Murallas de Ávila |
AUTOBIOGRAFÍA
También soy yo
por la fidelidad a mis contradicciones,
por permitir gozoso,
cuando las plazoletas solitarias reivindican
el silencio y la sombra,
que un silencio me asalte en el espejo,
como un rastro de luz, leve, intangible,
e inicie una liturgia
con frecuencia de rito
de nombres, fechas, gestos
y túmulos de sueños
nadando alborozados en el mar
de una cronología sospechosa.
Tanta dulce mentira esconde a otro.
(De Causas y efectos, Sevilla, 1997)
Precisa biografía donde más de uno podemos reconocernos. El último verso, para enmarcar.
ResponderEliminar(Aunque no deje rastro, sigo el camino.)
Un fuerte abrazo.
Querido Antonio, sé que conoces el poema y sé también que estás en el camino. Vuelvo a Ávila y encuentro en cada rincón de la ciudad un recorrido de afectos y nostalgia. Llegué a estas calles con nueve años y en ellas sigo. Gracias por tus palabras.
EliminarQué difícil es reconocerse con el paso del tiempo. A veces ni yo mismo me encuentro, como bien dices es otro quien habita en el mismo lugar. Sabias palabras que todos podemos hacer nuestras. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHa transcurrido tanto tiempo que cuesta distinguir esos contornos de un niño entre libros. Un abrazo entrañable, querido Paco, con la misma amistad de siempre.
EliminarMe alegra llegar a tu blog y leer un poema bello, enigmático y ver esas murallas que también recorrí hace tiempo. Besos
ResponderEliminarHola poeta, espero que esta primavera temprana llene tus manos de haikus y acuarelas. mañana estaremos en Madrid con Teresa Garbí; seguro que estarás cerquita. Un abrazo de nuevo.
EliminarPrecioso poema y preciosa ciudad. Feliz semana José Luis.
ResponderEliminarHola Jesús, ya estamos en Rivas de nuevo y quedan en la retina las hermosas secuencias de esos lugares que siempre conceden permanencia. Que tengas un buen lunes, poeta.
EliminarSiempre buscamos un rastro, una reconciliación con nosotros mismos. Hermoso poema que ya conocía José Luis.
ResponderEliminarFeliz semana.
Así es Carmela, sabes muy bien que el paisaje abulense es parte esencial de la identidad del yo. Y cada regreso aflora renacido y diáfano, como el primer día. Un fuerte abrazo.
Eliminar