Castro de las Cogotas (Ávila) Fotografía de Rubén Sánchez |
ACERCA DEL SUEÑO
Irene
I
Qué es el sueño, preguntas,
con la abrumadora ingenuidad
de quien me presupone una respuesta.
Y yo salvo el escollo
modulando una frase convulsa
en la retórica de los desconciertos.
Te digo: el generoso don
que la fatiga obtiene de la noche,
una brizna de luz escalando la sombra,
el envés de una historia
cotidiana y absurda;
tú misma, hija mía,
cada palabra tuya, cada gesto.
No sé si el sueño
es potestad del hombre
o comparten los sueños animales y cosas.
Ignoro de igual modo qué hilo teje
su textura de seda,
qué alzada confabula
su hermética apariencia
o qué brújula guía
la estela de sus viajes.
Sé que hay sueños tristes y gozosos,
oscuros y diáfanos,
ocasionales y obsesivos;
sé también que hay sueños tan hermosos
que el tiempo los indulta y perseveran,
y no envejecen nunca.
II
Ana
Hay sueños que una noche
consumen su existencia
y otros que se prolongan con los días.
Simulan los primeros
una especie común de lepidópteros
y acaban siendo pasto
del trastero y del polvo,
como un experimento vanguardista.
Levísimos planetas alumbran los segundos,
como estrellas fugaces que convocan
múltiples y azarosas travesías.
Ante nuestra mirada sus figuras componen
un paisaje celeste,
intangible materia en sereno reposo,
donde habita la luna del deseo.
( Mapa de ruta, 2010)
Y si no fuera por los sueños (en todos sus sentidos) ¿qué sería de nosotros? ¿quién tiraría de nuestros cuerpos y nuestras realidades?...
ResponderEliminarUn placer leerte José Luis. En este día de preguntas y quién sabe aún qué respuestas.
Feliz jueves!
Mis hijas, querida Sandra, suponían que habitaban en mí todas las respuestas, como si fuesen signos escritos en mis cuadernos blancos; ahora saben que estoy lleno de incertidumbres, que yo también busco certezas entre las piedras... Gracias por estar cerquita, poeta.
EliminarLos hijos siempre pensamos que los padres tienen todas las respuestas, luego nos damos cuenta de que no, de que también quien creemos invencible y en posesión de la verdad absoluta, tiene sus dudas y sus miedos, que es humano en definitiva. Pero luego, un poco más adelante (quizás en la edad en la que yo estoy ahora) volvemos a darnos cuenta de que quizás los padres no lo sepan todo pero son buenos consejeros (les avala la experiencia) así que creo que al final "ganáis" los padres (yo no soy madre y sólo me queda mi padre, a mi madre la perdí hace ya 18 años y no hay un sólo día en que la eche de menos a ella y a todo lo que podría aconsejarme y todo lo que aún podríamos compartir).
EliminarTus hijas son unas afortunadas y estoy segura de que lo saben, José Luis.
:)
Eres una optimista, Sandra, así que solo queda darte las gracias; lo cotidiano necesita gente como tú; hay demasiados ojos empeñados en propagar las sombras. Un fuerte abrazo.
Eliminar¿Alguna certeza? Yo abusco todas las respuestas en mi padre, solo porque es mi cable a tierra y por padre. Supongo es lo natural
ResponderEliminarHola poeta, me alegra verte en los mismos escenarios afectivos que habitan mis hijas; es una alegría tu calidez. Te escribo ahora mismo.
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