|
Invierno |
ARISTAS CON FILO
Los que viven el tiempo en un compás de
espera, ante el plato colmado del conformismo, y los que viven. Prefiero el
segundo menú, por más que mis hábitos padezcan el confinado sedentarismo de la
lectura continua. Sí, definitivamente me gusta la intemperie, las aristas con
filo, la mejilla colorista del frío.
Apuntes para un taller de aforismos en
torno a la teórica del género: “Mantengo en el tiempo una conversación
heterodoxa con el aforismo. Me gusta percibir su talante y su filosofía,
esa impregnación de cualidades en el pensamiento, al adentrarse por los
minifundios temáticos de la realidad, sin perder la memoria de sí mismo.
Al aforismo no le asusta prodigar pasos en el extravío. Caminar es
fluir, fecundar una densa corriente desde la contención y el equilibrio. Da voz
a un hablante que argumenta con dicción introspectiva e intimista, como si
encendiese un foco de expresión en el trazado de una senda emocional y
autobiográfica.
El aforismo es hondura y espejo, donde la razón de ser abre la puerta al
ser de la razón; un paradójico retorno al logos, una apertura”.
En algunos amigos, no exentos de
claridad racional y espíritu crítico, detecto un pesimismo creciente, como si
al final del día esperase el desguace. Un estado de ánimo similar a la deriva
del 98, tras la crisis colonial, al pesimismo histórico del fracaso monárquico,
al tenebrario de la dictadura, o el estallido económico de la construcción. Pesimismo
perpetuo que pone luto en lo diario e impregna el aliento como la cebolla.
No le gusta la poesía contemporánea,
dice. Y escucho sin inmutarme la sandez, la carencia total de criterio, el
lugar común; la poesía contemporánea es un mural repleto de diferencias, no una
pared blanca de gotelet. Sus relieves son tantos que no merece perder dos
minutos en quien no lee y posa los codos de la nadería verbal de la autocontemplación.
Tras coger las manzanas del huerto pusimos lumbre y la casa olía a encina y a castañas asadas. En un desvío del atardecer se perdió la sensación del presente.
(Notas del diario)
Qué bien abandonarse a la sensualidad y que esta sea capaz de dar esquinazo al raciocinio por un rato.
ResponderEliminarMe llega ese olor a manzanas, a castañas, a leña que prende y arde despaciosa que me ha sacado de mi mañana también errática y me la ha puesto en pié.
Gracias José Luis aromático
Buenos días, querida Ana María, es una terapia necesaria; hay mucha penumbra en el ambiente y es bueno desconectar y aspirar los olores de infancia, aquellos que volaban en libertad por nuestros sentidos para que viésemos cerca una naturaleza plena y disponible, hecha de vida. Siempre una alegría tu amistad.
Eliminar¡Bravo!
ResponderEliminarConoces muy bien el desaliño de lo cotidiano, querida Gabi, y esa espera de sombras que nos habita cada día; así que es necesario salir al sol y buscar en las palabras brújula y norte, como en tu amistad.
EliminarAgradecida, poeta. Una fortuna tu amistad.
Eliminar