Exilio Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
ENCUENTRO
Habitó un cuerpo de talla media, con estados ocasionales de
funcionamiento variable que se fueron deteriorando por el uso: otitis, miopía,
musculación escasa. Pero aguantó con entereza el definitivo declive, tras el accidente mortal de
hace seis años.
Al recorrer una calle comercial, pese a su palidez
desaliñada, lo reconocí de inmediato, frente a un escaparate. Al verme, tras el largo exilio subterráneo, él también ensayó un gesto de perplejidad
y reiteró mi silencio. Como yo, venía del pasado y las facciones preservaban rasgos peculiares. En el irreversible desorden del tiempo, no merece la pena
ningún cambio. La vida es una cicatriz que no se cierra.
(De Cuentos diminutos)
Tal vez sea bueno que no se cierre esa cicatriz. Decadencia... cierto e inevitable; como el curso de un río que va perdiendo caudal hasta morir pero, que mirando hacia atrás, vemos como ha ido regando toda su ribera creando más vida. Buenísimos, como siempre, tus símiles y forma de escribir. Un fuerte abrazo, José Luis.
ResponderEliminarMuchas gracias David Darriba; tus palabras de ánimo siempre vienen bien porque buscan luz en mis incertidumbres; mis cuentos diminutos van creciendo con paso muy lento, como si tuviesen dificultad en saber qué género recorren. Desde esas dudas van naciendo sus pautas argumentales. Así que ya te iré contando. Mil gracias.
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