El lugar justo Imagen de revista EL MUEBLE |
EXTRAVÍOS
Uno de los hábitos más detestables que practico con alevosa continuidad
es el extravío. Cada jornada pierdo llaves, cartera, ilusiones, amigos… A veces
hay suerte y consigo recuperar lo extraviado. Otras, solo recupero el malhumor
erosivo que me produce una práctica desaforada.
La última pérdida es una mochila de cuero. En ella tenía un cuadernillo blanco, dos de mis bolígrafos preferidos, el cargador del móvil y un libro dedicado. Ignoro cuándo se diluyó. Recuerdo que pagué el taxi, caminé hasta casa y abrí la puerta. Así que tenía las llaves. Menos mal. Tampoco sé cuándo fui consciente de la pérdida. Así que he decidido desaparecer para que no se repitan más los extravíos. Por mis bolígrafos, que tantas dudas anotaron con fidelidad irreprochable; por mi cuaderno blanco que esperó con paciencia de monje zen algún verso aceptable; por la cordial dedicatoria del libro, que exigía una lectura atenta y emotiva.
Con una mochila nueva, repleta de vacío, me encuentro en paradero desconocido. Ni siquiera el extravío sabe dónde estoy.
La última pérdida es una mochila de cuero. En ella tenía un cuadernillo blanco, dos de mis bolígrafos preferidos, el cargador del móvil y un libro dedicado. Ignoro cuándo se diluyó. Recuerdo que pagué el taxi, caminé hasta casa y abrí la puerta. Así que tenía las llaves. Menos mal. Tampoco sé cuándo fui consciente de la pérdida. Así que he decidido desaparecer para que no se repitan más los extravíos. Por mis bolígrafos, que tantas dudas anotaron con fidelidad irreprochable; por mi cuaderno blanco que esperó con paciencia de monje zen algún verso aceptable; por la cordial dedicatoria del libro, que exigía una lectura atenta y emotiva.
Con una mochila nueva, repleta de vacío, me encuentro en paradero desconocido. Ni siquiera el extravío sabe dónde estoy.
(De Cuentos diminutos)
Perderse como solución puede estar bien un tiempo, pero, al final, todos llenamos la mochila de cosas nuevas. La ilusión es nuestra naturaleza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un fuerte abrazo agradecido por tu reflexión; el cuentecillo invita al optimismo, a ese propósito de quien se pierde de comenzar el día buscándose. Feliz jornada.
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