La Rosaleda, Parque del Retiro (Madrid) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
OFICIOS ARTESANOS
Para mis hijas, Irene y Ana
Hasta que duerme el sol crepuscular
hago trabajos de jardinería.
Actos neutros, sencillos, repetidos:
corto el césped,
repueblo los parterres,
igualo la arizónica
y aplico la manguera unos minutos.
El tapiz verde se revitaliza.
Así el poema; palabras de labor
que me demandan
el respirar profundo
del oficio artesano.
Ninguna parte, La Isla de Siltolá
Sevilla, 2013
El poeta labra palabras que nacen de su interior, las convierte en vergeles de versos que llegan a los sentidos del lector que los hace suyos. Abrazos José Luis.
ResponderEliminarNo sabes la alegría que me causa encontrar de nuevo tus palabras aquí. Tienes razón, el paralelismo entre el cultivo y la escritura es un hecho tangible. Detesto eso que los románticos llaman inspiración, asociado a un estado de bobería espiritual. Creo en la lectura y en el trabajo; el oficio artesano. Un abrazo fuerte.
EliminarPrecioso, José Luis. Escribir es adentrarse en el jardín de las letras , cuidarlo, abonarlo y recoger ramos de flores que convertimos en versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bonita también la foto, con tus inseparables libros, cuaderno y bolígrafo....¡Y tu sonrisa!
Querida Fanny, en los últimos meses has convertido tu palabra en una continua expresión de ánimo y en un impulso claro a la escritura. Madrid está de fiesta. El Retiro es un parque mágico que compagina libros y árboles; así que es un buen sitio para habitar el tiempo. Un abrazo.
EliminarUna muy acertada comparación.
ResponderEliminarEs una defensa de la razón y del sentimiento en la escritura del poema; siempre veo detrás de cada libro un obsesivo trabajo de siembra y poda que nada tiene que ver con lo gratuito del azar. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tus palabras.
EliminarCultivar poemas con la misma dedicación con que el jardinero cultiva rosas. Y aspirar el perfume. Saludos,
ResponderEliminarAsí es, querida Susana, y con el equilibrio sencilo de un haiku que habla de tiempo y permanencia al mismo tiempo. Un abrazo grande y mi gratitud por tu comentario.
EliminarTextos como este, como los restantes de Ninguna parte, trotan por estanterías, sillones y encimeras de mi casa desde que me hice con ellos. Llevan un prólogo personal donde aún palpita un abrazo.
ResponderEliminarPues eso, abrazos, siempre
Fue un gratísimo asunto encontrarte en la Casa del Libro; es verdad que los poemarios transitan por su cuenta, previa convocatoria del lector, pero los afectos necesitan espacios compartidos. Y siempre es muy provechoso poder mezclar en el tiempo vida y literatura. Un fuerte abrazo.
EliminarNacemos como las flores, abiéndose poco a poco los capullos. Morimos y ellas nos acompañan y mueren sobre nuestras tumbas. De ese modo nos acompañan los versos, a los que algunos cultivan, otros disfrutan. Vida, naturaleza y literatura.
ResponderEliminarCasi parece un aforismo: vida, naturaleza y literatura; por lo menos es una ruta para seguir en compañía. Un abrazo cordial.
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