El Bohodón (Ävila) Fotografía de Adela Sánchez Santana (Archivo personal) |
CONTRA EL TIEMPO
Yo de niño tenía
la seriedad con luto de unas gafas de concha
y el flequillo uniforme
de un martes laborable.
Ya crecían en mí
diminutas raíces cuya savia era tinta.
El tiempo con sus dedos de catástrofe
oxidó aquel aspecto.
Pero bajo la piel desangelada
del ahora en ocaso
sigue firme
aquel destello frágil;
la mirada miope
que no pagara nunca el triste precio
de perder la inocencia.
(Inédito de Pulsaciones)
Muy hermoso.
ResponderEliminarAbrazos
No sabía que tenía este poema, Gabriela; por eso se quedó fuera de la antología "Pulsaciones": La verdad es que no quería volver a caminar por la calle de la política y por esa locura colectiva que tanto daño está haciendo a nuestra convivencia cívica. Y el poema, no sé si terminado o en proceso, vuelve a los días de infancia; ese es mi pueblo de Castilla, Gabriela, tenía casas de adobe, una laguna con juncos y abundantes animales domésticos en sus orillas. El niño que yo fui continúa en él. Abrazos.
EliminarPues más hermoso aún, ahora que me cuentas. El poema quiso cantar solo. Tu imaginario es precioso como ese final de poema.
EliminarLos lugares de la infancia, los abrazos, son la gran casa.
Tú me conmueves.
Abrazos
Me temo gabriela que mi estar estos días quede un poco a trasmano; la verdad es que tengo dos opciones -lo señalaba un crítico amigo hace unas horas- o decir la verdad desde un posicionamiento meridiano contra la mentira secesionista catalana- y perdería de inmediato un montón de amigos y un montón de horas de sosiego personal; o seguir trabajando según el rumbo que dicta la agenda de trabajo: volumen de Letras Hispánicas, edición en Chamán, lectura en madrid, conferencia en Oviedo... Y sinceramente no hay color: voy a seguir siendo yo y dejaré que mis aforismos hablen por mí... Será un buen tema cuando vengas porque desde fuera puede parecer que hay equidistancia en las reivindicaciones soberanistas, cuando no son más que un dislate completo. Abrazos.
EliminarDe niño hay que ser niño. De joven hay que ser joven. No se deben quemar etapas. Bienaventurado quien no las quemó.
ResponderEliminarSandra Suárez
creo que cada itinerario personal, querida Sandra, es único e irrepetible, aquí no valen los tópicos de etapa sino las vivencias que van construyendo cada identidad. Un fuerte abrazo.
EliminarUna ternura llena de belleza.
ResponderEliminarY sin embargo a algunos lectores les parece un poema triste; no es así, habla de la sensación de estar desde la infancia con los sentidos abiertos a la verdad y a la belleza. Un fuerte abrazo.
EliminarEs precioso José Luis. Un respiro en estos días tan feos.Creo que tenemos las mismas dudas en cuanto a manifestar nuestra opinión. Ahora mismo todo es blanco o negro.
ResponderEliminarCreo que es algo maravilloso tener un lugar donde rescatar, de vez en cuando, al niño que fuimos.
Qué felicidad sentir tu compañía en estos puentes de papel, María José; es verdad que hay una previsión continua de tiempo desapacible, pero el mejor modo de luchar contra la angustia del disparate es trazar líneas de coherencia y voluntad, hay que seguir. Un fuerte abrazo.
EliminarEn estos días convulsos, nada como volver al bálsamo de la infancia José Luis. Es un poema precioso. Me encanta.
ResponderEliminarFeliz día para ti,
Sandra.
Como ves, querida Sandra, el recuerdo y la memoria constituyen un patrimonio esencial para buscar refugio y mirar el ahora con la voluntad de ser limpios. Un fuerte abrazo.
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