CASA
VACÍA
En
esta casa ya no vive nadie, aunque están todos los moradores que ocuparon las habitaciones. Escucho su fisiología desperdigada en pasos, susurros, toses o
gemidos. De cuando en cuando callan, como si se hubiesen mudado por unas horas
a otro lugar. Pero siempre regresan. Esta noche olvidaron cerrar la puerta de
la entrada y apagar las luces. Alguien me despertó. No supe qué decir; me
siento un extraño ocupando una casa vacía. Ellos me reconfortan y justifican mi
presencia: “alguien debe soñarlos”
(De Cuentos diminutos)
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