Más de mil vidas Antonio Moreno Editorial Renacimiento Sevilla, 2018 |
IMPRESIONES
Si hubiese que definir al vuelo el arte poética del tiempo digital,
sería insoslayable comentar la eclosión de las formas breves. El cultivo del
aforismo en los últimos años muestra un vitalismo inusual, y lo mismo sucede
con la estrategia expresiva del haiku, una estrofa activa que se ha liberado en su empleo de los caracteres canónicos del origen foráneo. La actual etapa creativa
de Antonio Moreno (Alicante, 1964) ha optado por esta forma de versificación y
entregó en 2016 el libro Unos días de
invierno, un poemario escrito en un estado perceptivo insólito, según
manifiesta el escritor en nota epilogal.
Más de mil vidas incrementa la
multiplicación de panes y peces en torno al haiku, La sensibilidad se despliega
ecléctica y esencial y da vida a un haiku que es sutileza, un mirador que usa
el lenguaje con rigor extremo. En él todo es depuración y voluntad de forma. El
sujeto elimina distancias entre ámbito reflexivo y espacio entornal y ambos
aportan fragmentos que se suman en un todo orgánico. Se logra así una pautada
interpretación de lo diverso.
Es sabido que Antonio Moreno tiene en su amplio recorrido literario un
nítido sello meditativo en el que la naturaleza ocupa un núcleo vinculante con
su palabra. Así mismo, la existencia deviene círculo paradójico donde marcar esas huellas propias que constituyen ensamblajes de asombro y rutina:
“Más de mil vidas / las de quien anda y lleva / su afecto al alba”
En los puntos de luz de la contemplación se hacen presentes, como señales
de lo transitorio, elementos naturales que de pronto adquieren un perfil
relevante, que anula el palpitar ensimismado del sujeto: “Entre mis dedos / a
punto de soltarlo, / el saltamontes”, “Lo inescrutable: / las agujas de pino /
que el pie contempla.”, “Pasa una mosca / junto al perro que muerde / de golpe
el aire”. La percepción abre un proceso
cognitivo que humaniza el entorno; nada resulta ajeno. El yo se integra en el
decurso de un ciclo vital que remoza los límites de lo real porque suscita
respuestas sensoriales y estímulos del pensamiento.
Salir
al día es dejar que emprenda senda la conciencia y que experimente en sus
incertidumbres que lo transitorio es un don que da voz y sentido al estar:
“Todas las formas / -oh flor, fruto,
semillas- / donde está mi alma”, “Feliz quien ve / la ondulación del trigo / y
da las gracias”, “Cómo enraíza / saber que cada piedra / también me escucha”.
Como sucede en magisterios vertebradores como Francisco Brines o Eloy
Sánchez Rosillo, Antonio Moreno es un poeta del tiempo. Sus haikus capturan
secuencias marcadas por lo sucesivo: “Después de todo / quedará el mismo mar /
para otros ojos”. Dejan impresiones de un trayecto que parece a punto de
desvanecerse, pero cuyas brasas calientan a diario el fervor existencial. Son
humildes briznas, relieves que moldean una perspectiva moral. Invitan a cantan
el valor de lo humilde, ese legado inadvertido, complejo y simple, que rebrota
a diario para el canto: “Por la rendija / el mar, la luz del mundo, / alguien
que pasa”.
Cuánta presencia elegante de lo sencillo! Nada como dar cuenta de lo natural y cercano con palabras cotidianas. Mucha sugerencia, tanta como tu análisis, José Luis. Enhorabuena para ambos, poeta y degustador. Buen día amigo!!
ResponderEliminarGracias querido Luis; algunos amigos han percibido en las últimas entradas una sensación de soledad y desvalimiento, y quiero borrar esa piel de inmediato. Así que hoy traigo a la lectura un libro optimista y celebratorio, que engarza la sensibilidad del haiku con el disfrute de los reflejos diarios... Muchas razones para ser feliz; tu amistad, por ejemplo. Un fuerte abrazo, querido poeta.
EliminarAntonio Moreno es un gran poeta. La reseña es estupenda para abrir el apetito del lector y que se acerque a este libro que he tenido el placer de leer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tu amistad, poeta, y muchas gracias también por tu paciencia; Juan Ramón Jiménez no me ha dejado ocuparme de los últimos libros que me han llegado... Mis disculpas y mi amistad agradecida por tu lectura.
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