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ASCETISMO
Necesitaba
poco. Y lo poco que necesito, ya no lo necesito
Su proceder fue sumando
una correcta sucesión de hábitos. Limó necesidades hasta respirar un ascetismo de rostro sombrío, en el filo cortante de la renuncia, extremo. De noche no alteraba
costumbres. Cuando dormía, vencida por el cansancio, la imaginación buscaba huecos propicios. En ellos alojaba siempre el mismo sueño.
(De Cuentos diminutos)
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