Playa de Torre de la Sal |
AGOSTO EN FUNCIONES
(Páginas de un diario)
3
de agosto
El género autobiográfico me ha dejado
excelentes amigos que cultivan con talento los indicios del yo. Pienso en
Hilario Barrero, José Luis García Martín, Ricardo Virtanen, José Mateos… Pero
nunca olvido un postre lector de alta gastronomía, El cuaderno gris. El diario de Josep Pla es, de lejos, el mejor de
su género. Las páginas del escritor catalán se
escribieron a los veinte años, entre 1918 y 1919. En ellas respira la geografía
local de su terruño, un planisferio repleto de menudencias. Para la observación
objetiva, la prosa de Pla huye del verbalismo ruidoso, tiene un aire de pautada
naturalidad y hace del adjetivo un
elemento fraternal del sustantivo; con él la frase adquiere gravidez y
consistencia. Detrás del diario es perceptible la fotografía sin retoques del
autor. Los trazos no engañan: el talante conservador convive con la mirada
crítica y la opinión misógina. La magnitud de
la obra supera la quincalla anecdótica, esos cuchicheos de vecindario de
un sujeto que sobrevive a los desajustes familiares y aguanta mal el formalismo
social. Si tengo dudas vuelvo a El
cuaderno gris.
5
de agosto
Acepto formar parte en las próximas
semanas de dos jurados de poesía. Las dos propuestas me causan alegría y corroboran mi
optimismo frente a este tipo de convocatorias. Mi talla media ética debe ser la
(casi) única que cree que un mal libro no se premia y que ningún jurado en su
sano juicio trapichea con su ética. Soy consciente de que esto parece ingenuo y
sé cómo está el patio vecinal de la poesía: los escritores inéditos miran los
premios literarios por la mira telescópica del rifle; los escritores no
premiados pulsan el gatillo y disparan; los premiados también disparan pero
emplean en su cacería balas de fogueo.
9
de agosto
En sosegada teoría, debería aprovechar la luz
vacacional para corregir un poemario inédito. Mi voluntad no lo sabe y yo
procuro que no busque sitio entre estos días que aman el caos, la asimetría y los triángulos escalenos.
.
Uno tiene que seguir creyendo en la ética, haces bien, José Luis. Me gusta tu declaración de principios.
ResponderEliminarBueno Isabel, ya sabes que no hay que hacer demasiado dogmatismo sino poner en el zumo diario un poco de coherencia personal. Gracias por tu afecto.
EliminarTengo cierta prevención hacia los poemarios premiados en certámenes poéticos. No me encaja que un verdadero poeta compita con otros. Todo concurso implica competencia, y la competencia comporta o engendra rivalidad. El poeta debe, en mi opinión, limitarse a escribir sus versos y a hacerlos públicos, máxime cuando ello es perfectamente factible hoy día mediante Internet (sin depender ya, ¡menos mal!, de mecenas ni de editores).
ResponderEliminarSandra Suárez
Como en cualquier asunto diario, los certámenes sobre poesía admiten enfoques divergentes. Y todos son los mejores, según quien los defienda. Muchas gracias por tu comentario y feliz día.
ResponderEliminarMe atrae saber los entresijos de los días.
ResponderEliminarEsa literatura ensimismada no está exenta de vanidad, querida Tracy, de ese desasosiego de quien mira que lo diario es un entreverado de naderías. Un fuerte abrazo.
Eliminar¡Saludos José Luis!
ResponderEliminarBonita playa de Torre de la Sal. Hace unos días regresé del descanso estival (compramos al banco malo un pedazo de paraíso al lado de la vía, en la zona de La Concha). Recuerdo mi época de francotirador barbilampiño de premios, aunque ahora llevo un interregno entero sin escribir apenas, acercándome a nuevas y viejas lecturas.
Un abrazo
Nacho (ex habitante del Duque de Rivas)
Un fuerte abrazo, Nacho, y bienvenido a estos puentes digitales que solo buscan sitio para el afecto y la cultura. Fue un placer compartir aquel tiempo del Duque de Rivas y te animo a seguir escribiendo, que es solo una manera de habitar paisajes interiores. Abrazos.
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