Gracias, querida amiga; hemos viajado a la ciudad medieval el fin de semana y sus piedras nos siguen contagiando su perdurable estar en el tiempo. Un fuerte abrazo.
Hola poeta, en Ávila y en su geografía más efectista están los años de aprendizaje sentimental y el camino en común que dura hasta el ahora. Lo dice el haiku con esa parquedad que confía en lectores tan gratos como tú. Besos.
Un abrazo blanco, Antonio, en estos días explico a mis alumnos de Historia la Caída de Constantinopla; así que sería mágico compartir contigo ese paseo por la capital turca, sumergirnos en el zoco o explorar juntos en algún barco el atardecer sobre el mar... Qué envidia, poeta, una envidia de afectos que derrita la nieve. Abrazos.
Bonito Haiku!
ResponderEliminarGracias, querida amiga; hemos viajado a la ciudad medieval el fin de semana y sus piedras nos siguen contagiando su perdurable estar en el tiempo. Un fuerte abrazo.
EliminarEl tiempo pasa silente. Queda el instante recogido por la fotografía y el haiku.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola poeta, en Ávila y en su geografía más efectista están los años de aprendizaje sentimental y el camino en común que dura hasta el ahora. Lo dice el haiku con esa parquedad que confía en lectores tan gratos como tú. Besos.
EliminarEn estos versos tan concisos, cuánta ternura. Hermoso haiku. Un abrazo
ResponderEliminarUn abrazo, Carmela, soy de los que piensan que no se puede salir a la calle sin los bolsillos llenos de ternura. Abrazos entrañables.
EliminarTan abierto y preciso, vuelves a mostrarnos la belleza de quien sabe mirar a cada paso.
ResponderEliminarUn abrazo blanco
Un abrazo blanco, Antonio, en estos días explico a mis alumnos de Historia la Caída de Constantinopla; así que sería mágico compartir contigo ese paseo por la capital turca, sumergirnos en el zoco o explorar juntos en algún barco el atardecer sobre el mar... Qué envidia, poeta, una envidia de afectos que derrita la nieve. Abrazos.
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