Vilanos por el aire Antonio Rivero Taravillo Ediciones de la Isla de Siltolá, Aforismos Sevilla, 2017 |
ESTELAS DE VILANOS
La expresión creadora de Antonio Rivero Taravillo se concibe como una continua
indagación en los misterios del lenguaje, al margen del vehículo formal elegido. Esta senda al conocimiento, en constante evolución, convierte su escritura en un trayecto en construcción. En él se van
superponiendo géneros como la poesía, el ensayo, la traducción, la crítica, el
apunte, los artículos de prensa, la novela o la biografía. Son estrategias que alzan un cuerpo multiforme, una naturaleza corpórea que se amplía ahora con un nuevo
apéndice: el aforismo.
Vilanos por el aire acoge
su primera compilación de fragmentos. No hace falta recordar el sentido
ecléctico de cualquier entrega aforística y su tendencia a la diversidad de
intereses. Para poner cierto orden en
la forma natural de caminar por lo imprevisible, se opta por agrupar las
breverías en apartados temáticos. El primero, “Escribir” deja clara su
naturaleza metaliteraria; la escritura no es un mero taller ocupacional sino un
empeño de la voluntad porque concede una identidad singular, una ontología que se asocia a la
sensibilidad de nuestra naturaleza. Las palabras enseñan y muestran lo que
acontece. En este caso en la ciudad del libro, ese callejero
que engloba tantas variables en su devenir diario. La anotación inicial está
más cerca de la reflexión que de la economía lapidaria; sirve para tomar el
pulso de escritura a un apartado que hace de la paradoja un sígno básico. Otra
estela relevante es la ironía, un gesto que baja del púlpito el tufillo solemne
de lo literario. “Escribir” tiene un ámbito expresivo abierto; la caligrafía del poeta es expansiva y muchos aforismos hilvanan continuas reflexiones sobre el latido del poema y
su razón de ser, o sobre las sensaciones que depara la escritura en divertimentos contingentes como las erratas, el páramo creador, o dislocada sociedad literaria
siempre proclive al ajuste de cuentas con la sensatez.
El segundo epígrafe, “Lascas de realidad” se impone la presencia de lo
cotidiano. Los aforismos incluidos guardan entre sus líneas la conmoción de lo
diario que tiene una acusada tendencia al desajuste y a encadenar decepciones. La
visión social aplica descreencias y borra dogmas. Los pasos del día van dejando apariencias donde lo transitorio se refleja y engulle el perfil
frágil de nuestra identidad precaria. Edificamos sueños sobre laberintos; sobre un
acontecer incierto cuyo andamiaje no es más que sombra interior y leves andamios que sostienen las relaciones con los demás
Concluye el libro con un atinado glosario editorial. Esta versión
aforística de un María Moliner de bolsillo recrea, con la etimología de lo
cómplice, un listado de palabras de campo del escritor. Nace así
una nueva acepción que acepta de inmediato la interpretación subjetiva, siempre
menos dogmática y moldeada por la originalidad ocurrente del humor
en el tratamiento del lenguaje.
El aforismo tiene una sorprendente capacidad
de regeneración. Antonio Rivero Taravillo se incorpora a la poblada nube de
practicantes con un enfoque saludable. Lejos de lo lapidario, el autor prefiere
el tono medio de una conversación compartida entre parodia, filosofía y literatura, el aire festivo de una
víspera que deja la mirada abierta.
interesante como ves la vida de tus bellas letras
ResponderEliminarMuy amable; sabes que la escritura es una forma de mirar lo diario desde el interior. Y en ese gesto, el aforismo es un género necesario. lo constata muy bien el poeta Antonio Rivero Taravillo que llena otra página en blanco con las breverías de VILANOS POR EL AIRE. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para el día.
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