Vecindario (Calle de Bangkot, Tailandia, 2016) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
APARICIONES
Como si necesitase propagar las nociones del miedo, su extraña imagen regresa de improviso. Recuerda un destello diluido que pierde intensidad. Hay en su gesto un estar apocado. Conjetura que su compañía no cultiva perplejidad sino caricias. Adivina mis ojos; sabe que estoy en
ese tiempo donde los fantasmas no son pesadilla sino vecindario.
(De Cuentos diminutos)
Me encanta esa imagen de fantasmas cercanos formando parte del vecindario Jose Luis, ojalá pudiéramos verlos así a menudo, formando parte física, nuevamente, de nuestra vida.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu cuento.
Un abrazo!
Muchas gracias por tu apoyo continuo a mi escritura, ya sabes que soy un poco maniático de la forma breve, de esa economía verbal que busca silencio. Un abrazo agradecido.
EliminarUn final redondo.
ResponderEliminarCreo que el cierre deja en el lector la sensación de cercanía y trayecto cumplido, así que hay que descubrirlo con empeño. Un abrazo fuerte.
EliminarMe gusta esa cercanía y afecto de lo intangible, el miedo se disipa.
ResponderEliminarPor esa vecindad cómplice. Buen microrrelato. Un abrazo, José Luis.
Querida amiga, un abrazo grande y muy agradecido por tu apoyo continuo a mi escritura. Seguimos en contacto.
ResponderEliminar