En Ávila, 1986. Fotografía familiar |
Acerca del sueño
a mi hija Irene
I
Qué es el
sueño, preguntas,
con la
abrumadora ingenuidad
de quien me
presupone una respuesta.
Y yo salvo
el escollo
modulando
una frase convulsa
en la
retórica de los desconciertos.
Te digo: el
generoso don
que la
fatiga obtiene de la noche,
una brizna
de luz escalando la sombra,
el envés de
una historia
cotidiana y
absurda;
tú misma,
hija mía,
cada
palabra tuya, cada gesto.
No sé si el
sueño
es potestad
del hombre
o comparten
los sueños animales y cosas.
Ignoro de
igual modo qué hilo teje
su textura
de seda,
qué alzada
confabula
su
hermética apariencia
o qué
brújula guía
la estela
de sus viajes.
Sé que hay
sueños tristes y gozosos,
oscuros y
diáfanos,
ocasionales
y obsesivos;
sé también
que hay sueños tan hermosos
que el
tiempo los indulta y perseveran,
y no
envejecen nunca.
II
Hay sueños
que una noche
consumen su
existencia
y otros que
se prolongan con los días.
Simulan los
primeros
una especie
común de lepidópteros
y acaban
siendo pasto
del
trastero y del polvo,
como un
experimento vanguardista.
Levísimos
planetas alumbran los segundos,
como
estrellas fugaces que convocan
múltiples y
azarosas travesías.
Ante
nuestra mirada sus figuras componen
un paisaje
celeste,
intangible
materia en sereno reposo,
donde
habita la luna del deseo.
(Población activa, Gijón, 1994)
Hoy va de «Sueños».
ResponderEliminarDesperté temprano y encontré (compartí) esta frase: El problema no es soñar -le dije-, el problema es el tamaño de los sueños; los pequeños no solo no le hacen daño a nadie, sino que ayudan a vivir.
Qué se cumplan los sueños, José Luis y nunca perdamos la capacidad de seguir soñando.
Muchos besos. Feliz domingo.
Hola, querida amiga, los sueños son parte esencial de nuestra identidad y, por tanto, no pueden desaparecer si queremos seguir siendo nosotros. Además, los sueños son proteicos y suelen tener las dimensiones justas de nuestra mirada. Solo queda disfrutar de su compañía, como disfrutamos del silencio o la luz. Besos enormes.
EliminarHay sueños que duran siempre, como los hijos, que siempre permanecen con nosotros, sus padres.
ResponderEliminarCompré y leí "Ninguna parte". Me gustó tu poesía exacta, llena de versos que hacen pensar. Hoy, al pasar por el blog de Pedro, me descubre tu nuevo libro "Motivos personales". Lo buscaré.
Besos
Gracias por dedicarme un poco de tu tiempo, querida amiga. Los sueños están porque su mirada nos hace ver la realidad con ojos limpios. Es difícil percibir el ruido del tiempo. Miro esta fotografía y me doy cuenta de que han pasado treiinta años; mis hijas han crecido tanto que apenas son la estela de esta fotografía. Un abrazo.
EliminarTanto como el poema, me gusta la fotografía. En ambos puedo verme también, en compañía de "mis chicas".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Estamos rodeados de belleza, querido Antonio, y ese privilegio nos lleva a la poesía. Así estaban mis peques hace treinta años, y así estaba el poeta, junto a Adela, con pelo negro y barba solemne. La fotografía de ayer es una fuente de ternura que pone su intimismo en el poema. Abrazos y gracias por tus afinidades.
Eliminar¡Qué hermoso poema, José Luis!
ResponderEliminarEnhorabuena y feliz domingo.
Feliz domingo, poeta,hoy entre la gente que forma mi familia y me ha acompañado en el tiempo y en la poesía. Y un gran abrazo también para ti.
EliminarHermosa fotografía familiar. Me encanta ese poema José Luis, mas, pensé que era del libro Causas y efectos, al menos ahí lo leí yo en tu Mapa de Ruta. Me ha gustado volverlo a leer. Un abrazo
ResponderEliminarEs precioso el poema Jose Luis. Con respuestas así, da gusto hacer preguntas.
ResponderEliminarLa fotografía, bonita y entrañable.
Besos y versos!!
Sandra.