PRIMERA CITA
Es solo una silueta en la ventana, cargada de abulia, El destino lo condena año tras año a buscar entre sombras algún matiz cromático. Optó por hacer algo para alejarse de la soledad; se apuntó a un cursillo de relaciones sociales por correspondencia. Garantizaba diploma acreditativo, algunas clases prácticas y una primera cita.
En varios capítulos del manual de uso se insistía en la hospitalidad casera y en la necesidad de crear un ambiente íntimo, una acogida destinada a causar un temblor afectivo. Así que encendió la chimenea, limpió el patio, ahuyento telarañas y se centró en la decoración minimalista del saloncito.
Después puso sobre el sofá una manta de cuadros, el pijama de felpa doblado con airosa simetría, las zapatillas y un vaso de cristal junto a la lámpara de pie, donde el cepillo de dientes compartía espacio con el tubo de pasta recién comprado.
Abríó la puerta al percibir en el umbral la presencia de la desconocida. Era muy joven. Apenas sin palabras fue avanzado con calma. Todo estaba perfecto; por eso no entendió la cara de extrañeza.
Humor y misterio. Me deja pensando el final. El cepillo de dientes? Feliz 2016, amigo José Luis.
ResponderEliminarHola poeta, una alegría verte por aquí ahora que tengo tu diario entre las manos. Javier Sánchez Menéndez siempre desborda generosidad y me ha remitido el volumen calentito de imprenta. No tengo mucho sentido del humor, dos o tres gramos, pero los días se empeñan en mimarme y no se me borra la sonrisa. Al menos espero que el cuento te deje buen sabor de boca... Abrazos.
EliminarExtraño, un cuento extraño, como lo es encontrar un cepillo de dientes y la pasta al lado de una lámpara de pie,de ahí que resulte tan interesante y enigmático. Buena entrada y salida de año querido amigo. Abrazos.
ResponderEliminarLo mismo digo, querida amiga; me lo comentaba Hilario Barrero. No pretendía hacer un relato misterioso sino ahuyentar la soledad de quien está entre sombras. Pero las cosas se leen con los ojos del lector y el autor es siempre un protagonista secundario, y feliz por tener amigas como tú. Un fuerte abrazo.
EliminarJajaja, qué bueno. Feliz entrada de año amigo.
ResponderEliminarFeliz entrada de año, Paco, y a ver si el mercado laboral llena tus manos de trabajo e ilusión. Nunca entendí esa estupidez que pone trabas a que una persona se desarrolle dando lo mejor de sí en cualquier oficio. Lo dicho que tengas suerte y que además tus relatos sigan creando una realidad hermosa ante los ojos de muchos lectores.
Eliminarlas ansias pueden jugar un rol que nos lleven a un error
ResponderEliminarsomos crédulos, afanosos, en fin, simplemente expuestos a equivocarnos
saludos y que tengas un gran 2016
Saludos Omar, la forma de ver el mundo varía en cada identidad; el ambiente íntimo que crean las zapatillas y el cepillo de diente otros lo imaginan con música clásica y un sorbo de champán... Los objetos también hablan de la personalidad del yo. Un gran abrazo, Omar, y muchas gracias por cruzar estos puentes digitales. Es una alegría tu presencia.
EliminarYo creo que la desconocida se llamaba Soledad...
ResponderEliminarUna delicia leerte José Luis.
Sandra.
No voy a contradecir ni siquiera un segundo a tu inteligencia, Sandra; los cuentos pertenecen al lector, son autónomos e independientes y deben evitar el cansancio de quien los mira... Si es así, el cuentista se queda feliz. Un gran abrazo, poeta.
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