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Sueño intacto Imagen de internet |
EN TORNO AL CUERPO
Ser poeta hasta el punto de dejar de serlo
CÉSAR VALLEJO
El deseo, esa moneda que se lanza al aire y permanece
flotando.
La voz dubitativa del pudor suena a invierno; escarcha la
piel.
Si te miro, la pupila es incisión, herida.
Persuasión pedagógica de la paciencia; solipsismo solo
atento al temblor sigiloso de
los astros.
Siempre en la mano, la pequeña magia del final.
Hay cuerpos que consiguen poner la noche en claro.
Esa parte de ti dispuesta a compensar la inoperancia cromática
del día laborable.
El vaivén tranquilo del mar del tiempo intenta desmentir que
soy un náufrago.
Mientras duermes
el
misterio de la insinuación, el no sé qué que queda balbuciendo.
(Celebración de la primavera)
Tajantes estos aforismos para reflexionar, querido José Luis.
ResponderEliminarQué alegría tu regreso a estos puentes de papel, querido David; son un pleno homenaje a la belleza, a esa razón de vida y tacto fuerte que deja entre las manos la belleza. Mil gracias por tu amistad.
ResponderEliminarEn ocasiones, hay que sacar la falta de tiempo de donde sea para leer escritos magistrales como los tuyos, maestro. Gracias a ti por tenderme tu amistad en el otro extremo del puente.
EliminarSolo un ruego, que la lectura nunca sea obligación sino afecto, que sigamos construyendo estos puentes de amistad y alegría.
EliminarQué hermosos y contundentes aforismos.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, poeta!
Muchísimas gracias por tu lectura, querida poeta; recuerda aquellos versos de RilKe: detrás del lenguaje está lo indecible; y así sucede en la casa de mi soledad donde el deseo pone luz y abrigo, convulsiona la sombra.
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