Como si necesitase propagar las
nociones del miedo, su desastrada imagen, en el silencio gris de la avenida, regresa de improviso. La silueta recorta un
destello diluido que pierde intensidad en la distancia.
Hay en su gesto un estar apocado.
Conjetura que respira ese tiempo en el que los fantasmas no son pesadillas
sino compañía.
(De Cuentos diminutos)
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