Bodegón habitado |
OBJETOS PERSONALES
Cualquier soledad está repleta de
encuentros.
En la superficie verbal de una
pancarta caben todos los eufemismos. En una campaña electoral también.
Sonidos estrictos de una voz;
suena a cuartel; es un toque de queda.
Detrás de una reivindicación esa
irracionalidad colectiva que cierra la marcha con saqueos y vandalismo urbano. Hablan
de rebeldía y demanda ideológica. El sonrojo asiente.
Trajes cerebrales vacíos,
obcecados en quebrantar la paz social.
Derrumbar es ocupación de
dinamiteros; reconstruir oficio de
arquitectos y preservar labor para artesanos.
En ella todo es falso; salvo los
ojos sucios del rencor.
Para la confidencia íntima,
personal, directa, un tono de voz sobrio alejado del aspaviento.
Aprendizaje. Esa larga senda
entre la biología y el ser cultural.
(Del libro Mejores días)
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