Sombras chinescas
Agustín María García López
La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015
PASOS Y SUEÑOS
Licenciado en Filología Hispánica, editor de autores poco habituales en el canon, traductor, artista plástico y
codirector de una publicación digital, Agustín María García López (Villarrasa,
Huelva, 1949) ha llevado a imprenta las entregas El río amarillo, Calcomanías
embusteras, Ninguén, y De un manuscrito hallado en Algeciras,
ahora integrado en la salida Sombras chinescas.
El aserto que abre Sombras chinescas "De un manuscrito hallado en Algeciras" resulta
clarificador al indagar indicios concretos del conjunto. Se trata de una compilación
de textos breves que emplea como formato la prosa poética para alumbrar una voz
neorrealista, escueta en sus referentes biográficos, que comparte interrogaciones con un posible interlocutor al exponer una larga singladura. Ese viaje usa como escenario el rostro mudable de
la mar, un espacio que cerca y deja en la conciencia el afán de aventuras y la inquieta sensación del naufragio. Cada fragmento es autónomo y subraya una estela evocadora, hecha con líneas leves; dibuja las lineas de un pretérito colmado por fragmentos vivenciales,
recuerdos, pasos y sueños.
El recorrido lírico aventura un
cambio de rumbo en el segundo apartado “Habla el Corto Maltés”, donde el sujeto
poético se vislumbra en el espejo para reconocerse en el sustrato emotivo. Solo en la lejanía el yo poemático adquiere algunos trazos familiares con el personaje de las historietas creado por Hugo Pratt. En los poemas se oye una voz que
prosigue en “Antaño” y que recurre para la puesta en escena al legado clásico,
ese que ha ido jalonando los arquetipos del amor cortés, la idealización
renacentista o el aliento romántico; al cabo, el amor es siempre núcleo
argumental de cualquier época, por lo que es material propicio para la
variación y el añadido de sendas nuevas.
El tramo final de Sombras chinescas se denomina “Intermezzo”, un término musical
que en su sentido literal alude a una ópera cómica, de ambiente popular y
argumento realista. Aquí refuerza más bien la idea de plenitud y celebración:
el enamorado sobrevuela los desajustes de lo real para asentarse en un ámbito
más pleno y hospitalario, dispuesto para el gozo y la belleza, como si
cualquier elemento del entorno fuese consciente de una presencia idealizada que provocara una mutación
anímica y un cromatismo renovado en las cosas. El paisaje dibuja una nueva sonrisa
que se convierte en signo de un tiempo verdecido.
Sombras chinescas es un
poemario en el que se conjugan las voces del amor como atributos esencial
del lenguaje diario. El hablante lírico es siempre una identidad en tránsito, una distancia hecha con propósitos efímeros que esperan cumplirse en el camino. Ante el espectador, solo se mueve el cuerpo opaco que interrumpe la luz y deja en la pared la silueta de sus sentimientos, un rostro emotivo y vitalista, hecho de sombras.
Hoy han coincidido varios eventos en Sevilla, uno de ellos la presentación de Sombras chinescas. Somos amigos desde hace décadas, es una persona entrañable. Estupenda reseña, José Luis, un abrazo.
ResponderEliminarGracias María José; yo llego ahora a la poesía de Agustín María García López y me alegro mucho de que mi reseña no te decepcione. A ver si coincidimos alguna vez en sevilla. Seguro que el paseo en compañía será muy fecundo. Un fuerte abrazo.
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