Antología poética Philip Larkin Edición y traducción de Damià Alou Cátedra, Letras Universales Madrid, 2016 |
ANTOLOGÍA POÉTICA
La producción poética de Philip
Larkin (1922-1985) viaja a nuestro ámbito con lentitud. Hasta 1986 no se
traduce al catalán, en breve antología prologada por José María Valverde. Y
tres años después Marcelo Cohen vierte al castellano Ventanas altas. Poco a poco, con humildad, como corresponde al tono
general de su poesía, arranca el goteo de nuevas traducciones, realizadas por Álvaro
García y Jesús Llorente Sanjuán, que anticipa la eclosión en 2014 de Poesía reunida, un conjunto que aglutina
la obra de madurez y convierte a Larkin en un referente.
La edición Antología poética, de Damià Alou, busca el paisaje esencial del
escritor anglosajón y regala algunos inéditos, no compilados en libro autónomo.
Se extiende además en un sugerente esbozo biográfico que clarifica el perfil
del poeta. Nacido en el seno de una familia acomodada del centro de Inglaterra,
con ideas muy conservadoras y nítida preocupación cultural, Philip Larkin se va
formando bajo la severa mirada de su padre y comienza a escribir en su
juventud, cuando también desarrolla una sostenida afición al jazz. Su miopía le
impide participar en el conflicto bélico de la II Guerra Mundial, aunque sufre
sus estragos, que dejan huella profunda en sus composiciones primerizas.
Estudió en Oxford, tuvo una relación animosa con el ambiente universitario,
escribió novelas y protagonizó varias relaciones sentimentales con complejas identidades
femeninas.
Su obra no encuentra respaldo
crítico hasta 1955. Ese año se edita Engaños,
su primer trabajo de madurez, en 1962 sale Las
bodas de pentecostés, una entrega que lo consagra de forma definitiva, y en
1974 se distribuye Ventanas altas, que
Damià Alou titula en esta edición Ventanales.
El punto de inflexión del itinerario creativo de Larkin lo marca la lectura de Thomas Hardy, en él encuentra emoción, léxico sosegado sin retoricismos pretenciosos, e inmersión en los modestos pertrechos de lo cotidiano. Así nace un dogma estético, aireado en el poema “Modestias”, cuya primera estrofa dice: “Las palabras sencillas como alas de pájaros / no mienten, / no adornan las cosas / por timidez. “. En su forma de concebir la escritura se señala la coherencia entre vida y obra como derivaciones confluentes de una misma conciencia, sin retoques ni embellecimientos pretenciosos. En su escritura traza huellas la verdad de la experiencia, el leve paso de la grisura diaria. Su estilo tiende al poema relato y aborda los argumentos como epifanías, como un territorio anecdótico que explora una situación, ese momento único que amalgama el suceso y su impresión en la experiencia. De este modo, la escritura se convierte en una travesía desde el figurante verbal y el nosotros, con artificios expresivos que adquieren el tono de la oralidad.
El punto de inflexión del itinerario creativo de Larkin lo marca la lectura de Thomas Hardy, en él encuentra emoción, léxico sosegado sin retoricismos pretenciosos, e inmersión en los modestos pertrechos de lo cotidiano. Así nace un dogma estético, aireado en el poema “Modestias”, cuya primera estrofa dice: “Las palabras sencillas como alas de pájaros / no mienten, / no adornan las cosas / por timidez. “. En su forma de concebir la escritura se señala la coherencia entre vida y obra como derivaciones confluentes de una misma conciencia, sin retoques ni embellecimientos pretenciosos. En su escritura traza huellas la verdad de la experiencia, el leve paso de la grisura diaria. Su estilo tiende al poema relato y aborda los argumentos como epifanías, como un territorio anecdótico que explora una situación, ese momento único que amalgama el suceso y su impresión en la experiencia. De este modo, la escritura se convierte en una travesía desde el figurante verbal y el nosotros, con artificios expresivos que adquieren el tono de la oralidad.
Más que declaraciones
programáticas, Philip Larkin prefiere dar voz a los versos para que ellos
enuncien la verdad del poema. deja que el lector descubra que “la poesía es
emocional en su naturaleza y teatral en su funcionamiento, una hábil recreación
de la emoción de la gente”.
Como siempre, me parece interesantísimo esto. Me lo apunto, gracias, José Luis, por descubrirme a Philip Larkin. Yo también creo que la poesía es emocional por naturaleza. Y en la sencillez como gran valor. Gracias.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Isabel, el poeta inglés es uno de los magisterios esenciales de la lírica figurativa. Sus poemas funcionan como artefactos mentales, con la brújula del corazón para que se protejan del frío de lo diario. Saludos y feliz noche.
EliminarIgualmente, José Luis, y gracias de nuevo.
ResponderEliminarNo te agobies con mis consejos; cada uno debe trazar su ruta lectora y hacer de su mesilla de noche un lugar de encuentro con los libros... hay tanto que leer que a veces es difícil abarcar lo imprescindible. besos.
EliminarTodo debe ser dicho con palabras sencillas. Las palabras rebuscadas se usan para disfrazar los defectos, insuficiencias o imposturas del contenido.
ResponderEliminarComparto el afán comunicativo del poema, pero no hay que negar la poesía que explora otras miradas en el lenguaje. Un abrazo y muchas gracias por tan buena compañía en estos puentes de papel.
ResponderEliminarSoy un gran amante de la poesia de Philip Larkin. Como tal celebro que salga ésta nueva antologia. Además he tenido la suerte de conocer al traductor, Damià Alou, y conversar con él sobre el poeta inglés un par de veces. Motivo doble de celebración, pues..
ResponderEliminarGracias por la resenya y por informarnos!
Coincidimos en gustos, querido August; el poeta ha dejado una estela muy nítida en la lírica figurativa contemporánea y su estética de la desnudez es, sin duda, un canto firme a afrontar la poesía sin artificios, con la humildad de lo cotidiano. Abrazos y muy agradecido por tu presencia en "Puentes de papel".
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