Laguna de El Bohodón (Ávila) |
VARIACIONES SOBRE MI TORPEZA
. Mi voluntad trabaja tanto que se equivoca siempre.
. Da igual que la torpeza sea una presencia o un fantasma.
Puedo aportar datos precisos de su biografía.
. Terca e inquebrantable, la torpeza a diario se cobija
en el estrecho molde de mi yo.
. Torpeza e inteligencia son entidades
comunicables, con
personalidad bipolar.
. Desmitificación. Torpes e inteligentes son torpes.
. Hay que saber que la torpeza requiere una ubicación accesible
y exacta, como una puerta de emergencia.
. Como el perro fiel, abandonado en las
gasolineras estivales, la torpeza desanda mis distancias.
. Y lo peor, una torpeza insomne, que también abre los ojos en
mitad de la noche.
(Aforismos inéditos, literatura y vida)
PD.- La torpeza regula el
colesterol de la autoestima; nos enseña
cómo somos bajo el jersey del esfuerzo. Lo compruebo con evidencias últimas: consumo una
semana corrigiendo las primeras pruebas de un libro de aforismos. Una vez, dos veces, tres veces. Leo, ajusto y pongo las comas donde
estuvieron. Guardo el archivo, feliz, en “Correcciones de Primeras
Pruebas” y lo remito a la editorial.
Dos días después, me llega el correo sosegado del editor para que repita la
operación. Adjunté las correcciones de otro libro, guardado en la
misma carpeta.
Cansancio. Esa desolación de quien advierte que hoy la torpeza me regaló
sarcasmo. Cierro los ojos, comienzo otra
vez, respiro y vuelvo a enviar las correcciones. Inquieto, espero. A ver
si hay suerte y no adjunté algún recibo bancario. Bonjour Tristesse, digo Torpeza.
No es torpeza José Luis, son esos pequeños despistes que nos hacen adorables o insufribles ante el prójimo, dependiendo del ojo que nos mire.
ResponderEliminarBesos y sonrisas.
Muchas gracias por la compasión solícita, querida Dolores; la ternura es un buen remedio para evitar los efectos secundarios de la torpeza. Te agradezco de veras el regreso a estos puentes. Un abrazo, con torpeza.
ResponderEliminarYo creo que la torpeza es tan inherente como inevitable en el ser humano y ayy de quien no sepa reconocerla!!
ResponderEliminarMe encantan estas reflexiones tuyas José Luis.
Un fuerte abrazo (sin torpezas, seguro!)
Sandra.
Pues habrá que intentarlo. Claro que sí; ya sabes que hay una idea por ahí que asocia la escritura a la solemnidad de un vate que transmite el divino verbo de las musas. Yo soy un escéptico de la iluminación: creo que la literatura nace del trabajo diario, de las lecturas, de los errores, de la voluntad de aprender a cada instante... Y la torpeza es una maestra estupenda: enseña que no hay que mirar el propio yo sobre una escalera sino a ras de suelo. Un fuerte abrazo, amiga, me encanta este diálogo digital.
EliminarOjalá yo hubiera sido capaz de poder escribir estos aforismos, José Luis, porque los suscribo uno por uno. Vamos, que parece que me conoces, :).
ResponderEliminarBueno, ya están escritos por ti. No es necesario que yo lo haga.
Un abrazo grande
Todos escribimos en la misma página, añadiendo caracteres propios y personales. Y hay sitio abierto siempre para otras escrituras.
EliminarY en cuanto a mi torpeza, es real y tangible, como esa respiración nocturna de los cuerpos que duermen a nuestro lado. Un abrazo entrañable.
La dificultad del aforismo, como en todo arte de lo breve, es saber despojarse de lo prescindible. Eso no es nada fácil. También el lector ha de poner de su parte, rellenando esos huecos que esas pocas palabras han ido dejando.
ResponderEliminarEstos, que tratan la torpeza, están construidos con mucha pericia.
Un abrazo.
Un abrazo, José Antonio, tú que tanto sabes de filosofía entenderás bien la necesidad de cobijarse en algunos principios para andar por casa. Aunque sean de tamañano bolsillo, como estos aforismos. Saludos desde Rivas.
EliminarJajaja, ya quisiera yo tu torpeza para mí. Sabes de mi debilidad sobre tus aforismos y consigues siempre alimentarla, tan bien, que queda a la espera de la siguiente entrada. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerido Paco, espero que estés disfrutando mucho de tu nuevo tiempo laboral, con mar de fondo. Tu cordial asentimiento ha cobijado muchas entradas aforísticas. Y esta es un homenaje en clave de ironía a mis apaños calamitosos. En fin, que te abrazo con la misma fuerza de siempre.
EliminarTu torpeza es poesía. Me han encantado todos los aforismos y la anécdota de tu despiste con la editorial que con tanta gracia cuentas.Saber reírse de uno mismo es una excelente cualidad, por lo que te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fanny, qué buena tu entrada de hoy, estaba llena de lirismo en tránsito. La mía es casi un acta notarial de lo diario, así que quedaban dos opciones: aceptar que soy un torpe, o aceptar que soy un torpe. Y elegí las dos... Besos grandotes.
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ResponderEliminarBueno, bueno, no diría yo que eso es torpeza aunque quieras reafirmarlo en esos aforismos. A veces nos dejamos llevar por la impetuosidad y cuando nos hemos dado cuenta pues ya está, cometemos el error. Podría ser demasiada seguridad en nosotros mismos o que el tiempo nos apremia. De cualquier manera José Luis no hay que fustigarse a uno mismo. El camino nos enseña. Gracias a ese
percance hemos podido disfrutar de tan bellos aforismos. Hay pocas cosas que no se puedan reparar. Todos estamos expuestos a algo así o similar. Abrazos
Acepto tu consejo de inmediato, querida Carmela. Esta reflexión, con las evidentes dosis de ironía que distancian realidad y verdad literaria, solo pretende hablar del yo verbal no como identidad idealizada sino como ser existencial que pisa a diario las aceras existenciales, con sus tramos limpios y sus desajustes habituales. Así que seguimos en pie. Sin más, a la espera del próximo tropiezo... Besos grandes desde Rivas.
EliminarMás que la torpeza que admites como un accidente inevitable de nuestro existir me gusta la humildad que florece en esa confesión. La humildad y la compasión deberían ser nuestras primeras asignaturas nada más poner nuestros pies en este mundo.
ResponderEliminarTe dejo una entrada de mi blog que va sobre aforismos. A ver que te parece. Detesto las conveniencias. Un saludo.
http://cadasegundoqueda.blogspot.com.es/2015/02/aforismos-iii.html
Gracias por tus palabras, Miguel Ángel. La entrada es una forma de dar cobijo literario a cualquier tema, incluido mi torpeza, que es un tema que da mucho de sí.
EliminarLo de detestar las conveniencias, no lo he entendido bien; las conveniencias no son categorías universales sino fachadas relacionales que nos sirven para habitar lo colectivo. A mi me gusta mucho el sosiego, las buenas formas y las posiciones argumentadas.
Y voy a tus aforismos. Es un género que me gusta mucho.
Bienvenido a estos puentes. un placer.
Lo de las conveniencias venia a cuento porque como pedía tu opinión, que acabo de leer, gracias, me puse a temblar sólo de pensar que la respuesta fuera algo.......conveniente. Ya me entiendes. Un saludo.
EliminarMuy bien, Migue Ángel, muchas gracias por tu aclaración; es un placer este cruce de ideas entre aforismos. Un abrazo y feliz fin de semana.
EliminarLo mismo digo.
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