Perdón por la confidencia personal en un blog literario, pero la ternura que expande la fotografía inspiró los haikus. Los ojos de Adela y su gesto son idénticos a las fotos de mi hija Irene, con los mismos años... Todo queda en familia. Un motivo esencial en mi escritura.
Pienso lo mismo, querido Hilario, y traslado a Adela tu comentario para que pueda darte un abrazo grande en persona, cuando nos veamos en Nueva York. Saludos cordiales y mi gratitud por estar cerca.
José Luis, nada de disculpas. Me gusta que la ternura salpique el blog porque así sé que pertenece a un ser humano que me muestra un rinconcito de su alma. ¡Precioso!
Vaya, Fanny,tus palabras anulan cualquier efecto climático polar. Gracias de corazón; es verdad lo que dices: a las palabras les viene bien el cálido jersey de la ternura. Un fuerte abrazo.
Este comentario recupera el que ha dejado FAKEL, que yo he borrado de forma involuntaria. El texto estaba en mi correo de gmail. Así que lo dejo tal cual, con mi gratitud.
"Prenden los días la luz o la mirada. Expectativas.
Querida Tracy, esa mirada -dudas, espejismos, incertidumbres- está conmigo todavía y es la mejor manera de asomarme a lo diario. Agradezco muchísimo tu cercanía y tu continuo estar. Gracias, amiga.
"Haikus para unos ojos", qué bellos los poemas y qué tierna la foto José Luis. A mí me ha gustado mucho que incluyas este retazo de tu historia familiar en el blog y más así, en forma de foto y verso, ¿qué más se puede pedir?... Gracias!!
Ya sabes que los sentimientos personales, para que interesen a todos y sean válidos, deben evitar la sensiblería y adentrarse en una ternura verosímil. La foto de Adela tiene un significado pleno para mi, pertenece a un largo trayecto personal que hemos abierto juntos... En fin, gracias por entender las palabras de amor y ese poquito de exageración, que comentó Machado.
Gracias, querida amiga, ya sabes que se trata de que el poema emocione, que tenga músculo y sentimiento. Y esta vez guiaba la mano el afecto por una identidad clave en mi vida. Besos.
Llego tarde, pero no por ello menos asombrado. Qué bien conjugan versos e imagen, José Luis. Esa significación personal que la foto tiene para ti, y que concretas en la palabra, trasciende, gracias a su belleza, y se hace universal para que los observadores y lectores la hagamos propia y disfrutemos de su fuerza.
Qué patrimonio afectivo me dejas siempre entre las manos, querido Antonio. Tú nunca llegas tarde. Sé que todos tenemos muchos compromisos lectores y me siento un afortunado por la complicidad que mis entradas encuentran a diario entre miradas llenas de afecto, como la tuya. Un abrazo.
Perdón por la confidencia personal en un blog literario, pero la ternura que expande la fotografía inspiró los haikus. Los ojos de Adela y su gesto son idénticos a las fotos de mi hija Irene, con los mismos años... Todo queda en familia. Un motivo esencial en mi escritura.
ResponderEliminarEvocadora foto y bellos haikus que extienden el mantel familiar del domingo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias poeta, hay estampas que llegan con voz de haiku. Y escuchar su latido es un verdadero gozo. Un abrazo de domingo con sol.
EliminarGracias por la foto y por los haikus. Qué ojazos!
ResponderEliminarPienso lo mismo, querido Hilario, y traslado a Adela tu comentario para que pueda darte un abrazo grande en persona, cuando nos veamos en Nueva York. Saludos cordiales y mi gratitud por estar cerca.
EliminarJosé Luis, nada de disculpas. Me gusta que la ternura salpique el blog porque así sé que pertenece a un ser humano que me muestra un rinconcito de su alma.
ResponderEliminar¡Precioso!
Un abrazo.
Vaya, Fanny,tus palabras anulan cualquier efecto climático polar. Gracias de corazón; es verdad lo que dices: a las palabras les viene bien el cálido jersey de la ternura. Un fuerte abrazo.
EliminarEste comentario recupera el que ha dejado FAKEL, que yo he borrado de forma involuntaria. El texto estaba en mi correo de gmail. Así que lo dejo tal cual, con mi gratitud.
ResponderEliminar"Prenden los días
la luz o la mirada.
Expectativas.
¿Perdonar? Más bien agradecer, José Luis."
Esa mirada de la foto me ha cautivado.
ResponderEliminarQuerida Tracy, esa mirada -dudas, espejismos, incertidumbres- está conmigo todavía y es la mejor manera de asomarme a lo diario. Agradezco muchísimo tu cercanía y tu continuo estar. Gracias, amiga.
EliminarSiempre hay que dejar un hueco por donde se cuele la ternura. Hermosos haikus. Gracias por compartirlos Jose Luis. Un abrazo
ResponderEliminarSí, Carmela, es invierno, hace frío y poner las manos sobre los afectos es un hábito saludable. Gracias de corazón, poeta.
EliminarUna imagen bella y un gesto tan natural y espontáneo que me incita a escribir:
ResponderEliminarCon el asombro
inocente del niño,
mirar el mundo.
Besos,
Qué variación más oportuna, Susana.Asumo de inmediato tu haiku, con mi gratitud y un fuerte abrazo.
ResponderEliminar"Haikus para unos ojos", qué bellos los poemas y qué tierna la foto José Luis. A mí me ha gustado mucho que incluyas este retazo de tu historia familiar en el blog y más así, en forma de foto y verso, ¿qué más se puede pedir?...
ResponderEliminarGracias!!
Ya sabes que los sentimientos personales, para que interesen a todos y sean válidos, deben evitar la sensiblería y adentrarse en una ternura verosímil. La foto de Adela tiene un significado pleno para mi, pertenece a un largo trayecto personal que hemos abierto juntos... En fin, gracias por entender las palabras de amor y ese poquito de exageración, que comentó Machado.
EliminarTernura verosímil, sin duda la tiene José Luis.
EliminarGracias, querida amiga, ya sabes que se trata de que el poema emocione, que tenga músculo y sentimiento. Y esta vez guiaba la mano el afecto por una identidad clave en mi vida. Besos.
EliminarLlego tarde, pero no por ello menos asombrado. Qué bien conjugan versos e imagen, José Luis. Esa significación personal que la foto tiene para ti, y que concretas en la palabra, trasciende, gracias a su belleza, y se hace universal para que los observadores y lectores la hagamos propia y disfrutemos de su fuerza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué patrimonio afectivo me dejas siempre entre las manos, querido Antonio. Tú nunca llegas tarde. Sé que todos tenemos muchos compromisos lectores y me siento un afortunado por la complicidad que mis entradas encuentran a diario entre miradas llenas de afecto, como la tuya. Un abrazo.
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