Memoria Fotografía de Adela Sánchez Santana |
EN CLAVE AUTOBIOGRÁFICA
Yo nací (perdonadme)
con la televisión en blanco y negro.
La realidad mermada
divulgó lo ficticio entre las vísceras
del dichoso artilugio.
Retraído el asombro,
poco tiempo después holló la luna
el ballet pintoresco del primer astronauta.
La guerra de Vietnam sembró de rojo
el miedo del monzón y un odio denso
dejó su cinta métrica
a la posteridad.
El niño que yo fui cruzó la calle
para desvanecerse.
Soplo activo de brisa
que aventara las ramas,
devanaron los años
una quietud insomne,
repleta de fracasos.
Nada sobra al olvido.
Envejeció conmigo
la dudosa verdad de las consignas
y el pretérito manso
se refugia detrás como una sombra.
Crece el silencio en mí,
la nada vuelve.
El tiempo es la frontera
en mi mapa menguante.
A la luz del ocaso
ya no quedan tareas perentorias.
El futuro es de otros.
(De la antología Ahora que es
tarde, 2020)
con la televisión en blanco y negro.
La realidad mermada
divulgó lo ficticio entre las vísceras
del dichoso artilugio.
Retraído el asombro,
poco tiempo después holló la luna
el ballet pintoresco del primer astronauta.
La guerra de Vietnam sembró de rojo
el miedo del monzón y un odio denso
dejó su cinta métrica
a la posteridad.
para desvanecerse.
Soplo activo de brisa
que aventara las ramas,
devanaron los años
una quietud insomne,
repleta de fracasos.
Nada sobra al olvido.
la dudosa verdad de las consignas
y el pretérito manso
se refugia detrás como una sombra.
Crece el silencio en mí,
la nada vuelve.
El tiempo es la frontera
en mi mapa menguante.
A la luz del ocaso
ya no quedan tareas perentorias.
El futuro es de otros.
Enhorabuena. Conmovedor poema.
ResponderEliminarMuy agradecido por tus palabras y bienvenido a estos puentes de papel, que buscan sendas de complicidad y escritura, de amistad. Gracias y feliz lunes.
EliminarEste poema es un espejo donde me miró, refleja todas mis edades. Difiero en que el futuro no tenga un lugar para nosotros, seguimos vivos. Sólo el tiempo expide ese pasaporte que nos embarca en un navío fantasma. Un gran abrazo, José Luis.
ResponderEliminarCreo que esa conciencia generacional que nos une, querida María José, acerca nuestras biografías a un tiempo que pervive intacto en la memoria; lo vivido es raíz y enriquece la fronda del presente. Como tu amistad, que es siempre hoja perenne, ilusión y abrigo.
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