sábado, 1 de diciembre de 2018

WISLAWA SZYMBORSKA. PREGUNTAS

Wislawa Szymborska
Fotografía de
Pictura-alliance/dpa


ESA MANERA DE DECIR NO SÉ

¿Cómo vivir? me preguntó alguin en una carta,
yo le iba a preguntar lo mismo

W. S

   La sencillez biográfica de Wislawa Szimborska (Prowent, actual Kórnik, 1923-Cracovia, 2012)  solidificó el mapa literario polaco actual al conseguir en 1996 el Premio Nobel de Literatura. Fue una contingencia que denominó, con resignada ironía, “La catástrofe de Estocolmo” por la drástica mutación de un discurrir vital, cuyos parámetros básicos eran la independencia de pensamiento y la defensa de la otredad del yo frente al gregarismo. Toda la crítica focalizó un proceso creativo marcado por la voz lírica, el ensayo y la traducción.
   Desde su niñez, ligó su destino personal a la ciudad de Cracovia, donde se instaló con su familia a los ocho años de edad; allí emprendió su formación en la escuela primaria Jozef Joteyko, cursa Secundaria y finaliza los estudios de Bachillerato en plena guerra mundial y comienza a trabajar para evitar la deportación. Más tarde, estudia filología polaca y sociología, peo no concluirá ambas carreras universitarias. Comienza a trabajar como secretaria de redacción y se casa con el escritor Adam Wlodek. En el ambiente intelectual de la casa de Escritores de Cracovia se afilia al partido Obrero Unificado Polaco e impulsa una obra poética cuya primera entrega aparece en 1952; es un conjunto textual marcado por el realismo socialista y sería repudiado después por pertenecer a un periodo de formación y tanteo en el que también incluye la salida Preguntas a mí misma (1954). El balanceo pendular de vivencias y el trasfondo histórico que contextualiza las etapas personales se reconstruye en la biografía Trastos, recuerdos. Una biografía de Wislawa Szimborska (Pre-Textos, 2015), preparado por Anna Bikont y Joanna Szczesna, donde emerge una voz testimonial que encuentra en las palabras un muro firme donde asentar esperanzas y sueños.
   El compromiso ideológico con el comunismo de la época juvenil adquiere con los años un epitelio crítico que le lleva a adoptar posturas confrontadas y de comprensión hacia los disidentes. Tras la revolución húngara de 1956, un movimiento revolucionario espontáneo contra el totalitarismo stalinista, aplastado por el ejército ruso borrando cualquier oposición política, la conciencia crítica se acrecentó y el conocimiento de la realidad europea en sus primeros viajes borra dogmas de su ideario personal. Era un error que había contaminado los libros iniciales dando pie a un incesante diálogo dialéctico. En 1966, cuando abandona el partido escribe: “cada sujeto tiene la obligación de pensar por sí mismo”
   Su poesía está marcada por el pacto autobiográfico y por enunciados comunicativos que sortean disertaciones teóricas. Así lo exponía en su discurso de recepción del Premio Nobel: “El poeta contemporáneo es escéptico y desconfía incluso –o más bien principalmente- de sí mismo. Con desgano confiesa públicamente que es poeta –como si se tratara de algo vergonzoso En estos tiempos bulliciosos es más fácil que admitamos vicios propios, con tal de causar efectos fuertes; mucho más difícil es reconocer las virtudes, ya que están escondidas más profundamente, y hasta uno mismo no cree tanto en ellas “. La argumentación quitaba el monopolio de la inspiración enajenada a los poetas y hacía de la misma un impulso de la voluntad entendido como amor al trabajo bien hecho, al espíritu inquieto que propicia una búsqueda constante.
   En 2015 la editorial Nórdica saca a la luz la antología Saltaré sobre el fuego, una muestra ilustrada por Kike de la Rubia, que aglutina treinta y cuatro composiciones donde adquieren voz las preocupaciones esenciales de una poesía cálida y humanista, expresada desde el coloquialismo. Los textos pertenecen al periodo de escritura que enmarcan las entregas Llamando al Yeti, Sal, Mil alegrías-un encanto, Si acaso, El gran número, Gente en el puente  y Fin y principio (1993). Un periodo creador de treinta y seis años que constituye el encuentro y la consolidación de un lenguaje interiorizado, en el que emerge la pasión y el misterio de lo cotidiano ante la descarnada realidad.
   La ascensión propiciada por el Premio Nobel abre un segundo tramo lírico compuesto por los títulos Instante (2002), primer libro tras la consagración popular, que dibuja una estela afectiva en el imaginario colectivo que abre paso a Dos puntos y al último trabajo en vida Aquí, editado en 2009. un poemario traducido por Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano incluido en el imprescindible catálogo de la editorial Bartleby.
   El preciso enunciado, Aquí, sugiere inmediatez y refugio próximo; son cualidades que la poeta hace suyas desde la amanecida de su quehacer porque todos los textos se formulan en un tono intimista, como quien comparte un pormenor vivencial, o define pensamientos al alcance de cualquier usuario, sin el clasicismo elitista de la reflexión filosófica y sin la formulación calculada del lenguaje científico.
   El devenir concede los instrumentos necesarios para entender lo que nos rodea, ya sea un asunto doméstico o las características generales de nuestro planeta: “La vida en la tierra sale bastante barata. / Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo. / Por las ilusiones, sólo cuando se pierden. / Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo. “
   El sistema de ideas parece haber sido dictado para vivir sin pretensiones, como si el mensaje directo, nítido y certero sortease cualquier circunloquio y eligiera siempre la línea recta. Tan escueto aderezo nos convence de inmediato de su pertinencia y además nos asegura que lo genial pertenece a otra voz y que quien nos habla tiene las mismas limitaciones que tenemos nosotros y el mismo riesgo de que una buena razón se vaya diluyendo sin remedio por nuestra pereza.
   Los poemas de Wislawa Szymborska dejan sitio a una amplia gama de recursos expresivos, como la personificación o el desdoblamiento de la identidad y nada le es ajeno. Despierta, por ejemplo, una complicidad inmediata su incursión en el microcosmos, ese mundo invisible que pudiera tener su peculiar sociedad organizativa y que en su mínima existencia es capaz de condicionar múltiples existencias de seres superiores. Los misterios de lo cotidiano son tratados desde el coloquialismo y la sencillez; sólo así se plasman en sus versos un pensamiento firme y un verso inolvidable.

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