Puro cuento Yolanda Delgado Batista Baile del Sol, Sitio de Fuego Tegeste, 2016 |
PURO
CUENTO
Leí el primer libro de Yolanda Delgado
Batista, La isla de las palabras
desordenadas, en el otoño de 2012, casi un año después de su publicación en
Izana Editores. Aquella novela, tras la nota de gratitud a quienes habían
impulsado aquella travesía literaria, contenía un prólogo del periodista Juan
Cruz. Evocaba una anécdota protagonizada por el
poeta Ángel González en la que el ovetense manifestaba sus deseos de seguir
viviendo ante la temeraria conducción de Yolanda por alguna carretera sinuosa.
Me gustó aquel enfoque de Juan Cruz que, frente al tono erudito de lo didáctico,
quiso esbozar el humanismo; saludaba los méritos de una amanecida que enlazaba
una historia intimista, al cierre de un ciclo amoroso con los efectos secundarios
del desamor.
Ahora Yolanda Delgado Batista, con un largo
periplo laboral, regresa a la escritura con Puro
cuento y esta vez comenta la colección de relatos Julio Llamazares, también
periodista, y autor plural. El narrador señala dos claves sugerentes en estos
cuentos: la condición insular de la escritora y el sentido de las palabras
como esencia de lo imaginario, ese espacio también presente en la bitácora personal
“La isla de san Borondón”, sustantivo de
geografía intermitente, ubicado entre la realidad y el sueño.
El título se presta a una semántica
interpretativa: la voz narrativa vela lo real para dejar paso sin más al cauce
suelto de lo fantasioso; o, y es una posibilidad no desdeñable, la escritora se
empeña en precisar la naturaleza general de sus cuentos que son sin más
ejercicios de ficción enunciativa, no disimulados episodios biográficos, o
prosas líricas que enaltecen las aceras cotidianas de la realidad.
En la entrega conviven treinta y dos
relatos, algunos de los cuales son microrrelatos que apenas sobrepasan la
extensión de un párrafo. Es un número alto de piezas por los que se pone de
manifiesto la diversidad y una convivencia de atmósferas y
personajes que confirman la vitalidad del cuento en esta práctica escritural. Los relatos iniciales aparecen tendidos al
sol del realismo y se deshilvanando con la voz de un narrador
omnisciente o de un nosotros oral. El argumento sale de su refugio para
capturar al lector con su discurso hilvanado y natural que espera a dar el
último paso en el cierre; lo aparente es solo una manera de
cerrar los ojos porque debajo de lo cotidiano la epidermis recubre otra
realidad.
La amenidad es manifiesta, aunque hay una
cierta inclinación a buscar personajes solitarios que sortean la fragilidad de
su destino entre el estar callado de la soledad: el extranjero, el parado de
larga duración o el recluso son roles que ponen a prueba el sesgo convivencial de un tiempo manchado por
la desconfianza y el rechazo, por la violencia y el miedo. En Puro
cuento la escritora y periodista Yolanda Delgado Batista se incorpora a los
que creen que la mínima estructura del relato descubre una realidad enriquecida
que se aliña con el onirismo y lo simbólico, que admite unos hilos de crítica
social y propone sendas abiertas para que los itinerarios de la memoria se
ensanchen con recorridos por explorar. Al cabo lo aparente no es sino el
tacto imprevisto del asombro.
Querido José Luis. Qué emoción leer una crítica sobre mi libro. Unas palabras que van directas al tuétano de lo esencial. Palabras son caricias y hoy las celebro contigo. ¡Gracias!
ResponderEliminarQuerida Yolanda, siempre es un privilegio acercarme a las costas habitables de tu amistad y de tu escritura. Muy contento de que mis palabras te causen alegría. Un abrazo.
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