Jesús, vivimos en una sociedad que ha hecho de los valores de la ética un asunto de calderilla y la voz de Antonio Machado siempre recuerda que el ser individual es una parte de lo colectivo, tiene compromisos con los otros que no puede eludir. Feliz fin de semana, querido Jesús.
EliminarConfieso mi ignorancia, para volver sobre mis pasos y conocer aquello que es historia y, en especial, reconocer cuando algo bueno debe ser leído. no había leído esos días azules y ese sol tan español como la pluma que lo plasma. Un fuerte abrazo y sigues enseñándome cuánto de bueno hay en la cultura que nos descubres.
ResponderEliminarHoy es un día para conmemorar, querido Paco, hace 75 años que Antonio Machado cruzó la frontera para morir en Colliure. Del poeta permanece todo; quien murió no fue Antonio Machado. El poeta sevillano permanece vivo en cada verso que escribió. Un abrazo.
EliminarGracias por el recuerdo. A mi juicio, nuestro mejor poeta del pasado siglo. Siempre hay que leerle y tener a manos sus versos y escritos. Un referente ético y literario.
ResponderEliminarUna vez más. completamente de acuerdo. Ya sabes que el pasado siglo llenó los manuales de nombres imprescindibles que son la raíz de todo lo que ahora se escribe. Un fuerte abrazo.
EliminarBálsamo Machado para tratamiento de indignaciones varias, frustraciones probables y limitaciones inevitables de los tiempos que vivimos. Es un fanal ese hombre. Gracias por recordarlo...hoy es siempre todavía.
ResponderEliminarHoy es siempre todavía. Por eso la poesía de Antonio Machado permanece como un faro encendido y nos revela su doble ejemplo de altura ética y estética. Volver a Antonio Machado es mirar nuestro interior y restaurar las coordenadas de la mejor poesía. Un abrazo entrañable.
EliminarGracias por este homenaje al gran poeta Antonio Machado.Es uno de mis poetas preferidos no solo por su poesía sino por sus valores éticos y la fidelidad a sus ideales.
ResponderEliminarUn abrazo, José Luis.
Coincidimos querida Fanny. Como sabes muy bien, cada poeta se refugia en el árbol frondoso de una tradición y en esa tradición que nos cobija estará siempre la voz y la palabra de Antonio Machado. Feliz día.
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