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El arte de convivir
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AMANECIDA
No os dejéis seducir:
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay un viento nocturno:
no vendrá otra mañana
BERTOLT BRECHT
Las páginas del diario gustan de la literatura
de interiores. Así que acepto que el impulso de escribir estas líneas no nace
de la literatura sino de la historia; soy un ciudadano en la calle, con
conciencia social, un testigo de un tiempo colectivo repleto de frustración y melancolía, de
palpable desnorte. Por eso quiero dejar clara mi versión sobre un presente de
barricadas y barbarie.
Sorprende que los políticos que
amparan la barbarie casposa e incendiaria no hayan leído la Constitución y no
sepan que el artículo veinte, en todos sus apartados garantiza la libertad de
expresión y de pensamiento. Y naturalmente es el poder judicial quien debe
velar para que sus manifestaciones se cumplan en un marco de respeto,
pluralidad y convivencia, como sucede con el rapero anarquista encarcelado.
Ninguna constitución de Europa,
ni de países plenamente democráticos como Nueva Zelanda, Australia, Canadá o
Japón ampara el enaltecimiento del terrorismo, las amenazas de muerte, la
incitación al vandalismo y el desprecio a las instituciones básicas del estado.
No se encierra a quien manifiesta sus ideas sino a quien dinamita la
convivencia
con conductas agresivas, asociales, chabacanas y violentas, que soliviantan el derecho al honor y la
libertad personal
Parece que doscientos
intelectuales muestran su pedigrí democrático apoyando al supuesto artista; o
no han leído sus letras o no han leído la constitución, o no han leído ninguna
de las dos cosas. Porque el reclamo de apoyar una buena causa como la libertad de expresión -¿Quién no apoyaría este derecho?- simplemente es un
cebo para incordiar la convivencia democrática, siempre digna de mejor causa y
de más sólida masa intelectiva.
Las pérdidas económicas del patrimonio
urbano las pagamos todos, salvo el activismo decrépito de quien no tiene nada
que perder. La razón nunca decepciona. Aporta un futuro común y es el arranque
de un tiempo habitable y sin adoquines. El civismo y la convivencia suponen
estímulos esenciales para salir del letargo económico.
La manipulación ideológica confunde voluntades
y alienta extremismos radicales de izquierda y derechas que suelen comer en el
mismo plato, ante el desconcierto del yo contemporáneo, incapaz de distinguir
entre la libertad de expresión y la barbarie.
Artículo 20 de
la Constitución
Española:
1. Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y
opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de
reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y
técnica.
c) A la libertad de cátedra.
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por
cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de
conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante
ningún tipo de censura previa.
3. La ley regulará la organización y el control parlamentario de los
medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente
público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y
políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las
diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos
reconocidos en este Título,
en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el
derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la
juventud y de la infancia.
5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y
otros medios de información en virtud de resolución judicial.
Muy valiente y necesario. Un abrazo.
ResponderEliminarNinguna valentía, querida amiga, solo un poco de sensatez y abrazo a la conciencia social de un país herido por la intemperie. Feliz jornada.
EliminarCada vez que sale un perroflauta, la sociedad española, alentada por el político de turno, se cuestiona la libertad democrática. Político que, por cierto, está ahí gracias a dicha libertad.
ResponderEliminarGracias por poner un poco de orden.
Un abrazo.
Un saludo cordial, querido amigo, en un tiempo tan complejo, donde la convivencia necesita más paso solidario, más tolerancia, más sensatez. Fuerte abrazo agradecido.
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