Cuatro por cuatro Noelia Vicente Selfa Collage de portada: Yolanda Parra Montolío Editorial Olé Libros Colección Relato Valencia, 2021 |
LA PIEL DEL EXISTIR
Ahora entrega, con llamativo collage de cubierta realizado por Yolanda Parra Montolío, de la mano de la editorial valenciana Olé Libros, Cuatro por cuatro, una compilación de catorce textos narrativos, de dimensión variable, que comparte como clave central la división de cada relato en cuatro secuencias autónomas. La autora añade una emotiva reflexión final que postula agradecimientos personales a quienes han alentado el proceso creador, con sus sugerencias y afectos, en este tiempo pandémico.
Noelia Vicente Selfa opta por extraer sus tramas narrativas de las sensaciones de intimismo y emotividad que se expanden en los pasos cotidianos. En este deambular entre sombras y perplejidades, el sujeto se empeña en la tarea dual de conocer al otro y conocerse; en sembrar interrogantes de compleja respuesta sobre la existencia. Tiende puentes de adaptación a la realidad y focaliza una experiencia vital que tiene la intangible naturaleza de los espejismos; un relato múltiple que impulsa la capacidad de conmover el epitelio sentimental.
Las propuestas escriturales de Cuatro por cuatro comienzan con “Noches de insomnio”. Es un ejemplo claro del estilo personal de la autora, incardinado en un lenguaje directo, coloquial, muy cuidado en su expresión y con un ritmo evocativo sostenido, donde el sujeto verbal habla en primera persona resaltando el verismo de lo que se cuenta y su dimensión supuestamente real. En el cuento de partida, la atracción amorosa está presente y enmarca todo el fluir de la conciencia en un largo soliloquio de afirmación sentimental en el que se entrelazan realidad y ficción.
Cada relato impone su estrategia. El titulado “Frente al espejo” multiplica los protagonistas en similares situaciones domésticas en torno a la capacidad del espejo de generar una identidad. La imagen reflejada en la lisura nutre el empeño de quien se mira en su oquedad para enfrentarse a su propio perfil interior, ya sea físico o moral, como esa observación a escondidas de Lucía, protagonista de la segunda secuencia textual, del rostro deforme de la corrupción.
Las narraciones aportan escenarios realistas, donde busca su marco de representación una coreografía de secundarios, con existencias dispares y con percepciones subjetivas y disímiles del discurrir temporal. Frente a un semáforo en rojo, se puede vivir una interminable sensación de quietud, como si el reloj hubiera anulado su transitar de agujas; o percibir que esta pausa es un lapso de tiempo que sirve de bálsamo a las heridas de lo cotidiano; otras veces, es inspiración creadora para capturar sensaciones de miedo, desnorte, soledad y frío.
Sobre el decurso temporal incide el relato “Estaciones”, que abre ventanas a ese horizonte de circunstancias individuales, de los que se incorporan a las tareas laborales y a esos paisajes urbanos de cada día en los que habita lo inesperado. Sorprende por su sencillez narrativa y el cálido impacto argumental de la música el relato “Poetas del tango” que da esa imagen de desvalimiento y soledad del yo consigo mismo, mientras suena los acordes de la memoria se posan en la ventana, perdidos acaso en la contemplación de las inclemencias del tiempo.
Natalia Vicente Selfa en Cuatro por cuatro añade a sus hábitos narrativos el territorio de la memoria, esa sensación de estar recuperando algún ángulo muerto de la propia autobiografía, como si los sueños fundieran fantasía y cotidianidad. Encuentros donde los protagonistas recuperan vivencias en el moroso deambular del tiempo. Secuencias del existir en las que se diluyen amores, ilusiones y sueños, esas cicatrices que se marcan en la piel del corazón. Acierta la escritora en el tono coloquial del enunciado narrativo, la cercanía de los personajes y la definición de identidades mediante el viaje introspectivo y el análisis del fluir de la conciencia. Una tarea hecha de luces y sombras, que sortea renuncias y deja suelto ese hilo invisible que enlaza realidad e imaginación en los veneros argumentales. La vida nunca economiza esfuerzos; es una habitación con vistas, donde lo imposible lucha por formar parte de lo posible.
JOSÉ LUIS MORANTE
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