La piel y su memoria Rosario Troncoso Edición de Gabriel Viñals Colección Poética y Peatonal www.ejemplarunico.com Alzira, Valencia, 2018 |
EPIDERMIS Y
TIEMPO
Rosario Troncoso (Cádiz, 1978) es un solvente activo literario que prodiga
aportaciones en la dirección editorial de Takara, en la coordinación de la
revista El Ático de los gatos y en un
quehacer creador que jalona entregas poéticas con un empeño regular y cercano. Es autora de los poemarios Huir de los domingos, Delirios y mareas, Juguetes de dios, El eje imaginario, Fondo de armario, Transparente y Nuestra orilla más salvaje, con una amplia muestra de su obra en revistas y antologías, como la recientemente editada, Eternidad provisional, en Wasabi. Ahora ve la luz La piel y su memoria,
en la colección Poética y peatonal, con una edición mínima. Sale acompañada de
veinticinco obras pictóricas originales, firmadas por el artista plástico y
editor Gabriel Viñals, sobre el efímero soporte de una prenda de vestir. Como
escribe en su dedicatoria, con maravilloso trazo, la poeta, Gabriel
Viñals “da color a las palabras del ensueño”.
Tan original esfuerzo para destinatarios privilegiados, no olvida el
elemento central del poemario: los textos, veinticinco poemas que constituyen
una muestra actualizada y confidencial de quien percibe en la palabra poética
un enlace luminoso que avanza por el itinerario biográfico. No digo que el
poema sea un acta notarial de las vivencias diarias, sino que en los límites
difusos del poema se integran las sensaciones y actitudes reflexivas de un
sujeto lírico trasmutado en personaje, pero con el innegable aire de familia de
su autora.
El yo real está sometido a un temporalismo erosivo y así se manifiesta
en su epidermis que se va convirtiendo en un certero mapa de erosiones y
huellas. Lo recuerda el título que agrupa estos poemas, La piel y su memoria, y lo corroboran
las precisas citas de Jorge Riechmann y Harold Norse que asocian existencia y
consumación; y así se escucha en el rumor sosegado de los versos que exploran lo
diario.
Nada se escucha más que la voz interior, esas sílabas que abren la
puerta al miedo, la tristeza, el azar del discurrir o la ternura. Sus trazos se
escriben inadvertidos y rápidos, como si fuesen mínimas estelas que no tardarán
en borrarse.
Mucha poesía de Rosario Troncoso tiene un trasfondo autobiográfico.
Habla de la niñez como paraíso perdido en el bosque oscuro del devenir, de la
educación sentimental, de los fantasmas oníricos que cruzan por nuestra
conciencia y salvan a lo diario de la monotonía y de esa erosión que acecha las
pisadas del intimismo, como si las vivencias fuesen una secuencia reiterada que
camina sin remisión hacia un espacio vacío. Los versos arrastran una notable
carga emocional porque son reflexiones sobre el sinsentido de nuestros actos:
“Ya deshabitados, somos almas fronterizas, leve hilo / de luz y de agua.
Pétalos dispersos / en lluvia y precipicio.”
La escritura se convierte a menudo en un acto de fe, habla de un pasado
que no existe o de un tiempo sin desgarros donde las formas cobijaban como
claros refugios con luz. Ahora todo se ha desvanecido en la memoria y solo
aguarda la amanecida una extraña Penélope, que se cobija tras unas gafas
oscuras. Se ha cansado de hilar y ya es una costumbre no esperar nada. Llega la
conciencia de lo efímero, esa fragilidad que contiene el ala de los pájaros.
La particular geografía poética de La
piel y su memoria nos deja los pasos afectivos del discurrir biográfico,
una senda repleta de diagonales e incertidumbres. Así se completa un camino
transitado por los sentimientos en el que se encuentran las líneas de fuerza del
ser; esas ideas, vivencias y palabras que generan las constantes vitales y nos pertenecen a todos.
Almas fronterizas, poesía fronteriza, tanto como suele ocurrir con la buena música. Camino certero, andaremos al tanto. Gracias amigo por la información. Salud y buen día!!
ResponderEliminarQuerido Luis, una de las incidencias más hermosas que acompaña el quehacer literario es la posibilidad de conocer a gente con una sensibilidad especial, y es el caso de Rosario Troncoso; su belleza y su lucidez caminan juntas y es una persona tan generosa que ha creado una editorial, Takara, una revista, El Ático de los gatos, y una continua gestión cultural; dedica mucho tiempo a los demás. Gente así siempre merece la pena. Un fuerte abrazo.
EliminarHabrá que seguir tus consejos. Abrazos
ResponderEliminarHabrá que seguir en contacto, poeta, que ya sabes que el llano literario es inagotable y tiene múltiples espacios que merecen la pena. No es extraño que Jorge Luis Borges se imaginara el paraíso como una biblioteca. Abrazos.
Eliminar¡Qué maravilla! Mil gracias, mi querido poeta. Un enorme abrazo, amigo.
ResponderEliminarHola,buen día ¿Alguien que pudiera asesorarme de favor con un sitio donde sea posible adquirir el libro "la piel y su memoria"? Quedo atenta :)
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