lunes, 21 de octubre de 2019

TACHADURAS

El niño de Vallecas
Ramón Gaya


TACHADURAS

Desde hace años mis horas nocturnas son una mezcla de vigilia lenta, fisiología y balance existencial fragmentario. A veces duermo.

La televisión, tras la sentencia del TS al golpismo secesionista, multiplica las imágenes de beligerancia, destrozos urbanos y enconamiento. Profunda tristeza. El fanatismo ha erosionado miles de cerebros con el espejismo de una realidad etérea, humeante, gaseosa.

Tras las algaradas vandálicas se vislumbran los relatos justificadores de secundarios que buscan realzar su populismo en el magma colectivo. En esa estética de lo inaceptable entrenadores, exfutbolistas, cantautores, raperos y artificieros profesionales que hacen del cerebro inexistencia.

Asisto a las jornadas del simposio sobre Ramón Gaya y la modernidad en el Museo del Prado. Ponencias de alta calidad reivindican el legado pictórico y literario de Ramón Gaya y su ejemplo moral. También en estos días de intemperie social  toman asiento la sabiduría y la sensatez, las pinceladas visibles de la esperanza. No está todo perdido. 


(Apuntes otoñales)





1 comentario:

  1. Así es amigo, menos mal que nos quedan referentes morales para que nos sigan ayudando a caminar. Benditos maestros y su ejemplo. Abrazos hermano 🤗!!

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