Que van a dar a la mar... Tailandia, 2017 Fotografía de Rosa María Hernández |
FIDELIDAD A LA MONOTONÍA
Rezuma la nostalgia e importuna el regreso.
Hay que volver a casa,
a que otra vez despliegue la rutina
su ajada vestimenta y nos acoja.
La casa es un planeta a tu medida
-un verso semejante describió otro regreso...-
y sus muros preservan
el oro sobrio de lo cotidiano
cuya renta permite vivir con cierta holgura
y a menudo con gozo.
A la llegada, como un feliz presagio,
el sendero olía a lluvia
y un renacido sol oreaba el tejado.
(De Población activa, Gijón 1993)
No te vayas,
ResponderEliminarquédate,
que ya estamos de vuelta de todo
y esta casa es nuestro modo
de ser.
Tantas charlas, tanta vida,
tanto anochecer con olor a comida
son una eternidad familiar
que en un solo día no puede cambiar.
Y afuera llora la ciudad
tanta soledad.
Estos muros, estas puertas,
no son de mentiras, son el alma nuestra,
barco quieto, morada interior
que viviendo hicimos, igual que el amor.
Y afuera llora la ciudad
tanta soledad.
Un abrazo y enhorabuena por el poema.
EliminarLa nostalgia del regreso aunque sea temporal. Nostalgia de la tierra que, como me dijo un poeta amigo, es la sangre. Nostalgia de los amigos, de la familia...
ResponderEliminarAl final el día a día es una nube de nostalgias plagada de rutinas.
Feliz miércoles, José Luis, hermoso poema. Abrazos desde el sur.
Hola Loli, qué grata sorpresa encontrar tus palabras de nuevo; ya sabes que toca regresar a la monotonía de lo laborable. Así que de nuevo entre libros y apuntes. Que los reyes magos sean generosos contigo y que te traigan un tiempo nuevo de sueños cumplidos.
EliminarLos presagios en el regreso, siempre están acompañados de sensaciones que brillan en el momento común donde se vinculan la nostalgia por lo vivido y la seguridad por el regreso. No he dejado ni un solo día de pasear por tus puentes, aunque no haya dejado las miguitas. Un abrazo enorme, José Luis.
ResponderEliminarLo sé, María, tu estar aquí forma parte de la identidad de estos puentes, así que no necesitas dejar miguitas porque el ser va más allá de la presencia; es un discurrir juntos, sin más. Un fuerte abrazo.
Eliminar"La casa es un planeta a tu medida" y tanto! me gusta mucho ese verso porque me parece una gran verdad José Luis. La rutina suele tener mala prensa pero creo que, descansando de ella de vez en cuando, nos permite luego tener una existencia tranquila. Delimita lo conocido, hace que podamos poner el piloto automático... esto puede ser malo si no nos permite hacer también otras cosas pero creo que en el fondo es muy necesaria. Yo soy amiga de rutinas, así que me gusta el poema.
ResponderEliminarFeliz semana!
Yo no podría vivir sin los hábitos que regulan la grisura diaria, Sandra, o mejor dicho: en ese estar hecho de incertidumbres y manías el discurrir del tiempo va anotando sus trazos con la certeza de que en ellos se dibuja nuestro rostro más verdadero. Un fuerte abrazo
EliminarAsí lo entiendo yo también José Luis.
EliminarOtro abrazo de vuelta para ti!
Una de las cualidades del sedentarismo, querida Sandra, es encontrarnos con nuestro yo perdido en el tiempo, con esos hábitos que han ido creándose en el magma incierto de los días. Por eso me gusta tanto regresar. Un fuerte abrazo.
EliminarNo creas pero a veces la monotonía es deseable
ResponderEliminarLa monotonía es deseable, Tracy, da sosiego a la respiración y a la inquietud; y deja en los senderos que recorremos siempre nuestro paso, como un rastro leve de permanencia. Abrazos
EliminarLos hábitos, la rutina, la monotonía del día a día no dejan de ser una tabla de salvación tanto como un punto de partida si estás atento a cuándo has de dar un paso adelante.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola José Manuel, muy agradecido por tu comentario y que tengas una buena noche de reyes.
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