Alud en la ruta del Cares Imagen de Diario de León |
NEVADA
En la atroz ventisca, casi desfallecido, busco resguardo tras una roca.
Frente a mí un espacio inclinado de blancura intensa, sin rasgos, sin marcas,
sin huellas. Cierro los ojos largo tiempo, casi adormecido por el alud. Tarde, junto a mí aprieta su
piel, densa, tangible, fría, un animal. Sigo con los ojos cerrados. No importa
si es oso, perro, lobo o ciervo. Allí permanecemos uno al lado del otro mientras cae
la noche y pasa la tormenta.
La compañía es refugio, camino hacia el vacío, el acto salvador que nos
anuda.
(De Cuentos diminutos)
Muy hermoso y conmovedor.
ResponderEliminarGracias por tus puentes.
Feliz jornada, José Luis.
Muy agradecido por tu lectura, Gabriela Rosas; hoy ha sido un día duro por aquí, el blog es la expresión de la noche en blanco. Me alegra que el cuentecillo te hable un poco.
EliminarConversa conmigo y me atrapa en ese acto salvador que nos anuda.
ResponderEliminarBuenas noches aquí, querida amiga, he llegado ahora de Madrid, así que solo darte las gracias con ese cansancio del día fuera con muchas horas de curso.
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